los brazos libres y, mientras intentaba soltarse las piernas dando patadas al contrincante, consiguio meter la mano dentro de la chaqueta. El pataleo estaba teniendo resultados y sintio que acerto en la cara de Lavik. De pronto tenia las dos piernas libres. Se levanto y se dirigio dando tumbos hacia el boscaje veinte metros mas alla. A sus espaldas oyo un berrido y se giro, completamente asustado.
El fiscal adjunto Hakon Sand y la subcomisaria Hanne Wilhelmsen llegaron justo a tiempo para ver a un hombre vestido de cazador, con una llave inglesa en la mano, abalanzandose sobre otro que ofrecia un aspecto mas urbano. Impotentes se quedaron mirando con la respiracion entrecortada.
– ?Detente! -chillo Wilhelmsen en un vano intento de evitar la catastrofe, pero el cazador no se dio por aludido.
Distaban solo tres metros cuando resono el disparo. No sono muy fuerte, sino breve, violento, y muy, muy nitido. La cara del hombre vestido con traje de cazador adquirio una curiosa expresion perfectamente perceptible a la luz de las llamas; dio la impresion de que le hacia gracia alguna travesura infantil que no acababa de creerse. La boca, que durante la carrera habia permanecido abierta de par en par, se cerro en una leve sonrisa antes de dejar caer la herramienta y los brazos, luego se miro el pecho y se derrumbo.
Strup se giro hacia los dos policias y arrojo la pistola al suelo, en un gesto abierto y tranquilizador.
– Ella sigue dentro -grito senalando la cabana en llamas.
Hakon no penso en nada. Se lanzo hacia la puerta de la terraza y, sin siquiera oir los gritos de advertencia de los otros dos, entro en la habitacion ardiendo. Iba tan deprisa que no consiguio parar hasta que estaba en medio del salon en donde, por ahora, solo ardia la punta de una alfombra. El calor era tan intenso que sintio como la piel de la cara empezaba a tensarse.
Era ligera como una pluma, o tal vez el era tan fuerte como un toro. No le llevo mas que unos segundos subirla sobre sus hombros, al modo en que lo hacen los bomberos de verdad. En el momento en que se giro para volver por donde habia venido, resono la explosion, fue un estallido ensordecedor. Las ventanas panoramicas habian hecho lo que habian podido para resistirse al calor, pero al final habian tenido que rendirse. La potencia de la corriente proveniente del exterior hizo que el estruendo de las llamas se volviera casi insoportable; no habia manera de salir de alli, al menos por ese lado. Se giro despacio, como un helicoptero, con Karen como malograda helice muerta. El calor y el humo le dificultaban la vision. La escalera estaba ardiendo.
Pero ?quiza no con tanta fuerza como el resto? No tenia eleccion. Inspiro profundamente, pero solo consiguio provocarse un ataque de tos. Las llamas se habian agarrado ya a sus pantalones. Con un alarido de dolor, corrio escaleras abajo oyendo como la cabeza de Karen se golpeaba contra la pared por cada escalon.
El incendio habia abierto la puerta del sotano. La alcanzo en un ultimo esfuerzo y el aire fresco le proporciono las fuerzas de mas que le permitieron alejarse siete u ocho metros de la cabana. Karen cayo al suelo y, antes de desmayarse, el alcanzo a constatar que sus perneras aun estaban en llamas.
Estaba siendo un fracaso considerable. Lavik podia haber llegado antes que el, aunque no era demasiado plausible, los asesinatos son mas faciles de cometer por la noche y en la oscuridad le resultaria mas facil deshacerse de los policias que le seguian.
Sin embargo, era muy aburrido esperarlo alli. Decidio correr el riesgo de bajarse del coche, no habia pasado ningun vehiculo despues de los locos de la moto. Hacia un frio de perros, pero no llovia y la escarcha se extendia bajo sus pies. Estiro los brazos por encima de la cabeza.
Un debil resplandor rosa se reflejaba en las nubes bajas, mas o menos a la altura de donde pensaba que estaba Sandefjord. Se giro hacia Larvik y vio lo mismo. Sobre Ula, en cambio, la luz era mas naranja y bastante mas intensa. Ademas tuvo la sensacion de ver humo. Miro con detenimiento en direccion a la casa. ?Estaba ardiendo!
Mierda, Lavik tenia que haber llegado antes que el, ?o tal vez no hubiera ido en el Volvo? Probablemente habia usado otro coche, para enganar a la Policia. Intento recordar las marcas que habian pasado por el camino. Un par de Opel y un Renault. O tal vez hubiera sido un Peugeot. Daba igual. El incendio no podia ser casual. Vaya manera de quitarle la vida a alguien. Debia de haberse vuelto loco.
Era probable que fuera ya demasiado tarde. Le iba a resultar muy dificil pillar a Lavik. El incendio era ya tan visible que alguien, necesariamente, tendria que verlo y avisar a los bomberos. Al cabo de pocos minutos, el lugar estaria lleno de coches rojos y de bomberos.
Pero no se pudo contener. Se volvio a meter en el coche, metio la marcha y condujo despacio hacia la enorme hoguera.
– La ambulancia es lo mas importante. Lo mas importante.
Hanne le devolvio el telefono movil a Strup, que se levanto y se lo metio en el bolsillo.
– La que peor esta es Karen Borg -constato el abogado-. Aunque la quemadura de tu fiscal adjunto tampoco tiene muy buena pinta. Y a ninguno de los dos les puede haber sentado muy bien tragar tanto humo.
Entre los dos habian conseguido trasladar los dos cuerpos inconscientes hacia el aparcamiento, donde estaba el coche de Karen. Hanne no habia vacilado en usar una piedra para romper el cristal del conductor. Dentro del coche habia una manta de lana y dos pequenos cojines, y estaba cubierto por una lona sobre la que tendieron a los dos heridos, no sin antes arrancar un trozo grande que llenaron con el agua helada de un riachuelo que pasaba por la parte baja del aparcamiento. Aunque el agua se volvia a salir, ambos creian que debia de tener cierto efecto calmante sobre la pierna destrozada de Hakon. El incendio de la cabana calentaba hasta el aparcamiento. Hanne ya no tenia frio. Esperaba que los dos heridos tampoco estuvieran mal. La herida sobre el ojo de Karen no parecia peor que la que habia tenido ella unas cuantas semanas antes. Era de esperar que eso se correspondiera con la fuerza del golpe. El pulso parecia constante, aunque un poco rapido. De un maletin de primeros auxilios que encontro en el coche, saco una pomada con la que unto las feas quemaduras antes de cubrirlas con una venda humeda. Penso, abatida, que debia de ser como usar un jarabe para la tos contra una tuberculosis, pero aun asi lo hizo. Ambos seguian inconscientes, eso no debia de ser buena senal.
Strup y Hanne se quedaron mirando las llamas, que parecian a punto de saciarse. Era un espectaculo fascinante. Toda la planta alta habia desaparecido, pero la planta baja era mas dificil de digerir, estaba construida principalmente con ladrillo y hormigon, aunque debia de contener bastante madera, pues a pesar de que las llamas no se alzaban ya tanto hacia el cielo, aun seguian bastante ajetreadas. Por fin oyeron en la lejania las sirenas, desdenosas, como si los coches rojos quisieran tomarle el pelo a la cabana moribunda anunciandole su llegada, aunque fuera demasiado tarde.
– Supongo que tuviste que matarlo -dijo Hanne sin mirar al hombre que tenia a su lado.
El suspiro profundamente y le pego una patada a la hierba congelada.
– Ya lo viste. Era el o yo. En ese sentido tengo la suerte de tener testigos.
Era verdad, un caso clasico de legitima defensa. Lavik estaba muerto antes de que Hanne llegara hasta el. El disparo lo habia alcanzado en medio del pecho, asi que debia de haber afectado a algun organo vital. Curiosamente no habia sangrado demasiado. Lo habia arrastrado un poco mas lejos de la pared de la cabana, no tenia sentido incinerar al tipo de inmediato.
– ?Que haces aqui?
– En estos momentos estoy aqui porque me has detenido. No hubiera sido muy cortes largarme en estas circunstancias.
Habian pasado demasiadas cosas aquel dia como para que tuviera fuerzas para sonreir. Lo intento, pero no salio mas que un gesto poco bonito en torno a su boca. En vez de seguir preguntando, lo miro con las cejas algo levantar.
– No tengo por que contar la razon por la que vine -dijo el con calma-. No tengo ninguna objecion contra que me detengas ahora. He matado a un hombre y hay que interrogarme. Contare todo lo que me ha pasado esta noche, pero nada mas. No puedo, y tampoco quiero. Probablemente has estado pensando que yo tenia algo que ver con la organizacion de la que se ha estado hablando. Tal vez aun lo creas. -La miro para que confirmara o negara su afirmacion, pero Wilhelmsen no movio un musculo-. Solo puedo decirte que te equivocas, pero que he tenido mis sospechas sobre lo que estaba pasando. En tanto que antiguo jefe de Jorgen Lavik y como alguien que siente cierta responsabilidad hacia el gremio de los abogados y…
Se interrumpio, como si de pronto pensara que habia dicho demasiado. Un ligero gemido de uno de los heridos a sus espaldas les hizo girarse. Era Hakon, que hacia ademan de levantarse. Hanne se puso de cuclillas junto a su cabeza.
– ?Te duele mucho?
Bastaron un leve movimiento de la cabeza y una mueca. Le acaricio con cuidado el pelo, lo tenia chamuscado