– Siento tanto lo de Penny. Me gustaria haber…
– No asuma demasiada culpa, joven. -Emma lo miro con sus ojos grises-. Ella debio decir lo que habia visto aquella noche. Tuvo la oportunidad de hacerlo. -Emma aparto la vista y prosiguio, un poco ausente-: Mi hermana no era tonta, por muy insegura que fuera. A veces me pregunto si… en fin, no importa. Lo hecho, hecho esta.
Dio un rapido apreton a la mano de Kincaid y abrio el paraguas para protegerse de la lluvia.
En callado acuerdo, las cuatro personas que quedaban salieron al aire libre. Patrick Rennie habia dejado detras a su mujer y tenia a Hannah cogida del brazo, posesivo. Todavia conmocionados, sus caras demacradas mostraban un notable parecido. Kincaid penso que Patrick estaba compensando los errores del dia antes.
El dia antes fue Kincaid quien atendio a Hannah y le seco la sangre que salpicaba su cara.
– Ya esta, ya ha pasado todo.
Recordo aquellas palabras que le habia repetido varias veces casi inconscientemente en aquel momento.
Recordo a Gemma agachada a su lado, frotando las manos heladas de Hannah, con las pecas esparcidas como estrellas por su tez blanca.
Patrick se habia apartado y habia vomitado violentamente.
Gemma habia alegado tareas burocraticas aquella manana y se habia quedado en Followdale, pero Kincaid penso que era su forma de dejarle solo con sus fantasmas.
Sin embargo, Kincaid no acudio solo al entierro. No habia olvidado la promesa que se habia hecho con respecto a Angela Frazer. La llevo en el Midget, callada, incluso llevaba el cabello cepillado sin las puntas de color violeta. No dijo nada hasta que encontraron aparcamiento junto a la iglesia, mirando fijamente los regueros que se formaban en el parabrisas.
– No es justo.
– No -respondio el, y dio la vuelta para ayudarla a salir.
Ahora la tenia a su lado, mirando el Ford negro de Graham estacionado en la acera.
– Me voy a tener que ir. -Angela lo miro con gravedad-. Gracias. Siento lo que dije… ya sabe.
Luego se puso de puntillas, le rozo los labios con su boca y echo a correr.
– ?Cree que le ira bien? -pregunto Hannah, mientras miraban como el coche se la tragaba y se alejaba.
Kincaid sonrio y se froto los labios con el dedo.
– Veo algunos indicios de resistencia. Creo que si. Siempre que pueda soportar un par de anos mas a sus padres. Si puede dejarlos atras con sus peleas y montarse su vida. Y usted -Kincaid se volvio a Hannah-, ?como le ira a usted?
Hannah se estremecio.
– Todavia no le veo el sentido. Sebastian y Penny no tenian por que morir. No tenian ninguna relacion conmigo.
– Eso confundio las cosas desde el principio. Si hubieramos empezado por buscar a alguien que quisiera quitarla de en medio, lo habriamos encontrado antes. No era tan listo como se creia.
– Lo bastante listo -dijo Patrick- para haber estado a punto de conseguirlo.
– Llevaba mucho tiempo planeandolo, creo. La idea de que Hannah estuviera entre el y el dinero de su tio habra sido una obsesion para el.
– Pero Miles nunca pretendio dejarme nada -protesto Hannah, todavia anonadada.
– Directamente no. Pero en la mente de Eddie no habia diferencia si el dinero iba a usted o si lo donaba a la clinica. -Kincaid hizo una pausa, ordenando sus ideas-. Segun dijo Janet anoche, por lo visto Eddie tenia muy poco contacto personal con su tio; Janet no recordaba ni su nombre siquiera, pero su madre se habia escrito con el de vez en cuando. Algun comentario que le haria ella a Eddie le debio dar la impresion de que era usted esencial para la continuidad de la clinica.
Hannah asintio.
– Probablemente es verdad. Es un trabajo muy especializado, seria dificil encontrar a otra persona cualificada para dirigirla. Pero aun asi, Miles podia dejar la propiedad a otro…
– No, si moria sin testar. Quizas Eddie tenia un plan para ganarse los favores de su tio. Tenia muchos recursos. En cualquier caso, no creo que Miles hubiera vivido mucho mas que usted.
– ?Miles tambien? -exclamo Hannah, desmayadamente. Patrick le rodeo la espalda con el brazo.
– ?Por que no? -Kincaid se encogio de hombros. Cerro el paraguas y lo sacudio. La lluvia ya no era mas que un chispeo-. Nuestro Eddie tenia buena mano tanto con los sedantes como con los instrumentos contundentes. Me imagino que ayudo un poco a su madre a tener el accidente…
– No se puede demostrar -dijo Patrick.
– No, ni tampoco que sedo a Janet la noche que mato a Sebastian.
– Pero, ?Sebastian y Penny?
– Victimas tanto de las circunstancias como de sus propios caracteres. Eddie dijo que Sebastian lo vio entrar en su habitacion, Hannah, esa noche. Oportunista como era, debio de buscar un modo de matarla que pareciera accidental. Seguro que Sebastian no se contuvo de pincharlo por lo que habia visto, y Eddie no podia arriesgarse a que nadie lo relacionara con usted despues de asesinarla.
– ?Y Penny?
Kincaid vacilo, pues todavia se sentia en parte culpable.
– Nunca tendremos la certeza. Creo que Penny vio tanto a Patrick como a Eddie entrar en el despacho de Cassie. -Patrick asintio-. Queria ser justa, dar la ocasion a los dos de presentarse antes de que ella hablara. Por desgracia, se lo pregunto antes al hombre equivocado. Eddie Lyle no jugo limpio.
– Todavia no entiendo como sabia que yo estaria aqui esta semana…
– ?Recuerda el robo? Usted me dijo que se habia sentido violada.
– De eso hace tanto tiempo -Hannah tenia la vista fija al frente, en el patio de la iglesia-. Si, fue justo despues de firmar el acuerdo de la multipropiedad. Recuerdo que habian tocado los papeles, pero que no faltaba nada.
– Y algun tiempo despues Eddie pidio prestado dinero para venir la misma semana -dijo Kincaid.
– Sin embargo, fue todo circunstancial -dijo Patrick, con su inmaculado instinto de abogado.
– Pero las huellas del panuelo. Usted dijo…
Kincaid respondio a Hannah con tacto.
– El informe todavia no ha llegado del laboratorio, pero es muy improbable que encontraran nada. Es una tecnica arriesgada.
Hannah cerro los ojos, palida:
– ?Era mentira? ?Era una mentira?
Kincaid asintio:
– Me parecio oportuno.
Patrick cerro el paraguas de Hannah de un tiron y le tendio la mano a Kincaid.
– No me gustaria jugar al poquer con usted -Sonrio, reafirmando su encanto-. Te espero, Hannah.
Se volvio y se alejo por el camino. Hannah miro a Kincaid un rato.
– No se que decir. Tengo que darle las gracias. Si no hubiera…
– Prefiero que no lo haga. La gratitud no es el mejor ingrediente para una amistad. ?No podriamos…? -Kincaid arrastro la palabra, sin estar muy seguro de lo que queria insinuar. ?Almorzar cuando ella fuera a la ciudad? ?Un cordial intercambio de felicitaciones de Navidad? Hannah habia sido siempre una persona muy cerrada, y no se imagino que pudiera estar comoda con el despues de su forzada intimidad.
Hannah vacilo, en su expresion no se leia la seguridad que le era tan natural.
– No se. De momento, creo que no. Las cosas van a ser muy dificiles por un tiempo.
– Si -dijo Kincaid, mirando hacia Patrick, que aguardaba deambulando por el camino.
Hannah siguio su mirada.
– Estos meses, mientras buscaba a Patrick, he pensado mucho en lo que yo queria, lo que necesitaba. Y de alguna forma -sonrio con cierta tristeza- he dejado las necesidades de Patrick fuera de la ecuacion, y al principio sera delicado encontrar el equilibrio. No se como acabaran las cosas.