Yo la he llamado todas las semanas. Una vez, cuando llame y le suplique que me dejara venir a verla, me dijo: «Theo, estoy perdiendo el cabello, no quiero que me veas asi.» No me la imagino sin. ?Estaba…?

– Lo perdio, pero le volvio a crecer cuando interrumpieron el tratamiento. Espeso y oscuro, como el de un chico.

Theo se quedo pensativo, mientras asentia.

– Siempre lo habia llevado largo, desde que era nina. La enorgullecia mucho.

Guardo silencio y cerro los ojos tanto rato que Kincaid empezo a pensar que se habia quedado traspuesto. Ya habia alargado la mano para quitarle la copa que oscilaba en la de Theo, cuando este abrio los ojos y prosiguio, como si no hubiera hecho ninguna pausa.

– Jasmine siempre ha cuidado de mi. Nuestra madre murio cuando naci, nuestro padre cuando yo tenia diez anos y Jasmine quince. Pero papa servia de poco. En realidad siempre estuvimos los dos solos. -Theo dio otro sorbo a su bebida y se volvio a secar la punta de la nariz con el panuelo-. Me dijo que el tratamiento la habia ayudado, que estaba mejor. Debi haberlo comprendido. -Se apoyo en el respaldo y cerro los ojos por un momento. Cuando los abrio y hablo, sus palabras sonaron amargas de pronto-. Creo que no soportaba no estar por encima, no ser ella quien llevara las riendas. Me ha arrebatado mi unica ocasion de devolverle el favor, de cuidarla como ella habia hecho conmigo.

– Sin duda no queria hacerte sufrir -dijo Kincaid con suavidad.

Theo inspiro.

– Tal vez. Pero no habria sido peor que esto… Este modo de dejar las cosas sin acabar.

Kincaid juzgo inoportuno ofrecerle otra copa, asi que recogio la copa vacia de Theo y la suya propia y las lavo en la cocina. Sintio inesperadamente que tambien el sentia la cabeza ligera, y recordo que lo ultimo que habia comido fueron unos bocadillos rancios, de madrugada, en su escritorio. La voz de Theo interrumpio sus pensamientos antes de que se centraran obsesivamente en la comida.

– Lo mas raro de todo es que me habia llamado ayer -raro de por si, pues casi siempre aguardaba a que fuera yo quien llamara- para decirme que queria verme este fin de semana. Yo pense que estaba mejorando. Me parecio que estaba bien. Quedamos para el domingo, pues yo no puedo cerrar la tienda el sabado.

Una mala jugada para un hermano, si es que pensaba suicidarse, se dijo Kincaid, pero no la creia capaz de tanta malicia. Con todo, ?que sabia el de la relacion que tenian, o que sabia de Theo, en el fondo? Se volvio y se apoyo en el fregadero, cruzo los brazos sobre el pecho.

– ?Que es lo que vendes? Jasmine nunca me lo dijo.

Theo sonrio.

– Trastos viejos, en realidad. Cosas no tan viejas como para considerarse antiguedades y no lo bastante caras como para considerarse mucho mas. De todo, desde botones hasta mantequilleras. -Se entristecio-. Jasmine me ayudo a empezar. -Se puso en pie y camino, inquieto, por la habitacion, tocandolo todo. Sacudio la cabeza, luego se volvio hacia Kincaid con un elefantito de porcelana del escritorio de Jasmine en la mano-. ?Que hay que hacer ahora por Jasmine? Habra que arreglar cosas… No se por donde empezar. ?Tu sabes lo que queria? -Theo fruncio la frente y continuo antes de que Kincaid hablara-. ?Eras muy amigo de mi hermana? Lo siento, estaba tan encerrado en mi mismo que… No me he dado cuenta. Habra sido muy dificil para ti.

Kincaid no estaba preparado para la compasion.

– Si -dijo, respondiendo tanto a la pregunta como a la afirmacion, luego tomo aire y se irguio: no podia postergarlo indefinidamente-. Era amigo de Jasmine, pero tambien soy policia. Cuando la enfermera de Jasmine y yo la hemos encontrado esta manana, hemos supuesto que habia muerto por causas naturales. Luego ha llegado Margaret, la amiga de Jasmine, y nos ha dicho que habia accedido a ayudarla a suicidarse.

Los pasos de Theo lo habian llevado de nuevo a la silla. Se dejo caer de repente, como si le hubieran cortado las piernas.

– ?Suicidarse?

– Margaret dice que Jasmine le aseguro ayer que lo habia pensado mejor, pero ahora cree que Jasmine solo queria librarla a ella del compromiso.

– ?Pero por que? ?Por que iba a matarse?

– Tal vez no quisiera depender tanto de nadie, o sufrir mas de la cuenta.

– Claro. Que estupido. -Theo miraba como sin ver y acariciaba ausente el elefante de porcelana que todavia llevaba cogido-. Seria muy propio de ella.

– Le he pedido al juez de instruccion una autopsia. -Al ver la expresion estupefacta de Theo, Kincaid explico-: En una situacion como esta, es necesario entender exactamente lo ocurrido.

– ?Ah, si? -pregunto Theo, todavia perplejo.

– Bueno, es el procedimiento habitual cuando cabe alguna duda sobre la causa de la muerte. -A Kincaid le parecio que la segunda sorpresa habia dejado a Theo sin capacidad de reaccionar, y probablemente el whisky no ayudaba-. Me temo que el entierro tendra que esperar a mas tarde. Tal vez tu puedas ponerte en contacto con su abogado. -Theo lo miro sin expresion-. ?Sabes como se llama su abogado?

Theo hizo un esfuerzo por rehacerse.

– Thomas… Thompson… Pero no estoy seguro. -Se levanto, todavia con el elefante en la mano-. Oye, has sido muy amable. ?Te importaria encargarte de todo un poco mas de tiempo? Creo que quiero irme a casa.

Kincaid se pregunto si lo lograria.

– ?Te acompano a la parada de metro?

Theo sacudio la cabeza.

– No, estoy bien, de verdad. -Se levanto, y al tender la mano a Kincaid reparo en el elefantito-. Era mio de pequeno -dijo, como respuesta a la mirada inquisitiva de Kincaid-. Se lo regale a Jasmine cuando me mude por primera vez. Supongo que no me parecia moderno, o que no era de adultos. -Dio un bufido como de autocritica y devolvio el elefante con mucho cuidado a su sitio en el escritorio de Jasmine-. ?Me llamaras? -pregunto, volviendose a Kincaid y dandole un apreton de manos.

– Si, en cuanto sepa algo.

Theo se dio la vuelta y salio, dejando a Kincaid en una dudosa posesion del piso de Jasmine.

***

Kincaid se quedo alli plantado un momento, poniendo en orden sus ideas, determinado a hacer caso omiso de los rugidos de su estomago durante un rato mas. La revelacion de Theo Dent segun la cual Jasmine pensaba verlo ese fin de semana, tras un lapso de seis meses, le preocupaba todavia mas. ?Habria mentido Jasmine tanto a Margaret como a Theo? En el caso de Margaret, el motivo podia ser la delicadeza, pero desde luego no en el caso de Theo.

Kincaid se metio las manos en los bolsillos y suspiro, paseando la vista por aquella estancia familiar. Le parecia que la callada presencia de Jasmine habia proporcionado un ancla a mas de una vida. Margaret y Theo se habian lamentado: «?Que voy a hacer ahora?», como ninos indefensos y abandonados, pero no tenia idea de lo que Jasmine habia sentido por ellos; ni por nadie, en realidad. Su presencia era ya tan evasiva como el humo, y eso que creia haberla conocido bastante bien.

Fue a la pila de la cocina, con el proposito de secar y guardar las copas de whisky. Toco algo con el pie y bajo la vista, curioso. Era el cuenco de comida que habia puesto aquella manana al gato, intacta, seca y con una costra.

– ?Maldita sea! -mascullo. Se le habia olvidado el gato. Queria hablarle de el a Theo, esperando que se lo llevara a casa o que se hiciera cargo de el.

Se arrodillo y se asomo debajo de la cama de Jasmine. La sombra oscura y abultada del gato le recordo exactamente donde lo habia visto la ultima vez, y se pregunto si se habria movido.

– Minino, minino, minino -lo llamo, causando tan poca respuesta como antes. Kincaid volvio a la cocina, tiro la comida seca a la basura y lleno de nuevo el cuenco. Empujo su ofrenda lo mas dentro que pudo y se quedo apoyado sobre codos y rodillas, contemplando al gato. Se sentia culpable e impotente ante el duelo que vivia aquel animal, pero no tenia experiencia con gatos.

– Mira -le dijo al gato-, por ahora, no puedo hacer mas. Si comes o no, es cosa tuya. No voy a seguir llamandote minino ni voy a llamarte Sidhi ni nada por el estilo. -El gato cerro los ojos, Kincaid no supo si de relajacion o de aburrimiento-. Sid, a partir de ahora seras Sid a secas, ?vale?

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