interna del hospital y estaba herida. El agente pidio ayuda a traves del walkie-talkie: Lauren acababa de desmayarse.

Granelli se inclino sobre el monitor de control y Fernstein detecto de inmediato la inquietud que endurecia los rasgos del anestesista.

– ?Algun problema? -interrogo el cirujano.

– Una ligera arritmia ventricular. Cuanto antes terminemos, mejor, desearia despertarle lo mas pronto posible.

– Hago todo lo que puedo, estimado colega.

Detras del cristal, Betty, que habia conseguido que la sustituyeran unos minutos, no se perdia un detalle de lo que estaba ocurriendo en el quirofano. Consulto el reloj: Lauren no tardaria en llegar.

Paul entro en el vestibulo de Urgencias y se presento en recepcion. La auxiliar le pidio que aguardara en la sala de espera. La enfermera jefe estaba en otra planta y no tardaria en volver. Onega le rodeo la cintura con un brazo y se lo llevo a una silla. Lo dejo solo unos instantes e inserto una moneda en la rendija de la maquina de bebidas calientes. Eligio un cafe corto sin azucar y fue al lado de Paul con el vaso en la mano.

– Toma -le dijo con su hermosa voz grave-, no has tenido tiempo de tomartelo en el restaurante.

– Lamento lo de nuestra velada -dijo Paul con tristeza, levantando la cabeza.

– No tienes por que lamentarlo, y ademas, ese pescado no estaba muy bueno.

– ?De veras? -pregunto Paul, con aspecto preocupado.

– No. Pero al menos pasaremos la noche juntos. Bebe, que se te va a enfriar.

– ?Ha tenido que pasar el unico dia en que no he podido venir a verlo!

Onega acaricio con infinita ternura la cabellera revuelta de Paul, mientras el la miraba con el aire de nino abandonado en medio de un universo de adultos.

– No puedo perderlo, solo le tengo a el.

Onega encajo el golpe sin decir nada; se sento al lado de Paul y lo estrecho entre sus brazos.

– En nuestra tierra tenemos una cancion que dice que mientras pensemos en una persona, esa persona no muere nunca. Asi que piensa en el, no en tu dolor.

El doctor Stern entro en la cabina numero 2, avanzo hasta la camilla y cogio la ficha de admision del paciente.

– Su cara me suena -dijo.

– Trabajo aqui -contesto Lauren.

– Si, pero yo acabo de llegar: el viernes pasado todavia era residente en Boston.

– Entonces no nos hemos visto nunca, yo llevo ocho dias de baja forzada y jamas he puesto los pies en Boston.

– Hablando de pies, el suyo esta en pesimo estado, ?como se ha hecho esta herida?

– De la forma mas tonta.

– ?Lo que significa…?

– Pisando un vaso de cristal… ?descalza!

– ?Y el contenido de ese vaso se halla dentro de su estomago?

– Mas o menos.

– Sus analisis hablan por si mismos: tiene un poco de alcohol en la sangre.

– Tampoco hay que exagerar -dijo Lauren, intentando enderezarse-, solo he bebido unos sorbos de burdeos.

La cabeza le dio vueltas, sintio que le venian nauseas y el interno tuvo el tiempo justo de ponerle una palangana delante. Le tendio un panuelo de papel y sonrio.

– Deje que lo ponga en duda, estimada colega. Segun los resultados del laboratorio que tengo aqui delante, yo diria que tambien ha ingerido la mitad de los cangrejos de la bahia y una botella de cabernet sauvignon usted solita. Muy mala idea, la de mezclar esos dos colores en una misma noche. ?El rojo y el blanco no hacen buenas migas!

– ?Que esta diciendo…? -contesto Lauren.

– Yo, nada; su estomago, en cambio…

Lauren se tumbo y se sostuvo la cabeza con las manos, sin comprender nada de lo que le pasaba.

– Tengo que salir de aqui lo antes posible.

– Hare lo que pueda -replico Stern, pero primero tengo que coserla y ponerle una vacuna antitetanica ?Prefiere anestesia local o…?

Lauren le interrumpio para emplazarlo a cerrar esa herida rapidamente. El joven residente se procuro un kit de sutura y tomo asiento a su lado, en un taburete. Estaba cerrando el tercer punto cuando Betty entro en la cabina.

– ?Pero que te ha pasado? -pregunto la enfermera jefe.

– ?Creo que una buena turca! -contesto el doctor Stern en su lugar.

– Que herida mas fea -comento Betty, mirando el pie que estaba curando Stern.

– ?Como esta? -le pregunto Lauren, ignorando al interno.

– Acabo de bajar del quirofano. Aun no esta todo ganado pero creo que saldra adelante.

– ?Que ha ocurrido?

– Transpiracion encefalica postoperatoria, le retiraron el drenaje demasiado pronto.

– Betty, ?puedo hacerte una pregunta?

– ?Acaso tengo alternativa?

Lauren le agarro la muneca al doctor Stern y le pidio que las dejara a solas un momento. El residente pretendia terminar primero su trabajo. Betty le quito la aguja de los dedos, ella misma concluiria la sutura. En el vestibulo de Urgencias habia una multitud de pacientes que le necesitaban mas que Lauren.

Stern miro a Betty. Abandono el taburete. Despues de todo, ella solo tendria que encargarse del vendaje y de la vacuna del tetanos. Las enfermeras jefe de los servicios hospitalarios tenian cierta autoridad sobre los jovenes residentes.

Betty se sento junto a Lauren.

– Te escucho -le dijo.

– Se que te parecera raro lo que te voy a preguntar, pero ?es posible que el paciente de la 307 haya esquivado tu atencion durante el dia de hoy? Te juro que esto quedara entre nosotras.

– ?Se mas concreta! -replico Betty, con un tono casi indignado.

– No lo se, tal vez podria haber metido una almohada en su cama para hacerte creer que seguia alli y desaparecer algunas horas sin que tu te dieras cuenta. Parece muy capaz de algo asi.

Betty echo una mirada a la palangana que habia junto a la pila y levanto los ojos al cielo.

– ?Lo siento mucho por ti, querida!

Stern reaparecio en la cabina.

– ?Esta segura de que no nos hemos visto en alguna parte? Yo hice unas practicas aqui hace cinco anos y…

– ?Fuera! -ordeno Betty.

El profesor Fernstein consulto su reloj.

– ?Cincuenta y cuatro minutos! Ya puede despertarlo -dijo Frenstein mientras se alejaba de la mesa.

El profesor saludo al anestesista y salio del quirofano de mal humor.

– ?Que pasa? -pregunto Granelli.

– Esta cansado -contesto Norma con voz triste.

La enfermera se encargo del vendaje mientras Granelli devolvia a Arthur a la vida.

Las puertas de la cabina del ascensor se abrieron en la planta de Urgencias. Fernstein atraveso el pasillo con paso rapido. Entonces oyo una voz que le llamo la atencion. Receloso, asomo la cabeza por la cortina de la cabina y descubrio a Lauren sentada en la camilla, conversando con Betty.

– ?Es que no lo ha entendido? ?Tiene prohibido el acceso a este hospital! ?Todavia no se ha reincorporado a

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