Laurie se dirigio a la puerta, pero se detuvo a mitad de camino. Se volvio y pregunto:
– Por casualidad, ?tuvo ocasion de ver el cadaver de Franconi?
Mike vacilo un momento antes de reconocer que lo habia hecho.
– ?En que circunstancias?
– Por lo general, antes de empezar mi turno, Marvin, el tecnico de la tarde, me pone al corriente de la situacion. Estaba algo nervioso con el caso Franconi, por la presencia de la policia y por la reaccion de la familia. Bueno, la cuestion es que me enseno el cuerpo.
– Y cuando lo vio, ?estaba en el compartimiento ciento once?
– Si.
– Digame, Mike, ?como cree que desaparecio el cadaver?
– No tengo la mas remota idea-repuso Mike-. A menos que haya salido andando. -Rio, pero enseguida se detuvo, avergonzado-. No pretendo bromear con este asunto. Estoy tan desconcertado como todos. Lo unico que se es que de aqui solo salieron dos cuerpos, los mismos cuya salida registre yo personalmente.
– ?Y no volvio a ver a Franconi despues de que Marvin se lo ensenara?
– Claro que no -respondio Mike-. ?Para que iba a hacerlo?
– No lo se -respondio Laurie-. Por casualidad, ?sabe donde estan los conductores de los furgones?
– Arriba, en el comedor. Siempre estan alli.
Laurie y Jack subieron al ascensor. Mientras subian, ella noto que a el se le cerraban los ojos.
– Pareces cansado -comento.
– Normal. Lo estoy -respondio Jack.
– ?Por que no te vas a casa?
– Si me he quedado hasta ahora, creo que seguire hasta el final.
La brillante luz de los fluorescentes del comedor los deslumbro. Encontraron a Jeff y a Pete sentados ante una mesa junto a las maquinas expendedoras, leyendo el periodico mientras comian patatas fritas. Vestian arrugados monos azules con el distintivo de Health and Hospital Corporation en las mangas. Ambos llevaban el cabello recogido en sendas coletas.
Laurie se presento, explico que estaba interesada en el cuerpo desaparecido y pregunto si la noche anterior alguno de los dos habia notado algo fuera de lo comun, sobre todo en relacion con los dos cadaveres que habian ingresado.
Jeff y Pete intercambiaron una mirada, luego el segundo respondio:
– El mio estaba hecho un asco -dijo Pete.
– No me refiero a los cuerpos en si -explico Laurie-.
Quiero saber si hubo algo raro en el procedimiento. ?Visteis a algun desconocido en el deposito? ?Notasteis algo fuera de lo normal?
Pete miro a Jeff una vez mas y nego con la cabeza.
– No. Todo fue como de costumbre.
– ?Recordais en que compartimiento dejasteis el cuerpo? -pregunto Laurie.
Pete se rasco la cabeza.
– Pues, la verdad, no.
– ?Estaba cerca del ciento once?
Pete volvio a negar con la cabeza.
– No. Estaba al otro lado. Creo que fue el cincuenta y cinco, pero no lo recuerdo con seguridad. Esta escrito en el libro.
Laurie se volvio hacia Jeff.
– El cadaver que traje yo entro en el veintiocho -repuso Jeff-. Lo recuerdo porque coincide con mi edad.
– ?Alguno de los dos vio el cuerpo de Franconi? -pregunto Laurie.
Los conductores volvieron a intercambiar una mirada.
– Si -respondio Jeff.
– ?A que hora?
– Mas o menos a esta misma hora -contesto Jeff.
– ?Y en que circunstancias? -pregunto ella-. Porque vosotros no soleis ver los cuerpos que no transportais.
– Cuando Mike nos conto lo ocurrido, quisimos verlo por curiosidad. Pero no tocamos nada.
– Fue un segundo -anadio Pete-. Abrimos la puerta y echamos un vistazo rapido.
– ?Mike estaba con vosotros? -inquirio Laurie.
– No- dijo Pete-. El solo nos dio el numero del compartimiento.
– ?El doctor Washington ha hablado con vosotros sobre lo de anoche?
– Si, y tambien el senor Harper -respondio Jeff.
– ?Le contasteis al doctor Washington que habiais visto el cadaver?
– No -dijo Jeff.
– ?Por que no?
– Porque no lo pregunto. Sabemos que, en teoria, no tendriamos que haberlo visto. Pero con tanto jaleo, nos pico la curiosidad.
– Quiza deberiais comentarlo con el doctor Washington -sugirio Laurie-. Para que este informado.
Laurie dio media vuelta y se dirigio hacia el ascensor. Jack la siguio.
– ?Que opinas? -pregunto ella.
– A medida que avanza la noche, se me hace mas dificil pensar con claridad. Pero yo no daria ninguna importancia al hecho de que esos dos hayan mirado el cuerpo.
– Sin embargo, Mike no lo menciono.
– Es cierto -admitio Jack-. Pero todos sabian que estaban desobedeciendo las normas. Es normal que en una situacion asi no sean completamente sinceros.
– Puede que solo sea eso.
– ?Y adonde vamos ahora? -pregunto Jack mientras subian al ascensor.
– Me he quedado sin ideas.
– Gracias a Dios -repuso el.
– ?Crees que deberia preguntarle a Mike por que no nos dijo que los conductores habian visto a Franconi?
– Tal vez, pero me parece que estas haciendo una montana de un grano de arena -dijo Jack-. Con franqueza, creo que lo hicieron movidos por una curiosidad inofensiva.
– Entonces larguemonos -propuso ella-. Yo tambien tengo sueno.
CAPITULO 5
5 de marzo de 1997, 10.15 horas.
Cogo, Guinea Ecuatorial
Kevin reemplazo los tubos con cultivos de tejidos en el incubador y cerro la puerta. Estaba trabajando desde antes del amanecer. Su objetivo era encontrar una transponasa para manipular un gen de histocompatibilidad menor del cromosoma Y. Llevaba un mes de intentos infructuosos, a pesar de que aplicaba la misma tecnica que le habia permitido descubrir y aislar la transponasa asociada con el brazo corto del cromosoma 6.
Kevin solia llegar al laboratorio alrededor de las ocho y media, pero esa manana se habia despertado a las cuatro y no habia podido volver a conciliar el sueno. Despues de dar vueltas en la cama durante tres cuartos de hora, habia decidido aprovechar el tiempo en algo productivo. Habia llegado al laboratorio a las cinco, cuando aun reinaba la mas absoluta oscuridad.
Lo que le impedia dormir era su conciencia. La idea obsesiva de que habia cometido un error prometeico habia recrudecido con fuerza. Aunque la sugerencia del doctor Lyons sobre la posibilidad de montar su propio laboratorio lo habia tranquilizado en su momento, el efecto no duro. Con el laboratorio de sus suenos o sin el, no