pensado que se referia a un guante para limpieza domestica. ?Saint Jacques tenia un guante quirurgico que coincidia con el hallado en la tumba de Gabby!

Le di las gracias al senor Lacroix, recogi los impresos y me marche. Devolvi los guantes al departamento mientras en mi mente se debatian las ultimas informaciones recibidas. El guante de la cocina de Tanguay no coincidia con el enterrado junto al cadaver de Gabby. Las manchas externas correspondian a sangre animal. El guante encontrado con Gabby estaba limpio, sin sangre ni huellas. Saint Jacques tenia un guante quirurgico que coincidia con el hallado junto a Gabby. ?Estaria Bertrand en lo cierto? ?Serian Tanguay y Saint Jacques la misma persona?

Sobre mi mesa me aguardaba una nota de color rosado. Habia llamado identificacion del CUM. Las fotos del piso de Berger se habian archivado en un CD Rom. Podia verlas alli o revisarlas afuera. Llame para solicitar lo ultimo y les indique que acudiria en breve.

Me dirigi al cuartel general del CUM maldiciendo el embotellamiento de la hora punta y los turistas que atestaban la zona del puerto antiguo. Deje el coche aparcado en doble fila, subi disparada la escalera y acudi directamente al despacho del sargento que se encontraba en la tercera planta. De modo sorprendente tenia en su poder el disquete. Firme por su recepcion, regrese precipitadamente al coche y lo meti en mi cartera.

Durante el camino de regreso estuve vigilando hacia atras, temerosa de que me siguieran Tanguay o Saint Jacques. No podia detenerme.

Capitulo 37

Llegue a casa sobre las cinco y media y me instale entre el silencio del apartamento, calculando que mas podia hacer. Nada. Ryan tenia razon: Tanguay podia estar afuera, en espera de una oportunidad para atacarme. No pensaba facilitarle las cosas.

Pero tenia que comer y mantenerme ocupada.

Al salir a la puerta principal escudrine la calle. Alli estaban, en la izquierda, junto al puesto de pizzas. Salude con una inclinacion de cabeza a los dos guardias uniformados y senale en direccion a Ste. Catherine. Los vi conferenciar y uno de ellos se dispuso a acompanarme.

Mi calle cruza con Ste. Catherine no lejos de Le Faubourg. Mientras me dirigia al mercado senti la molestia de verme seguida por un policia. No importaba. El dia era magnifico. En el laboratorio no habia reparado en ello. El calor se habia impuesto e inmensas nubes blancas flotaban en un cielo de un azul deslumbrante, proyectando islas de sombras sobre el entorno y los transeuntes. Se estaba a gusto al aire libre.

En La Plantation palpe los aguacates, examine el color de las bananas y escogi brecoles, coles de Bruselas y patatas con la concentracion de una neurocirujana. Compre una barra de pan en la panaderia, una mousse de chocolate en la pasteleria, escogi chuletas de cerdo, filetes de ternera y una tourtiere en la carniceria.

– C'est tout?

– No. ?Que diablos! Deme un bistec muy grueso.

Y senale con pulgar e indice una medida aproximada del grosor deseado.

Mientras veia al hombre descolgar la sierra de su soporte, volvi a experimentar una intima desazon. Trate de concretar de forma definitiva aquella sensacion aunque sin mas exito que en ocasiones anteriores. ?Se trataba de la sierra? Algo muy evidente. Cualquiera puede adquirir una sierra de carnicero. La SQ habia seguido aquella pista hasta un punto muerto tras ponerse en contacto con todos los recursos de la provincia. Al parecer se habian vendido a miles.

?Que era entonces? Habia llegado a la conclusion de que tratar de extraer una idea del subconsciente solo sirve para sumergirla aun mas en el. Si la dejaba a la deriva por fin emergeria a la superficie. Abone el importe de mis compras y regrese a casa dando un breve rodeo por la hamburgueseria de la calle Ste. Catherine.

Me encontre con lo ultimo que hubiera imaginado. Alguien habia llamado. Durante unos minutos permaneci sentada al borde del sofa asiendo mis paquetes y con la mirada fija en la lucecita del indicador. Habia un mensaje. ?Seria Tanguay? ?Me hablaria o tan solo distinguiria su presencia en el otro extremo de la linea y a continuacion colgaria el aparato?

«Te comportas de un modo histerico, Brennan. Posiblemente sera Ryan.»

Me enjugue la palma de la mano y pulse el boton. No era Tanguay sino algo mucho peor.

– ?Hola, mama! ?Que tal estas? ?Eh! ?Te encuentras ahi? ?Descuelga el aparato!

Se distinguia un sonido que recordaba el trafico, como si llamara desde una cabina publica.

– Me temo que no. Bien tampoco puedo hablar mucho. Estoy en la calle. De nuevo en la calle…

Imitaba a un presentador televisivo.

– Estupendo, ?verdad? El caso es que voy a visitarte, mama. Tenias razon: Max es un cabeza de chorlito. No lo necesito para nada…

Se oyo una voz de fondo.

– Por favor, dejeme un momento -dijo Katy a quienquiera que fuese-. Escucha, tengo la oportunidad de visitar Nueva York, la Gran Manzana. He podido viajar gratis y aqui estoy. De todos modos pueden llevarme a Montreal, por lo que ire ahi. Hasta pronto.

Clic.

– ?No! ?No vengas, Katy! ?No! -grite en el vacio.

Oi rebobinarse la cinta. «?Jesus, que pesadilla! Gabby esta muerta. Un psicopata deja una foto de Katy y mia en su tumba. Y ahora Katy se dirige hacia aqui.» El pulso me latia en las sienes, mis pensamientos se atropellaban. Tenia que detenerla pero ?como? Ni siquiera sabia donde se encontraba. Pete.

Mientras marcaba su numero se me represento una escena del pasado. Katy con tres anos en el parque. Yo hablaba con otra madre sin apartar los ojos de la nina, que llenaba recipientes de plastico con arena. De pronto tiro la pala y corrio hacia los columpios. Vacilo un momento viendo oscilar al poni metalico hacia atras y corrio hacia el con expresion euforica entre el aire primaveral y la vision de las crines y las bridas de colores agitandose en los aires. Sabia que iba a golpearla, pero no podia detenerla. Y el hecho se repetia.

No obtuve respuesta por la linea directa de Pete. Intente el numero de su centralita. Una secretaria me dijo que se hallaba ausente, como de costumbre tomando unas declaraciones. Deje un mensaje.

Fije la mirada en el contestador automatico. Cerre los ojos y respire varias veces a fondo para regular los latidos de mi corazon. Sentia la nuca rigida, como oprimida por un torno, y un intenso calor.

– Eso no sucedera -exclame.

Abri los ojos y vi que Birdie me miraba desde el otro extremo de la habitacion.

– No sucedera -le repeti. El me miro con fijeza, sin pestanear-. Puedo hacer algo.

El animal arqueo la espalda, fijo las patas en el suelo formando un tenso y pequeno rectangulo, curvo la cola y se sento sin apartar los ojos de mi rostro.

– Hare algo. No voy a sentarme y esperar a que ese canalla ataque a mi hija.

Lleve los comestibles a la cocina y los guarde en el refrigerador. Luego busque mi ordenador portatil, entre en el sistema y saque la hoja de calculo en pantalla. ?Cuanto tiempo hacia que la habia empezado? Comprobe las fechas que habia anotado. El cadaver de Isabelle Gagnon se habia encontrado el 2 de junio: hacia siete semanas que parecian siete anos.

Fui al estudio y saque mis archivadores. Tal vez, despues de todo, no se perdiera el esfuerzo dedicado a fotocopiar.

Pase dos horas examinando las fotografias, nombres, fechas y literalmente cada palabra de todas las entrevistas e informes policiales que poseia. Y repeti la accion. Revise una y otra vez las palabras confiando en encontrar alguna nimiedad que me hubiera pasado por alto. En la tercera ocasion lo consegui.

Leia la entrevista que Ryan habia efectuado al padre de Grace Damas cuando repare en ello. Como un estornudo que se estuviera formando, cosquilleante pero que se negara a estallar, el mensaje irrumpio por fin en mi mente consciente.

Una carniceria. Grace Damas habia trabajado en una carniceria.

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