– ?Cuantos? -repitio.

– Uno -respondi sin levantar los ojos.

– ?Falta algo?

Acabe de escribir y me volvi a mirarlo. Estaba plantado, con los pies separados, la chaqueta colgada de un brazo y retiraba el celofan de un bocadillo expedido por una maquina.

Al igual que Bertrand, Claudel vestia tejidos naturales, camisa y pantalones de algodon y chaqueta de hilo. Sin embargo, se cenia a los colores verdes; al parecer preferia mostrar un aspecto mas ingenuo. El unico contraste de color consistia en el dibujo de su corbata. De vez en cuando habia introducido una elegante pincelada de tono mandarina.

– ?Puede decirme que tenemos?

Me senalo con su bocadillo de carne.

– Si.

– ?Si?

Apenas hacia treinta segundos que habia llegado y yo ya deseaba arrancarle el bocadillo de la mano y meterselo por la nariz o por cualquier otro orificio. Claudel no lograba despertar mis mejores sentimientos ni siquiera cuando estaba relajada y descansada, y aquella manana no me hallaba precisamente en tal situacion. Como el perro, estaba agotada. Me faltaban energias e inclinacion para seguirle el juego.

– Tenemos parte de un esqueleto humano sin apenas tejidos blandos. El cuerpo fue descuartizado, metido en bolsas de basura y enterrado en cuatro lugares distintos. -Senale los jardines del monasterio-. Anoche encontre una bolsa. El perro ha olfateado las tres restantes esta manana.

Dio un bocado y miro hacia los arboles.

– ?Que falta? -Su voz llegaba confusa entre el jamon y la mostaza.

Lo mire sin decir palabra, preguntandome por que me resultaria tan irritante una pregunta rutinaria. Era el modo de proferirla. Me repeti una variacion de mi autosermon sobre Claudel: «No le hagas caso: es un reptil. No esperes mas que altivez y arrogancia. Sabe que tenias razon: a estas alturas ya esta al corriente de todo, pero no va a decir “?Bravo por ti!” Ha de fastidiarlo enormemente. Eso deberia bastarte. Dejemoslo asi.»

Al ver que no respondia volvio a centrar su atencion en mi.

– ?Falta algo?

– Si.

Deje la hoja de inventario y lo mire de modo directo a los ojos. El parpadeo sin dejar de masticar. Me pregunte brevemente por que no llevaria gafas.

– La cabeza.

Dejo de masticar.

– ?Como?

– Que falta la cabeza.

– ?Donde esta?

– Si lo supiera no faltaria, monsieur Claudel.

Lo vi apretar las mandibulas y luego aflojarlas, pero no porque masticase.

– ?Algo mas?

– ?Algo mas… que?

– Si falta algo mas.

– Nada significativo.

Digerio mentalmente aquellos hechos al igual que su bocadillo. Mientras masticaba arrugo el envoltorio, formo con el una fuerte pelota que se guardo en el bolsillo y se enjugo las comisuras de la boca con el indice.

– Supongo que no va a decirme nada mas.

Era una afirmacion mas que un interrogante.

– Cuando haya podido examinar…

– Si.

Dio media vuelta y se marcho.

Cerre las cremalleras de las bolsas maldiciendo entre dientes. El perro movio bruscamente la cabeza ante aquel sonido y me siguio con la mirada mientras metia la carpeta de pinza en la mochila y cruzaba la calle en direccion al encargado del deposito, cuya cintura era como la camara de aire de un tractor. Le dije que habia concluido y que podian cargar los restos y luego aguardar.

Mas arriba, en la calle, distingui a Ryan y Bertrand que hablaban con Claudel y Charbonneau: la SQ se reunia con el CUM. Mi estado paranoico me hizo sentir sospechas de su charla. ?Que les diria Claudel? ?Me estaria ridiculizando? La mayoria de los policias son tan jurisdiccionales como monos aulladores: se sienten celosos de su terreno, se reservan sus casos, desean efectuar sus propias persecuciones. Claudel era peor que los demas ?pero por que se mostraba tan desdenoso conmigo?

«Olvidalo, Brennan. Es un bastardo y lo has ridiculizado en su propio terreno. No estas en la cuspide de sus preferencias. Deja de preocuparte acerca de sentimientos y concentrate en el trabajo. Tampoco eres inocente de antecedentes personales posesivos en tus casos.»

La charla se interrumpio cuando yo llegue. Su comportamiento modifico en parte el espontaneo enfoque que me proponia, pero disimule mi incomodidad.

– ?Hola, doctora! -exclamo Charbonneau.

Lo salude con una inclinacion y una sonrisa.

– Asi pues, ?que tenemos? -pregunte.

– Su jefe se marcho hace una hora como tambien el padre. Investigacion esta concluyendo -dijo Ryan.

– ?Han encontrado algo mas?

Nego con la cabeza.

– ?Algun resultado con el detector de metal?

– Hemos tocado todas las condenadas teclas de la provincia -Ryan se expresaba con exasperacion-. Estamos preparados para manejar un parquimetro. ?Y usted?

– He terminado. He ordenado a los chicos del deposito que carguen.

– Claudel dice que falta la cabeza.

– Es cierto. Falta el craneo, la mandibula y las cuatro primeras vertebras.

– ?Que cree que significa eso?

– Significa que la victima fue decapitada y que el asesino metio la cabeza en otro lugar. Acaso la enterro aqui, pero en diferente sitio, al igual que hizo con las restantes partes del cuerpo, que estaban muy diseminadas.

– ?De modo que debe de haber otra bolsa por ahi?

– Tal vez. O pudo disponer de ella de otro modo.

– ?Como por ejemplo?

– Echandola al rio, por una letrina o en su horno. ?Como diablos voy a saberlo?

– ?Por que haria algo asi? -interrogo Ryan.

– Tal vez para que el cuerpo no pudiera ser identificado.

– ?Podra serlo?

– Probablemente. Pero seria mucho mas facil si contaramos con los dientes y los archivos dentales. Ademas, ha dejado las manos.

– ?Y?

– Si mutilan un cadaver para evitar su identificacion tambien suelen hacer desaparecer las manos.

Me miro con aire inexpresivo.

– Pueden obtenerse huellas de cadaveres muy descompuestos mientras se conserve algo de piel. Yo las he obtenido de una momia de quinientos anos de antiguedad.

– ?Estaba fichada? -pregunto Claudel con aire indiferente.

– No figuraba en los archivos -respondi con igual falta de entusiasmo.

– Pero solo son huesos -dijo Bertrand.

– El asesino no lo sabe. No podia imaginar cuando se encontraria el cadaver.

Al igual que Gagnon, pense. Solo que este lo habia enterrado.

Me interrumpi un momento e imagine al asesino merodeando por el bosque entre la oscuridad, distribuyendo

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