las bolsas y su macabro contenido. ?Habria descuartizado a la victima en otro lugar, llenado las bolsas con los fragmentos ensangrentados y los habria transportado alli en coche? ?Aparcaria en el mismo lugar que yo o le habria sido posible, de algun modo, introducirse en el recinto? ?Habria cavado primero los agujeros y planeado la localizacion de cada uno? ?O simplemente habria llevado en las bolsas las porciones del cadaver, cavando huecos en unos y otros lugares y realizando cuatro viajes desde su coche? ?Obedeceria la descuartizacion a un ataque de panico por ocultar un crimen pasional, o el crimen y la mutilacion habian sido friamente premeditados?

De pronto me abrumo una horrible posibilidad: ?habria estado alli conmigo la noche anterior? Retorne al presente.

– O…

Todas las miradas convergieron en mi.

– O acaso aun se halle en su poder.

– ?Se la ha guardado? -se burlo Claudel.

– ?Mierda! -exclamo Ryan.

– ?Como la teoria de la violencia de Dahmer? -inquirio Charbonneau.

Me encogi de hombros.

– Sera mejor que traigamos de nuevo al perro para que se de otra vuelta -dijo Ryan-. Aun no lo hemos hecho venir donde se encontraba el torso.

– De acuerdo -asenti-. Al animal le gustara.

– ?Le importa que nos quedemos? -pregunto Charbonneau.

Claudel le lanzo una mirada asesina.

– No, mientras tenga gratos pensamientos -dije-. Voy en busca del perro. Esperenme en la entrada.

Al alejarme distingui la palabra «perra» con la pronunciacion nasal de Claudel. Me dije que sin duda se referia al animal.

El sabueso se puso en pie de un brinco al verme llegar y agito lentamente su cola mientras paseaba su mirada de mi al hombre vestido con el mono azul, como si pidiera permiso para acercarse a la recien llegada. Adverti que el cuidador llevaba impreso en el pecho el nombre «DeSalvo».

– ?Esta nuestro amigo dispuesto para otro paseo? -le pregunte senalando al animal con la mano.

DeSalvo inclino levemente la cabeza, y el perro salto hacia adelante y me lamio los dedos.

– Se llama Margot -repuso el hombre en ingles aunque con acento frances.

Se expresaba en voz baja y uniforme y se movia con aire gracil y tranquilo, como los que acostumbran pasar el tiempo con los animales. Era moreno y con el rostro surcado de arrugas, un abanico de las cuales irradiaban desde las comisuras de los ojos. Tenia aspecto de vivir al aire libre.

– ?Francesa o inglesa?

– Es bilingue.

– ?Eh, Margot!-dije. Doble la rodilla para rascarle las orejas-. Lamento haberme equivocado de genero. Gran dia, ?verdad?

Margot movio la cola con mas velocidad. Cuando me levante, salto hacia atras, dio un gran giro y luego se quedo inmovil y examino atentamente mi rostro. Ladeo la cabeza a uno y otro lado, y la arruga que habia entre sus ojos se fruncio y se aliso.

– Soy Tempe Brennan -me presente al tiempo que tendia la mano a DeSalvo.

El hombre prendio un extremo de la correa de Margot a su cinturon y asio el otro. A continuacion me tendio la mano, que era aspera y firme, como metal forjado. Su apreton merecia un sobresaliente.

– Yo soy David DeSalvo.

– Creemos que tiene que haber algo mas, Dave. ?Estara Margot preparada para otra ronda?

– Mirela.

Al oir su nombre Margot irguio las orejas, agacho la cabeza, alzo las ancas y se abalanzo hacia adelante en una serie de saltitos sin apartar su mirada del rostro de DeSalvo.

– Bien. ?Cuanto terreno han cubierto hasta ahora?

– Hemos avanzado en zigzag por todo el recinto, salvo donde usted trabajaba.

– ?Existe alguna posibilidad de que se dejara algo?

– No, hoy no. -Nego con la cabeza-. Las condiciones son perfectas. La temperatura es correcta y el tiempo agradable y humedo por causa de la lluvia. Corre una brisa excelente, y Margot esta en perfecta forma.

La perra le froto la rodilla con el hocico, y el hombre la premio con unas caricias.

– Margot no suele perderse nada. Ha sido entrenada exclusivamente para seguir el olor de los cadaveres, por lo que no se desviara por otra cosa.

Como los rastreadores, a los sabuesos de los muertos se les ensena a seguir olores especificos. Recuerdo una reunion academica en la que un expositor regalo botellitas de muestra de olor a cadaver. Agua de putrefaccion. Un entrenador conocido solia utilizar dientes extraidos, facilitados por su dentista y conservados en frascos de plastico.

– Margot es la mejor con quien he trabajado. Si hay algo mas por ahi, lo encontrara.

La mire convencida de que era cierto.

– De acuerdo. Llevemosla hacia el primer lugar.

DeSalvo sujeto un extremo de la correa libre al correaje de Margot y nos condujo hacia la entrada, donde aguardaban los cuatro detectives. Pasamos por la ya familiar ruta, Margot al frente, tirando de su correa. Husmeaba el camino explorando todos los recovecos al igual que habia hecho yo con la luz de mi linterna. De vez en cuando se detenia, aspiraba rapidamente y luego expelia el aire de golpe formando remolinos alrededor con su hocico. Ya satisfecha seguia su avance.

Nos detuvimos donde el sendero se bifurcaba en el bosque.

– El lado que no hemos examinado es aquel.

DeSalvo senalo en general hacia la direccion donde habiamos encontrado nuestro primer hallazgo.

– Le hare dar una vuelta y luego la traere a favor del viento. De ese modo percibe mejor los olores. Si parece haber encontrado algo, la dejare seguir su instinto.

– ?La molestaremos si nos encontramos en la zona? -pregunte.

– No, su olor no la distraera.

Perra y entrenador siguieron por el camino durante unos diez metros y luego desaparecieron entre los arboles. Los detectives y yo tomamos asimismo aquel sendero, que ahora era mas evidente por las huellas de pies. En realidad, la zona de enterramiento en si ya no podia calificarse como un pequeno claro. La vegetacion estaba aplastada y algunas ramas de los arboles habian sido podadas.

En el centro, el agujero abandonado mostraba su boca negra y vacia, como una tumba saqueada. Era mucho mayor que cuando lo habiamos dejado, y el terreno del contorno estaba desnudo y pelado. Un monton de escombros se levantaba a un lado, un cono truncado de particulas anormalmente uniformes: restos de tierra cribada.

En breves minutos oimos ladridos.

– ?Esta el perro detras de nosotros? -dijo Claudel.

– La perra -lo rectifique.

Abrio la boca, pero apreto con fuerza los labios. Adverti que latia una venita en su sien. Ryan me dirigio una admonitoria mirada. De acuerdo, tal vez lo estuviera aguijoneando.

Sin decir palabra retrocedimos por el sendero. Margot y DeSalvo se hallaban a la izquierda, husmeando entre las hojas. Al cabo de un instante aparecieron a la vista. Margot estaba tan tensa como las cuerdas de un violin, le abultaban los musculos de los hombros y tensaba el pecho contra el correaje de cuero. Mantenia alta la cabeza y la hacia oscilar a uno y otro lado, olfateando el aire en todas direcciones, de modo que las ventanas de la nariz vibraban febrilmente.

De pronto se detuvo y se quedo rigida, con las orejas erguidas y las puntas temblorosas, y comenzo a proferir un sonido desde su mas profundo interior, tenue al principio y luego mas intenso, semigrunido, semigemido, como el lamento funebre de algun ritual primitivo. A medida que el aullido crecia en intensidad, senti que se me erizaban los cabellos y que un escalofrio recorria mi cuerpo.

DeSalvo se inclino y solto la correa. Por unos momentos Margot se mantuvo inmovil, como si mediante su posicion confirmase y recalibrase su objetivo. Por fin salio disparada.

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