– Si, Antoine, he estado muy ocupada.

Era cierto, pero tambien que no me entusiasmaba su comida caribena.

– ?Ah, trabaja demasiado! Pero hoy tenemos un pescado magnifico, fresco; aun colea: gotea agua del oceano. Cuando se lo coma, se sentira mejor. Y tengo una mesa estupenda para usted. La mejor de la casa. Sus amigos ya estan aqui. -?Amigos? ?Quien mas habria venido?-. Acompaneme, por favor.

En el interior debia de haber un centenar de personas sudorosas que comian bajo sombrillas de vivos colores. Segui a Antoine por el laberinto de mesas hasta un estrado que se levantaba en un extremo. La figura de Ryan se recortaba contra una ventana falsa cubierta con cortinas amarillas y lavanda recogidas para mostrar una puesta de sol pintada. Un ventilador que pendia del techo giraba lentamente sobre su cabeza mientras charlaba con un hombre con chaqueta deportiva de hilo. Aunque se hallaba de espaldas, reconoci el corte de cabello y las perfectas rayas.

– ?Hola, Brennan! -me saludo Ryan semiincorporandose en su asiento.

Al detectar mi expresion entorno los ojos como si me advirtiera: «Sea paciente.»

– ?Hola, Ryan!

De acuerdo, pero que el tambien se controlase.

Claudel me saludo con una inclinacion, sin moverse de su asiento. Me instale junto a Ryan. Aparecio la mujer de Antoine y, tras intercambiar cumplidos, los detectives encargaron cerveza y yo pedi una cola.

– Bien. ?Cuales son los progresos? -Nadie podia tener mas aires de superioridad que Claudel.

– ?Por que no pedimos primero? -intervino Ryan pacificador.

Ryan y yo cambiamos impresiones sobre el tiempo y convinimos en que hacia calor. Cuando Janine regreso le pedi un plato especial de pescado; en cuanto a los detectives encargaron especialidades jamaicanas.

Comenzaba a sentirme extrana.

– Bien. ?Que ha descubierto? -dijo Ryan moderador.

– El metro.

– ?El metro?

– Eso reduce la situacion a cuatro millones de personas: dos si nos cenimos a los varones.

– Dejala hablar, Luc.

– ?Que sucede con el metro?

– Francine Morisette-Champoux vivia a seis paradas de la estacion de Berry-UQAM.

– Ya llegamos a alguna parte.

Ryan le dirigio una mirada fulminante.

– Y lo mismo sucede con Isabelle Gagnon y Margaret Adkins.

– Hum.

Claudel no hizo comentario alguno.

– Trottier esta demasiado lejos.

– Si. Y Damas demasiado cerca.

– El apartamento de Saint Jacques se halla a pocas manzanas de distancia.

Comimos un rato en silencio. El pescado estaba seco, las patatas fritas y el arroz, grasientos. Una combinacion dificil para que funcionara bien.

– Acaso sea mas complicado que solo eso.

– ?Si?

– Francine Morisette-Champoux y su marido habian puesto su casa en venta con la firma ReMax.

No hubo observacion alguna.

– Habia un letrero ante el edificio de Margaret Adkins, asimismo de ReMax.

Aguardaron a que prosiguiera, pero no lo hice. Busque en mi bolso, saque las fotos de Gagnon y deposite una de ellas sobre la mesa. Claudel pincho un pescado frito con el tenedor.

Ryan cogio la foto, la examino y me miro inquisitivo. Le ofreci la lupa y le senale un objeto apenas visible situado en un extremo de la foto, que examino largo rato. Luego, sin decir nada, la tendio, asi como la lupa, al otro lado de la mesa.

Claudel se enjugo las manos, arrugo la servilleta de papel y la arrojo en su plato. Cogio la foto y repitio las acciones de Ryan. Al reconocer el objeto, apreto las mandibulas y permanecio largo rato mirandolo sin pronunciar palabra.

– ?Vecino? -pregunto Ryan.

– Parece ser.

– ?ReMax?

– Eso creo. Se distinguen la R y parte de la E. Podemos hacer ampliar la foto.

– Seria facil seguir la trayectoria. La inscripcion solo tiene cuatro meses de antiguedad. ?Diablos, en este tipo de negocios probablemente aun este en vigor! -comento Ryan, que tomaba notas.

– ?Y que hay acerca de Damas?

– No lo se.

Me abstuve de responder que no habia querido molestar a la familia de la victima.

– ?Y Trottier?

– No. Hable con la madre de Chantale y me dijo que no pensaba vender, que nunca habia ofrecido la propiedad.

– Podria tratarse del padre.

Nos volvimos hacia Claudel, que me miraba; en esta ocasion no se habia expresado con altivez.

– ?Como? -repuso Ryan.

– Pasaba mucho tiempo con su padre. Tal vez el se propusiera vender. ?Lo confirmamos?

– Lo comprobare -asintio Ryan sin dejar de tomar notas.

– Ella iba alli el dia que fue asesinada -dije.

– Iba un par de dias por semana.

Claudel se mostraba paternalista, pero no despectivo: haciamos progresos.

– ?Donde vive?

– En Westmount. Un condominio multimillonario en Barat, cerca de Sherbrooke.

Trate de situarlo. Aquello debia de encontrarse en los limites del centro de la ciudad, no lejos de mi apartamento.

– ?Por encima del Forum?

– Eso mismo.

– ?Cual es la estacion de metro mas proxima?

– Debe de ser Atwater. Se encuentra a un par de manzanas de alli.

Ryan consulto su reloj, procuro atraer la atencion de Janine y le hizo senas como si firmara en el aire. Pagamos, y Antoine nos obsequio con punados de caramelos.

En cuanto llegue a mi despacho saque el mapa, localice la estacion de Atwater y conte las paradas que habia desde Berri-UQAM. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. En aquel momento sono el telefono y me apresure a responder a la llamada.

Capitulo 28

El apartamento de Robert Trottier habia sido puesto a la venta durante un ano y medio.

– Debe de haberse demorado por causa del precio.

– No lo se, Ryan. Nunca he estado alli.

– Yo lo he visto por television.

– ?Remax?

– Royal LePage,

– ?Anuncios?

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