Llame con suavidad.

– ?Gabby?

Insisti con mas fuerza.

Abri la puerta y en el interior descubri el caos habitual que la acompanaba: joyas, papeles, libros y ropas por doquier. Un sujetador pendia del respaldo de una silla. Inspeccione el armario y me encontre zapatos y sandalias amontonados. Y, entre toda aquella confusion, la cama estaba pulcramente hecha. Me choco tal incongruencia.

– ?Hija de perra!

Birdie se deslizo por mis piernas.

– ?Estaria ella aqui anoche?

Me miro, salto a la cama, la rodeo por dos veces y se instalo. Me deje caer a su lado, con el nudo familiar en la boca del estomago.

– Ha vuelto a hacerlo, Bird.

El animal extendio su garra y se la lamio.

– Y ni siquiera una misera nota.

Birdie se centro en los espacios interiores.

– No quiero pensar en esto -conclui.

Me levante y fui a vaciar el lavavajillas.

Al cabo de diez minutos me habia tranquilizado bastante para marcar su numero. Como era de esperar no obtuve respuesta. Intente la universidad asimismo sin exito.

Fui a la cocina, abri el refrigerador y lo cerre. ?Cenaria? Volvi a abrirlo y cogi otra bebida. Pase al salon, deje la nueva lata junto a la anterior, conecte el televisor y pasee por los canales hasta escoger una comedia de situacion que no pensaba seguir. Mis pensamientos discurrian de los crimenes a Gabby, al craneo hallado en el jardin y vuelta a empezar, incapaz de centrarme en nada. La cadencia del dialogo y las risas grabadas facilitaban un sonido de fondo mientras mis pensamientos giraban en torno como particulas atomicas.

Sentia ira hacia Gabby, estaba resentida por haber permitido que me utilizara. Me sentia dolida por causa de ella y sentia temores acerca de mi seguridad, temor de que apareciera una nueva victima y frustracion por mi estado de indefension. Estaba emocionalmente herida, pero no podia dejar de autoincreparme.

No soy consciente del tiempo que permaneci en tal situacion hasta que sono el telefono, que proyecto una oleada de adrenalina por mi cuerpo.

?Seria Gabby!

– ?Hola!

– Con Tempe Brennan, por favor.

Era una voz masculina familiar, tanto como mi infancia en el Medio Oeste.

– ?John! ?Dios, cuanto me alegra oirte!

John Samuel Dobzhansky, mi primer amor. Consejeros. Campamento de Northwoods. El idilio se prolongo aquel verano y el siguiente y prospero hasta nuestro primer ano de universidad. Yo marche al sur; J. S. al norte. Yo escogi antropologia y conoci a Pete. El estudio psicologia, se caso y se divorcio dos veces. Anos despues volvimos a entrar en contacto en la Academia. J. S. se especializo en homicidio sexual.

– ?Conservas los sentimientos del campamento Northwoods? -pregunto.

– En mi mente -repuse.

Asi concluia la letra del himno del campamento. Nos echamos a reir.

– No sabia si esperabas que te llamase a tu casa, pero al dejarme el numero imagine que podia intentarlo.

– Me alegra que lo hayas hecho. Gracias. Deseo recurrir a tu cerebro acerca de la situacion que se nos presenta aqui. ?Te parece bien?

– ?Cuando dejaras de decepcionarme, Tempe? -se fingio herido.

Habiamos coincidido en las reuniones de la Academia y, al principio, estuvo latente entre nosotros la posibilidad de una aventura amorosa. ?Debiamos forzar los recuerdos de adolescentes? ?Seguia aun vigente la pasion? La idea decrecia bilateralmente, aunque sin expresarla de modo tacito. Consideramos mejor dejar el pasado intacto.

– ?Que hay de aquel nuevo amor que me mencionaste el ano pasado?

– Desaparecido.

– Lo siento, John. Aqui tenemos unos asesinatos que creo que estan vinculados. Si te doy una vision general del conjunto, ?podras opinar si se trata de crimenes en serie?

– Puedo opinar sobre cualquier cosa.

Era una de nuestras frases favoritas de antano.

Le describi los escenarios de Adkins y Morisette-Champoux y subraye lo que se habia hecho a las victimas. Le explique como y cuando se habian encontrado los restantes cadaveres y como los habian mutilado. Luego anadi mis teorias sobre el metro y los anuncios por palabras.

– Tengo dificultades para convencer a la policia de que estos casos se hallan relacionados. Ellos se obstinan en decir que no existe ninguna pauta. Hasta cierto punto, tienen razon. Las victimas son todas diferentes: una murio de un disparo, y las otras no; vivian en distintos lugares. Nada parece tener conexion.

– Bien. Bien. Tranquilizate. Lo enfocas de un modo equivocado. En primer lugar la mayor parte de lo que dices tiene que ver con un modus operandi.

– Si.

– Las similitudes del modus operandi pueden ser utiles, no me interpretes mal, pero son en extremo comunes las disparidades. Un asesino puede amordazar o atar a su victima con un cordon telefonico en una ocasion y, la proxima, ir provisto de una cuerda. Acaso apunale o destripe a una persona y mate de un tiro o estrangule a la siguiente. Puede robar a unas, y a otras no. Te hablo de un tipo que utiliza diferente clase de armas cada vez. ?Me sigues?

– Si.

– El modus operandi de un criminal nunca es estatico. Como todo lo demas, siempre existe una curva de aprendizaje. Esos tipos mejoran con la practica. Aprenden que es lo que funciona y mejoran continuamente su tecnica. Algunos mas que otros, desde luego.

– Muy consolador.

– Asimismo existen multiples acontecimientos azarosos que pueden afectar los actos de un criminal, con independencia de sus planes mejor conformados. Suena un telefono, aparece un vecino, se rompe una cuerda y tiene que improvisar.

– Comprendo.

– No lo interpretes erroneamente. Las pautas del modus operandi son utiles, y las utilizamos, pero las variaciones no significan gran cosa.

– ?Y que es lo que utilizais?

– El ritual.

– ?El ritual?

– Algunos de mis colegas lo llaman la firma o tarjeta de visita, y solo se descubre en algunos escenarios. La mayoria de los criminales desarrollan un modus operandi porque, cuando un plan funciona un par de veces, sienten crecer su confianza en el y creen que reduce su riesgo de ser descubiertos. Pero en los elementos violentos y repetitivos hay algo mas que funciona. Esa gente esta impulsada por la ira. Su ira los induce a fantasear sobre violencia y, al final, ejecutan tales fantasias. Pero la violencia no basta. Implica rituales para expresar la ira. Esos rituales son los que por fin los descubren.

– ?Que clase de rituales?

– Por lo general consisten en controlar, tal vez humillar a la victima. Veras, la persona no es lo realmente importante. Su edad, su aspecto acaso sean irrelevantes. Lo importante es la necesidad de desencadenar la ira. Yo encontre a un tipo cuyas victimas oscilaban de siete a ochenta y un anos.

– Asi, pues, ?que buscarias?

– ?Como encuentra a su victima? ?La asalta? ?Utiliza un acercamiento verbal? ?Como la controla una vez establecido el contacto? ?La asalta de modo sexual? ?Lo hace antes o despues de asesinarla? ?La tortura? ?Mutila su cuerpo? ?Deja algo en el escenario? ?Se lleva algo?

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