– Asi lo cree el. Estamos comprobando.

– ?Letrero exterior?

– Si.

– ?Y Damas? -me interese.

Ella, su marido y sus tres hijos vivian con los padres de el, que poseian la casa desde que se creo la tierra y en ella moririan. Medite unos instantes sobre el tema.

– ?Que hacia Grace Damas?

– Criaba ninos, hacia tapetes de ganchillo para la iglesia, realizaba algun trabajo a tiempo parcial. ?Esta preparada para esto? En una ocasion trabajo en una carniceria.

– Perfecto. ?Y el marido?

– Limpio. Conduce un camion. -Pausa-. Como anteriormente hacia su padre. Silencio.

– ?Cree que esto significa algo? -pregunte.

– ?El metro o los anuncios?

– Ambos.

– ?Diablos, Brennan, no lo se! -Nuevo silencio-. Deme un escenario.

Habia tratado de ingeniar algo.

– Bien. Saint Jacques lee los anuncios de ofertas inmobiliarias, escoge una direccion. Luego se aposta hasta que detecta a su victima. La sigue, aguarda su oportunidad y por fin provoca la emboscada.

– ?Que tiene que ver aqui el metro?

Medite unos momentos.

– Es como un juego para el. Es el cazador y ella la presa. El escondrijo de Berger es su madriguera. La aborda con los anuncios por palabras, la sigue y luego se prepara para asesinarla. Solo utiliza algunas zonas de caza.

– La salida de la sexta estacion.

– ?Tiene alguna idea mejor?

– ?Por que anuncios de fincas inmobiliarias?

– ?Por que no? Un objetivo vulnerable, una mujer sola en casa. Imagina que, si vende, la encontrara para mostrar la propiedad. Tal vez llama. El anuncio le facilitara el acceso.

– ?Por que seis estaciones?

– No lo se. El tipo esta loco.

Brillante, Brennan.

– Debe de conocer la ciudad a la perfeccion.

Meditamos sobre ello.

– ?Empleado del metro?

– ?Taxista?

– ?Servicio Publico?

– ?Policia? -dije.

Se produjo un intervalo de tenso silencio.

– Brennan, no pue…

– No.

– ?Que me dice de Trottier y Damas? Estas no encajan.

– No.

Silencio.

– Gagnon fue encontrada en el centro de la ciudad; Damas en Saint Lambert; Trottier en Saint Jerome. Si nuestro sujeto es una persona que se desplaza diariamente a su trabajo ?como hacer frente a esto?

– No lo se, Ryan. Pero son tres de cada cinco, tanto en los anuncios como en las paradas de metro. Fijese en Saint Jacques o quienquiera que sea esa rata. Tiene su madriguera precisamente en Berri-UQAM y coleccionaba anuncios por palabras. Esto merece algun seguimiento.

– Si.

– Podriamos comenzar con la coleccion que poseia Saint Jacques, ver que habia recogido.

– Si.

Se me ocurrio otra idea.

– ?Y que tal acerca de esbozar su retrato? Ya contamos con suficientes datos para intentarlo.

– Muy moderno.

– Podria ser util.

Interprete su pensamiento a traves de la linea telefonica.

– Claudel no tiene por que enterarse. Yo podria fisgonear de modo no oficial, descubrir si vale la pena profundizar en ello. Contamos con los escenarios del crimen de Morisette-Champoux y Adkins, el modo en que se produjo la muerte y como se dispuso del cadaver en cuanto a las restantes. Creo que podrian funcionar con esto.

– ?Se refiere a Quantico?

– Si.

Profirio un resoplido.

– De acuerdo. Estaran tan saturados que no le devolveran la llamada hasta el siglo que viene.

– Conozco a alguien alli.

– No me sorprende. -Suspiro-. ?Por que no? Pero solo una consulta en ese sentido. No nos comprometa en absoluto. La solicitud debe proceder de Claudel o de mi.

Al cabo de unos momentos marcaba el prefijo de Virginia y pedia por John Samuel Dobzhansky. Aguarde. El senor Dobzhansky estaba ilocalizable. Deje un mensaje.

Intente hablar con Parker Bailey. Otra secretaria, otro mensaje.

Llame a Gabby para saber sus planes para la cena. Me respondio mi propia voz en el contestador. Lo intente con Katy. Nuevo mensaje. ?Acaso nadie se hallaba jamas en su lugar?

Dedique el resto de la manana a la correspondencia y a revisar trabajos de los alumnos mientras aguardaba a que sonara el telefono. Deseaba hablar con Dobzhansky y con Bailey. Parecia sonar un reloj en mi cabeza que me impedia concentrarme. Cuenta atras. ?Cuanto tardaria en aparecer la proxima victima? A las cinco renuncie y me fui a casa.

El apartamento estaba en silencio. Ni rastro de Birdie ni de Gabby.

– ?Gab? Tal vez estuviera durmiendo.

La puerta de la habitacion de invitados seguia cerrada. Birdie dormitaba en mi lecho.

– Sois tal para cual vosotros dos -dije mientras le acariciaba la cabeza-. Vamos. Es hora de que te limpie la lata.

El olor a suciedad era intenso.

– Tengo demasiadas cosas en la cabeza, Bird. Lo siento.

No recibi ninguna muestra de reconocimiento.

– ?Donde esta Gabby?

Me devolvio una mirada inexpresiva mientras se desperezaba.

Le cambie la arena. Birdie me lo agradecio utilizandola y vertiendo parte en el suelo.

– Vamos, Bird, trata de no echarla fuera. Gabby no es una companera de bano muy limpia. Procura esmerarte tu.

Contemplaba su revoltijo de lociones limpiadoras y cosmeticos.

– Parece que lo ha recogido un poco.

Busque una coca cola light y me puse unos pantalones cortos. ?Que plan tenia para cenar? ?A quien intentaba enganar? Saldria a la calle.

El contestador automatico se encendio. Habia un mensaje. Era yo misma que habia llamado sobre la una. ?Acaso Gabby no lo habia oido o no le habia hecho caso? Tal vez habia desconectado el telefono, o quizas estuviera enferma o no se encontrara en casa. Fui hasta su habitacion.

– ?Gab?

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