– ?Cien voltios de electricidad aplicados al pecho de un agente de policia? ?Piensas que no tiene importancia?

Se mordio el labio hinchado.

– Se pondra hecha una fiera. Esta Eileen tiene muy mala leche.

– ?Y que? ?Quien lleva los pantalones en la familia?

Parpadeo mientras inhalaba su Salem. El aire en la sala de interrogatorios estaba viciado por el humo de tabaco y por el desinfectante barato. La parrilla que habia sobre la ventana de la puerta estaba llena de polvo; en el suelo yacia un arrugado vaso de plastico. He visto el mismo vaso de plastico en todas las comisarias de Filadelfia. Creo que lo pasean de una a otra.

– -Entonces, ?que opinas, Bill? No puedes conseguir la fianza; por tanto, si te declaras culpable, te vas. Si te declaras inocente, te meten directamente en la carcel. Es una de las estupendas ironias de nuestro sistema penal.

No queria mirarme a los ojos.

– -Pues bien, dejemos este asunto por un momento. Dame mas datos. Os estabais manifestando a favor de los derechos de los animales cuando os arrestaron. Creeis que Furstmann Dunn no debe probar sus vacunas con los monos. ?Es esa la historia?

– -No tienen derecho. No tienen derecho. No nos pertenecen. Unicamente somos mas evolucionados.

– Lo entiendo. -Bueno, algunos lo entenderian. No pude dejar de ver que mi ultimo revolucionario no era mas que un renacuajo de segunda categoria-. ?Eres miembro de PETA o de algun otro grupo en pro de los derechos de los animales?

– -No necesito ninguna autoridad por encima de mi. --Dio otra calada a su Salem, que cogia como si fuera un Chupa-Chups.

– -Lo tomo como un no. --Escribi NO--. De modo que se trata de ti y de Eileen. ?Estais casados?

– No necesitamos ninguna autoridad…

– Otro no -dije, y volvi a tomar nota: NO 2-. Asi que sois tu y Eileen contra el mundo. Muy romantico. -Me habia sentido asi con Mark cuando era mas joven y estaba pletorica de ilusiones.

– Supongo -dijo perezosamente. No pude identificar su acento aunque me conocia todos los acentos habidos y por haber en Filadelfia.

– -?De donde eres, Bill? De aqui no, ?verdad?

– Del oeste de Pennsylvania, pasado Altoona. Me crie en una granja; por eso conozco a los animales. -Se rio y emitio un resto de bocanada de humo.

– -?Has terminado la escuela secundaria?

– -Si, y entonces me fui a Nueva York y trabaje un tiempo en la fabrica Harley Davidson. Alli conoci a Eileen. Ella trabajaba para el laboratorio Furstmann Dunn. Alli probaban la vacuna. Saco fotos de cuando torturaban a los monos; son las que pusimos en las pancartas. Ella vio como los trataban. Abusaban de ellos.

?Abusar? No parecia una palabra que el dijera con naturalidad.

– ?Eileen te lo conto?

– -Usaban electrodos.

– -?Con los monos?

– -Con visones. Para abrigos de visones. Estolas y todo eso.

– ?Visones? Esta manana no protestabas por los visones. ?Por que hablas ahora de visones?

– No se. Usted ha sacado el tema.

Escribi: VISONES NO. ?Era tonto del culo o cualquier conversacion con un anarquista era necesariamente confusa?

– Todo es parte de lo mismo -anadio-. Es la misma basura.

– Bill, ?te puedo dar un consejo? -Yo intento dirigir las vidas de todos mis clientes para redimir el pesimo trabajo que hago con la mia-. Si yo protestara contra los experimentos con animales, no elegiria Furstmann Dunn porque esta elaborando una vacuna contra el sida. La gente quiere que el sida se pueda curar incluso si hay que dejar unos cuantos monos en el camino. ?Por que no protestas contra los peleteros? Entonces la gente podria estar de acuerdo y respaldarte.

Meneo la cabeza.

– A Eileen no le importa si la gente esta o no de acuerdo con nosotros. Quiere detener el asunto. Llamar a la radio y a la television fue idea suya.

– Lograsteis armar un alboroto considerable, ?verdad?

– dije sintiendo una pizca inexplicable de orgullo. Consiguieron convocar alli a todo el mundo, incluyendo los informativos nacionales. Parte del alboroto se debio a una contra manifestacion espontanea de un grupo de homosexuales. Un asunto polemico, pero nadie me ganaba en no juzgar las creencias politicas de mis clientes. Yo no defendia lo que ellos pensaban, sino su derecho a decirlo sin recibir un porrazo en la crisma.

– Tuvimos un monton de publicidad. A Eileen tambien le gusto. -Bill apago su colilla.

– No tendriais que haberos resistido al arresto. Tenian todo un escuadron y solo erais vosotros dos. Tu no tienes pinta de boxeador. -Eche una mirada a sus brazos. Eran blancos, delgados, fofos.

– No, yo soy un amante, no un luchador.

Sonrei. Apuesto a que tampoco era un gran amante, pero me di cuenta de que me caia bien. Pase las paginas de su expediente, que estaba casi vacio. Bill no tenia antecedentes; por eso, el fiscal me habia ofrecido un acuerdo ventajoso. El pobre chico habia lanzado un solo punetazo en su vida y habia terminado aqui.

– No lo entiendo -dije cerrando la carpeta-. ?Por que golpeaste al policia?

Echo chispas por los ojos.

– Porque estaba golpeando a Eileen. Yo trate de quitarselo de encima. Le doblo un brazo y ella se cayo al suelo. vi Lo unico que ella hizo fue gritarle.

– Salvo por el electrodo, ?recuerdas? Amenazo al agente y al presidente de la compania. No lo dejo salir de su Mercedes.

– Muy bien. Trataba de darle una dosis de su propia medicina. Podria haber sido peor. Queria ponerle una bomba debajo del coche.

– ?Ponerle una bomba a quien? ?Al directivo del laboratorio? -Senti un escalofrio. Nunca me habia acostumbrado a los casos de homicidio, incluso cuando tenia un caso favorable en las manos, asi que hacia mucho tiempo que habia renunciado a esa clase de trabajo--. Bill, ?dijo Eileen que queria matar al consejero delegado de Furstmann? ?Lo dijo en serio?

– -Es dura; Eileen lo es. --Bajo la mirada a su cigarrillo y apreto el filtro--. Por eso no quiere declararse culpable de los cargos. Probarian que hemos tenido la culpa. Es mejor ir a la carcel. Tal vez hacer una huelga de hambre.

Puse a un lado el boligrafo.

– Bill, contestame. ?Hablaste con Eileen de matar al consejero delegado?

Ladeo la cabeza evitando aun mi mirada.

– Dijo que lo queria hacer y yo le dije que no. Dijo que no lo haria a menos que primero lo hablaramos.

– -?Le habra dicho a su abogado que queria matar a esa persona?

– -No lo se.

Eche el cuerpo hacia adelante sobre la sucia mesa.

– -Eso no esta bien, Bill. El asesinato de un consejero delegado contigo como complice podria acarrearte la pena de muerte. Aqui la fiscal la pide en todos los casos de homicidio. Tal vez quiere probar su masculinidad. ?Entiendes lo que te digo?

Apago el cigarrillo en el monton de colillas que colmaban el cenicero de laton.

– -Matar a ese consejero delegado no resolveria nada, diga lo que diga tu novia. Hay otros veinte candidatos para ocupar su cargo. Tienen los mismos coches, los mismos titulos universitarios; se hacen llamar directores generales. Eres lo bastante inteligente para saberlo, ?verdad, Bill?

Asintio metiendo una una mordisqueada entre las cenizas calientes.

– -Quiero que me prometas no hacer algo tan estupido cuando yo te estoy representando. Mirame, Bill. Dime que no eres tan idiota.

Me miro a los ojos.

– No lo soy.

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