– Perdone -dijo-, pero yo la conozco…

?El decimo piso! Sali disparada del ascensor, corri pasando el letrero de EN sesion y entre en la sala de audiencias. Hice una breve pausa en la puerta, me quite las gafas oscuras y observe el escenario.

La zona para el publico estaba mas llena de gente de lo habitual. Alli estaba Bob Wingate, sentado al lado de Renee Butler, tal como yo habia previsto. Jennifer Rowlands ocupaba un asiento justo detras de ellos. Presidia el juez Edward J. Thompson y el doctor Haupt se sentaba, rigido, en la silla de los testigos. Eve Eberlein estaba junto a un proyector Elmo que lanzaba ecuaciones sobre una pantalla blanca en el frontal de la sala. No habia pensado en el proyector. Mejor asi.

El reloj de la pared indicaba las nueve y cuarenta y cuatro. Era el momento de actuar. Cruce la sala y coloque mis papeles delante del proyector antes de que Eve tuviera tiempo de reaccionar.

– Su Senoria -dije-, miembros del jurado, ?me harian el favor de mirar esta prueba? Pienso que opinaran que sirve mucho mas a la causa de la justicia que todo lo que han estado oyendo.

– ?Bennie? -murmuro Eve-. ?Eres tu?

– Miren la pantalla. Es la prueba A.

Eve se dio media vuelta y miro la pantalla. Era el recorte del periodico con sus letras aumentadas ante la audiencia.

HOMBRE DE YORK ENCONTRADO MUERTO

La oi tomar aliento antes de que se volviera y me preguntara:

– -?Que estas haciendo aqui? ?Estamos en medio de un juicio!

Desde el estrado, un sorprendido juez Thompson atino a decir:

– -?Senorita? ?Senorita? ?No esta usted fuera de orden?

– Por el contrario, Su Senoria --dije-. Esta es la unica posibilidad que tengo de que se me escuche, y tiene que ser ante el tribunal para que la policia tambien me escuche.

– ?La policia? ?Que policia?

Mire en derredor. La sala estaba en silencio. El reloj de la pared marcaba las nueve y cuarenta y cinco. Los miembros del jurado me miraban. Se me subieron los colores. Ningun policia. Malditos ascensores.

– -Estan en camino, Su Senoria.

De improviso, el teniente Azzic hizo su aparicion por el pasillo central y detras de el, un escuadron de uniformados que se desplegaron por los pasillos laterales.

– Tu mataste a ese hombre, ?no es verdad, Eve? -grite-. ?Tu y Renee Butler lo asesinasteis, igual que a Mark!

– ?Esto es un ultraje! -A Eve se le convulsionaron las hermosas facciones mientras intentaba controlarse delante de la policia-. ?Tu mataste a Mark!

– Tu y Renee. Las dos matasteis al marido de Eileen. No lo niegues. Renee confeso. Hasta me dio la llave. -- Saque del bolsillo de la chaqueta mi propia llave de la caja de seguridad.

Una sorpresa momentanea sacudio el rostro de Eve, que de inmediato encontro a Renee entre el publico.

– -?No! ?No! --grito Renee poniendose de pie--. ?Eso no es verdad! ?No es la mia! --Se llevo las manos al collar de su vestido y busco entre los pliegues profundos de su ropa.

Un grupo de guardias de seguridad traspasaron las puertas de la audiencia. La mayoria del publico queria dirigirse a la salida, y abarrotaban los pasillos laterales.

– ?Que esta pasando aqui? -exigio saber el juez Thompson, pero nadie le oia.

– Esta mintiendo, Eve -dije tratando de enfrentarlas entre si-. Se lo conto todo a la policia. Por eso estan aqui. Para arrestarte. Apunalaste al marido de Eileen y escondiste el arma homicida en la caja de seguridad. Renee lleva la llave colgada del cuello; tu, en el brazalete. Recorde lo que dijiste sobre «las llaves en el joyero». Interrogue a Renee y ella me conto toda la verdad.

– ?No, no, no! -grito Renee. Empezo a caer presa del panico y a buscar freneticamente la llave en el vestido. Azzic permanecia imperterrito observando la escena en un silencio siniestro.

– ?Orden! ?Mantengan el orden! -pedia el juez Thompson haciendo sonar el mazo. ?Crac! ?Crac! ?Crac!

– -?Esto es ridiculo! -chillo Eve-. ?Te denunciare por difamacion, por calumnia! -Hizo una mueca de desprecio con los labios pintados de rojo. Era demasiado lista para incriminarse; yo no esperaba que lo hiciera. Yo sabia cual de las dos tenia un flanco debil. Me dirigi a Renee.

– -?Di la verdad, Renee! Lo del marido de Eileen fue idea tuya, pero lo de Mark fue idea de Eve. Los policias tienen una declaracion de Jessie Morgan.

– ?Jessie? -Renee quedo atonita y con los ojos al borde de las lagrimas. Sus manos dejaron de moverse freneticamente y se aferraron a su propio cuello. Senti un ramalazo de simpatia por ella, pero segui adelante tratando de dar en la yugular. Ella habia matado a Mark y me habia traicionado.

– Dejaste las tijeras cuando fuiste a mi apartamento, Renee. Lo arreglaste con Eve y tramaste con ella cargarme con el asesinato del presidente de Furstmann. Hiciste que Eve matara a Bill porque el no queria ser complice de lo que ocurria. Dilo ahora. Confiesa la verdad. Es tu oportunidad. Ya no tienes que guardar mas secretos.

– ?No, no, no! -grito Renee con el rostro descompuesto por la angustia. Empezo a menear la cabeza y a sollozar-. Fue… idea de Eve. Yo no queria matar a Mark. El no hizo… nada. Ella me dijo… que le contaria lo de Eileen. Y lo que hicimos. Queria la empresa para ella.

Habria aplaudido su confesion de no ser una trama tan diabolica. Me alcanzo una oleada de agotamiento que me dejo temblando. Se me llenaron los ojos de lagrimas de alivio. Era el final. Casi.

De repente, Eve salio corriendo ante el perplejo jurado y se dirigio a la puerta. Azzic hizo una sena a sus hombres para que salieran detras de ella. Los guardias de seguridad llegaron a la fila donde Renee estaba cabizbaja y llorando. El juez Thompson hacia sonar el mazo en vano. ?Crac! ?Crac! ?Crac!

Azzic se abrio paso por el pasillo y me miro a los ojos. En su mirada, se vislumbro un minimo asomo de arrepentimiento que enmascaro rapidamente.

– Diga que lo siente, Azzic. Es lo menos que puede hacer. -Me pase una mano por los ojos.

Cuando levante la mirada, se habia ido.

40

A la manana siguiente, me desperte sin prisa, saboreando la sensacion de descanso y de paz. Extendi la colcha hasta el menton haciendo un placentero inventario. Estaba a salvo en mi propia cama. Bear roncaba a mi lado, en su sitio favorito. Y un abogado ruidoso andaba por mi cocina.

– Eh, tu -llame-. Vuelve a la cama.

– Estoy ocupado. -Se oyo el sonido de una olla, luego las puertas del armario que se abrian y cerraban.

– ?Que estas haciendo?

– No te incumbe.

– -?Cuando volveras?

– -Cuando me sienta bien y este preparado. --Abrio el grifo y luego lo cerro.

– Pero yo me siento bien y estoy preparada. -Estaba menos cansada de lo que pensaba la noche anterior. Y esa manana, me sentia aun menos cansada. Debia ser el remo. Un deporte sumamente util.

– Ya esta bien de darme ordenes.

– No puedo evitarlo. Soy la jefa.

– No lo eres. Somos socios.

Sonrei.

– ?Ahora somos socios? Debo pensarmelo.

– Rosato y Wells esta bien para mi. Se lo timida que eres.

Entonces lo oi. Un gluglu que podia identificar hasta durmiendo. Se me acelero el corazon. Espere esperanzada.

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