Asi pues, abandono la ciudad arrasada despues de hacer los sacrificios a los dioses, y su pequena flota emprendio la travesia del gran mar verde rumbo al sudoeste con viento a favor.

Varios meses mas tarde, despues de una feroz tempestad que hundio su nave, Ulises, mas muerto que vivo, consiguio atravesar la resaca y llegar a la costa de la isla de los feacios. Agotado, se tumbo a dormir sobre un monton de hojas en la misma playa. La princesa Nausicaa, hija de Alcinoo, rey de los feacios, que por inspiracion de Minerva habia ido con sus doncellas a la orilla del mar a lavar la ropa, encontro al heroe y llevada por la curiosidad lo sacudio para ver si estaba vivo.

Ulises se desperto y al verla se sintio fascinado por su extraordinaria belleza.

– En Delos vi una vez una criatura tan bella como tu.

Prendada, Nausicaa llevo al naufrago al palacio de su padre, donde Ulises se presento como rey de Itaca y fue agasajado con todos los honores de su rango. El rey Alcinoo y su esposa, la reina Arete, ofrecieron a Ulises una nave para regresar a su hogar, pero con la condicion de que antes prometiera ofrecer a los monarcas y a la corte una narracion de la gran guerra y sus aventuras desde que habia dejado Troya. Se celebro un gran banquete en honor de Ulises, y el heroe acepto de buen grado contar la historia de sus hazanas y desventuras.

– Poco despues de salir de Troya -comenzo- cambiaron los vientos, y mi flota se vio arrastrada mar adentro. Tras diez dias de mala mar conseguimos llegar a las costas de una tierra extrana. Alli, mis hombres y yo fuimos tratados con grandes muestras de afecto y amistad por los nativos, a quienes llamamos lotofagos, por el fruto de un arbol desconocido que comian y que los mantenia en un constante estado de euforia. Algunos de mis hombres comenzaron a comer el fruto del loto y no tardaron en caer en el letargo y perdieron todo deseo de regresar al hogar. Al ver que el viaje de retorno podia acabar alli mismo, ordene que los llevaran de nuevo a las naves. Izamos las velas y nos afanamos en los remos para alejarnos lo mas rapido posible.

»En la erronea creencia de que estaba muy lejos hacia oriente, navegue con rumbo al oeste, guiado por las estrellas durante la noche y por el sol en su travesia desde levante a poniente. La flota llego a varias islas muy arboladas donde caia sin cesar una lluvia calida. En estas islas habitaba una raza de hombres que se llamaban a si mismos ciclopes, unos vagos que criaban grandes rebanos de ovejas y cabras.

»Reuni a un grupo y fuimos a buscar viveres. En la ladera de una montana encontramos una cueva que servia de establo con una cerca en la entrada para evitar que escaparan los animales. Dispuestos a aprovechar este regalo de los dioses, comenzamos a atar un rebano de cabras y ovejas para llevarnoslas a nuestras naves. Fue entonces cuando de pronto escuchamos el ruido de unas pisadas y muy pronto un gigante aparecio en la boca de la cueva. Entro y cerro la entrada con un enorme penasco antes de ocuparse del rebano. Nosotros nos escondimos en las sombras, sin siquiera atrevernos a respirar.

»Al cabo de un rato soplo las brasas de una hoguera y, cuando se avivaron las llamas, nos descubrio acurrucados en el fondo de la cueva. No hay hombre con un rostro mas feo que el de los ciclopes, que tienen un unico ojo redondo y negro como la noche.

»-?Quienes sois? -vocifero-. ?Por que habeis invadido mi casa?

»-No somos invasores -respondi-. Desembarcamos para llenar los odres con agua fresca.

»-Habeis venido a robar mis ovejas -trono el gigante-. Llamare a mis amigos y vecinos. Muy pronto llegaran varios centenares. Os herviremos y os comeremos.

»Aunque eramos guerreros aqueos que veniamos de luchar una larga y feroz guerra, sabiamos que nos veriamos superados en numero. Asi pues, cogi un tronco delgado de la cerca que encerraba al rebano y con la espada le afine un extremo hasta conseguir una punta muy afilada. Despues le ensene al gigante mi odre lleno de vino y le dije:

»-Escucha, ciclope, te ofrezco mi odre de vino a cambio de nuestras vidas.

»-?Como te llamas?

»-Mis padres me llaman Nadie.

»-?Se puede saber como se le pudo ocurrir a alguien ponerte un nombre tan estupido? -dijo y, sin anadir una palabra mas, el monstruo se bebio todo el odre. Borracho perdido, no tardo en quedarse dormido.

»Me apresure a coger el tronco y, lanzandome sobre el gigante dormido, se lo clave en su unico ojo. Se levanto de un salto con un terrible aullido de dolor, se arranco el tronco y salio de la cueva para pedir auxilio. Los ciclopes vecinos escucharon sus gritos y se presentaron, dispuestos a saber que pasaba.

»-?Te han atacado? -le preguntaron.

»-Nadie me ataco -replico el.

»Convencidos de que estaba loco, volvieron a sus casas. Nosotros escapamos de la cueva y corrimos de regreso a nuestras naves. Mientras corria le grite al gigante ciego:

»-Gracias por regalarnos tus ovejas, ciclope. Eres un idiota. Cuando tus amigos te pregunten quien te dejo ciego, diles que fue Ulises, el rey de Itaca, alguien mas listo que tu.

– ?Fue entonces cuando tu nave naufrago antes de que pudieras llegar a Feacia? -pregunto el buen rey.

Ulises sacudio la cabeza para negarlo.

– No hasta despues de muchos meses. -Bebio un sorbo de vino antes de continuar-. Llevado muy al oeste por las corrientes dominantes y los vientos, avistamos tierra y echamos el ancla ante la costa de una isla llamada Eolia. Alli vivia el buen rey Eolo, hijo de Hipotada y amado de los dioses. Tenia seis hijas y seis hijos lujuriosos, asi que animo a los hijos a que se casaran con las hijas. Todos vivian en perfecta armonia, siempre de fiesta y disfrutando de todos los lujos posibles.

»Avituallados por el buen rey, muy pronto nos encontramos con mar gruesa. El septimo dia, despues de calmarse el mar, llegamos al puerto de la ciudad de los lestrigones. Enfilamos la entrada entre dos grandes promontorios rocosos, y mi flota echo anclas. Agradecidos por estar de nuevo en tierra firme, comenzamos a explorar la zona y nos encontramos con una bella muchacha que habia ido a buscar agua.

»Cuando le preguntamos quien era su rey, ella nos dirigio a la casa de su padre. Pero, cuando llegamos alli, encontramos que la esposa era una gigantona de la altura y el grosor de un gran arbol y nos quedamos boquiabiertos ante aquella horrible vision.

»La mujer llamo a su marido, Antifates, que era todavia mas grande que ella y el doble del tamano de los ciclopes. Horrorizados ante aquella monstruosidad, corrimos de regreso a nuestras naves. Antifates dio la voz de alarma y muy pronto millares de gigantescos lestrigones aparecieron como un bosque y comenzaron a lanzarnos piedras con sus enormes hondas desde lo alto de los acantilados, no unos vulgares pedruscos, sino penascos casi tan grandes como nuestras naves. La mia fue la unica que escapo a la carniceria. Todos las demas naves de mi flota fueron echadas a pique.

»Mis hombres se vieron lanzados al agua, y los lestrigones los ensartaron con sus lanzas como si fuesen peces, y se los llevaron para devorarlos. En cuestion de minutos mi nave llego a mar abierto y nos encontramos fuera de peligro, aunque nos dominaba una profunda tristeza. No solo habian muerto nuestros amigos y camaradas, sino que tambien habiamos perdido todos los tesoros que nos habiamos llevado de Ilion. Todo el oro troyano que habia sido parte del botin yacia ahora en el fondo de la bahia de los lestrigones.

»Con el corazon triste, continuamos nuestro viaje hasta que llegamos a la isla de Eea, morada de la famosa y encantadora reina reverenciada como una diosa. Seducido por los encantos de la bella Circe de bonitas trenzas, me hice amigo de ella y disfrute de su compania durante un ano entero. Me descubri a mi mismo deseando prolongar mi estada pero mis hombres insistieron en que reanudaramos todos el viaje de regreso a nuestros hogares en Itaca o se marcharian ellos sin mi.

»Circe accedio a mi partida con lagrimas en los ojos, pero me suplico que hiciera un viaje mas.

»-Debeis navegar a la morada de Hades y hablar con aquellos que estan muertos. Ellos te guiaran en la comprension de la muerte. Despues continuaras con tu travesia, pero no hagas caso del canto de las sirenas porque intentaran atraerte a ti y a tus hombres para que os estrelleis contra las rocas de sus islas. Tapa tus oidos y los de tus companeros con cera blanda para no escuchar sus seductoras canciones. Una vez libre de la tentacion de las sirenas, navegaras por delante de unas penas prominentes que los dioses llaman Rocas Errantes. Nada, ni siquiera un pajaro, puede pasar por encima de ellas. Ninguna nave excepto una ha conseguido doblarlas, porque las tempestades se llevan las embarcaciones y los cuerpos de los hombres.

»-?Cual es la nave que consiguio pasar? -pregunte.

»-La nave del famoso Jason y los argonautas.

»-?Encontraron despues la mar calma?

»Circe sacudio la cabeza.

»-Al lado opuesto hay dos escollos que se elevan hasta el cielo y que ningun hombre mortal podria subir, pues

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