Una lenta sonrisa curvo la boca de Isabella, pero antes de poder responderle, su montura retrocedio, obligandola a aferrar las riendas.
– Vete ya, Rolando. Llevala seguramente a casa. -Fue una orden.
– Su capa. -Isabella le llamo desesperadamente mientras el capitan cogia las riendas de su caballo. Ya el caballo estaba en movimiento, Sergio y el capitan urgian al animal hacia el
Isabella casi se dio la vuelta completamente sobre la grupa de su montura. Realmente considero la idea de saltar del caballo. Habia una desesperacion en ella, un temor de que si apartaba los ojos del
Su corazon se detuvo, despues empezo a palpitar con alarma.
CAPITULO 4
– Isabella -Sarina le sacudio el hombro gentil pero insistentemente-. Vamos,
Isabella alzo los parpados y levanto la mirada hacia la cara amable de Sarina.
– ?Que pasa? Aun no ha amanecido -Se movio cuidadosamente, las laceraciones de su espalda eran mas dolorosas ahora que la medicina habia perdido efecto. Intento evitar sobresaltarse-. ?Algo va mal, Sarina?
– Se le ha ordenado abandonar este lugar. Las provisiones estan empaquetadas, y su escolta esta esperando con su caballo -Sarina se negaba a encontrar la mirada de Isabella-. El no se aplacara,
Isabella alzo la barbilla desafiantemente.
– Hicimos un trato. El
– Los mensajeros han sido enviados para asegurar la libertad de su hermano. -La tranquilizo Sarina. Estaba sacando ropas del armario.
– Esta la cuestion de nuestro matrimonio. Creia que me lo habia ofrecido. El ordeno nuestro matrimonio. No puede volverse atras en su palabra.
– No hubo anuncio -Sarina todavia no encontraba su mirada-. Debo poner balsamo a sus heridas. Despues debe vestirse rapidamente, Isabella, y hacer lo que Don DeMarco ha ordenado.
– No entiendo. Debo verle. ?Por que me envia lejos? ?Que he hecho para desagradarle? -Isabella tuvo una subita inspiracion-. Los leones estaban tranquilos anoche. ?No significa eso que aceptan mi presencia?
– El no la vera, y no cambiara de opinion.
Sarina intentaba ocultar su inquietud, haciendo que Isabella se preguntara que consecuencias de la decision del
Isabella tomo un profundo y tranquilizador aliento. Bueno, si
– Mi espalda esta bien esta manana,
Se levanto rapidamente y deliberadamente se tomo su tiempo lavandose, esperando que el
– Por favor entienda, el desea que usted tenga la ropa. Ha proporcionando una escorta completa para el paso, provisiones, y varios hombres para llevarla a su casa. -Sarina intentaba mostrarse animada.
Los ojos de Isabella llameaban fuego. Ella no tenia casa.
– No tengo necesidad de nada de lo que el
–
La barbilla de Isabella se alzo mas alto.
– No hay mas que decir,
Ni en sus amplios hombros. Ni en la intensidad de su mirada ambar. Ni en el sonido de su voz. No pensaria en el como hombre. Isabella miro hacia la puerta, sus rasgos serenos y decididos.
Sarina abrio la puerta, e Isabella la atraveso. Al momento el frio la golpeo, penetrante, profundo y antinatural. Alli estaba de nuevo… esa sensacion de algo maligno observandola, esta vez con satisfecho triunfo. Su corazon empezo a palpitar. El odio era tan fuerte, tan espeso el aire, que le robo el aliento. Sintio el puso de esta desagradable presencia.
Pero Isabella no podia preocuparse mas por lo de vivir con algo malvado en el
El frio aire antinatural la siguio mientras se abria paso a traves de los amplios salones. Apunalaba hacia ella como si la atravesara con una espada helada. Aranaba las heridas de su espalda, buscando la entrada a su alma. No pudo evitar un estremecimiento de miedo, y se imagino que oia el eco de una risa burlona. Mientras bajaba las largas y retorcidas escaleras, un ondeo de movimiento la siguio, y podria haber jurado que los retratos en las paredes la miraban. Las lamparas ardientes en los vestibulos llameaban con el extrano viento y salpicaban cerosas y macabras apariciones en el suelo, como si su adversario estuviera celebrando maliciosamente su partida con jubiloso deleite.
Sintio una sensacion retorcida en la region de su corazon cuando salio del