u oir nada mas. Se echo la capa sobre la cabeza.
La sensacion de temor persistio de todos modos. Crecia a cada paso que daban los caballos. No era una sensacion de maldad, sino mas bien de anticipacion, de espectacion. Parecia que cada uno de los jinetes sabia algo que ella no. Con un suspiro de resignacion se echo la capucha hacia atras y miro al
– ?Que es? ?Que va mal? -El parecia mas distante que nunca. Isabella contuvo el temperamento que siempre conseguia meterla en problemas.
Nicolai no le respondio. Isabella estudio su cara y comprendio que el estaba completamente concentrado en algo mas. Noto que el capitan y Sergio montaban cerca de su
La expresion de el capto su interes. Estaba luchando internamente… lo sentia… aunque su cara era una mascara de indiferencia. Isabella sabia cosas. Siempre las habia sabido, y ahora mismo era muy consciente de que Nicolai DeMarco estaba luchando una terrible batalla.
Ella sabia que los leones estaban todavia paseando junto a las dos columnas de jinetes, mucho mas lejos que antes pero todavia alli. ?Estaba el
Isabella fue consciente del caballo bajo ellos. Donde antes el animal habia sido firme, se estaba ahora poniendo progresivamente nervioso, danzando, tirando de la cabeza. La capa que la envolvia en su calidez parecia casi haber vuelto a la vida, haciendo que ella oliera al leon salvaje, que sintiera el roce de la melena contra su mejilla.
Nicolai toco el pelo de Isabella, su mano pesada y grande le recorrio la cabeza y espalda. El roce fue increiblemente sensual, e Isabella se estremecio. El se inclino contra ella colocando su boca cerca del oido.
– Lamento no poder escoltarte de vuelta al
El aliento de Isabella quedo atascado en su garganta. Ella llevaba botas, pero sintio ese toque intimo directamente a traves de su cuerpo.
– Hay leones,
– El Capitan Bartolmei se ocupara de que vuelvas al
–
Todos los caballos estaban resoplando y danzando nerviosamente. La montura de Isabella estaba girando los ojos con miedo, echandola la cabeza hacia atras e intentando retroceder.
Isabela se extendio y cogio el hombro de Nicolai.
– No tiene capa, y hace frio ahi fuera. Por favor venga con nosotros. O al menos vuelva a coger su capa.
– Mirame, mi senora. Mira mi cara.
Oyo como contenian el aliento, con miedo, los dos hombres que los protegian. No desperdicio con ellos un mirada, miro solo a Nicolai. Por alguna razon que no podia determinar, el le estaba rompiendo el corazon. Parecia tan lejano, tan absolutamente solo. Atrevidamente le enmarco la cara con las palmas de sus manos.
– Te estoy mirando,
– Dime que ves -ordeno el por segunda vez, con expresion cautelosa.
– Te veo a ti,
– ?Serias tu uno de esos que llamaran guapo a
Una lenta sonrisa curvo la boca de Isabella, pero antes de poder responderle, su montura retrocedio, obligandola a aferrar las riendas.
– Vete ya, Rolando. Llevala seguramente a casa. -Fue una orden.
– Su capa. -Isabella le llamo desesperadamente mientras el capitan cogia las riendas de su caballo. Ya el caballo estaba en movimiento, Sergio y el capitan urgian al animal hacia el
Isabella casi se dio la vuelta completamente sobre la grupa de su montura. Realmente considero la idea de saltar del caballo. Habia una desesperacion en ella, un temor de que si apartaba los ojos del
Su corazon se detuvo, despues empezo a palpitar con alarma.
CAPITULO 5
Sarina acuno a Isabella entre sus brazos, despues la condujo rapidamente a traves de los salones y escaleras arriba hasta su habitacion.
– Ha tenido tantos problemas,
– ?Al que llaman Sergio? -pregunto Isabella, luchando por conseguir el nombre de todo el mundo directamente. Los hombres habian sido muy agradables con ella, pero ninguno se avino a sus suplicas de que