– ?Tu lo sientes tambien? -instintivamente bajo su propia voz.

Francesca asintio.

– Los otros realmente no saben de ello, pero lo sienten a veces. Por eso te pusieron en esta habitacion. Eso no puedo entrar aqui. Esta habitacion esta protegida. es muy peligroso, Isabella, y te odia. Queria decirtelo, pero no crei que me creyeras. Lo despertaste cuando entraste en el valle.

Un escalofrio bajo por la espina dorsal de Isabella. Habia sentido la perturbacion incluso en medio de su miedo al desconocido don y la salvaje tormenta. Francesca estaba diciendo la verdad.

– ?Como esta protegida esta habitacion, Francesca? -Algo dentro de Isabella se quedo inmovil. Estaba mas asustada por la respuesta, temia saber ya la que seria.

– Esta ala es parte del palazzo original. Esta era la habitacion de Sophia. ?Ver las tallas? El don las hizo hacer para ella. Eso no puede entrar aqui. Esta habitacion es el unico lugar en el que estas realmente a salvo. Creo que la entidad tuvo algo que ver con tu accidente, cuando casi caes del balcon.

Isabella casi jadeo pero mantuvo la voz tranquila.

– ?Como has oido eso? Creia que nadie lo sabia.

– Yo oigo cosas que los demas no. Si se susurra, yo lo se. Creo que esta cosa ha arreglado mas de un accidente para librarse de ti.

Bajo la colcha, Isabella se sintio a si misma estremecer, su sangre de repente era como hielo.

– ?Que es?

Las lagrimas llenaron los luminosos ojos de Francesca.

– No lo se, pero tu eres su enemiga. Por favor ten cuidado. No puedo soportar pensar en que te haga dano como hizo… -se interrumpio con un pequeno sollozo y salto sobre sus pies, recorriendo media habitacion hacia la entrada secreta, presionando una mano sobre su boca.

– ?Francesca, no te vayas! No queria molestarte. Por favor, piccola, no estes triste. Piensa en la diversion que tendremos cuando Lucca venga a quedarse. Puedes ayudarme a alegrarle. Esta muy enfermo y necesita absoluto descanso y entretenimiento.

Isabela echo hacia atras la colcha, con intencion de consolar a Francesca, pero la chica ya se habia ido, tan rapido, tan silenciosamente, que Isabella ni siquiera la vio deslizarse a traves de la pared. Isabella suspiro. El cuarto de Sophia. Por supuesto que su dormitorio tenia que ser el cuarto de Sophia. ?que podria ser mas apropiado? ?O mas aterrador? ?Que decia la maldicion? Esa historia se repetiria una y otra vez. El marido de Sophia habia empezado amandola, pero al final le habia fallado, y la habia condenado a muerte. Nicoali creia eso, como DeMarco, el era parte de esa terrible maldicion, que al final la destruiria.

?Y Francesca? ?Como sabia lo del accidente del que nadie habia hablado? Ella tenia acceso a la habitacion de Isabella.

Y habia sido una voz femenina la que la atrayera a la escalera de servicio. Seguramente Francesca no era una enemiga. Isabella cerro los ojos. No queria pensar asi, no queria sospechar de Francesca.

Isabella finalmente se durmio, pero sono con lobos y enormes leones. Con cadenas arrastrandose y el aullido de fantasmas. Canturreando. Palabras en un lenguaje que no entendia. Sono con Nicolai besandola, abrazandola, sus rasgos feroces suavizados por el amor. Fue tan vivido que le saboreo, olio su salvaje fragancia. El se aparto bruscamente, sus ojos dorados como llamas rojas. Vestia una expresion demoniaca mientras la sacaba a la fuerza a un campo. La ato a una larga estaca y encendio un fuego mientras figuras sombrias danzaban en circulo alrededor de ella. Los lobos miraban avidamente y los leones rugian aprovadoramente. Oyo el cacareo de una risa estridente, mujeres bailando alegramente con un fluir de faldas mientras ella suplicaba piedad. Francesca estaba alli, sonriendo serenamente, bailando alrededor con los brazos alzados como si tuviera un companero. Entonces el fuego se apago, e Isabella estaba arrodillada con la cabeza gacha, agradeciendo estar viva. Una sombra cayo sobre ella. El Capitan Bartolmei le sonreia mientras Theresa y Violante cantaban suavemente y Francesca batia palmas con deleite. Todavia sonriendo, el capitan alzo su espada y la balanceo hacia su cuello. Isabella grito de terror, el sonido la saco de su pesadilla. Una mano capturo sus brazos que se agitaban violentamente.

– Shh, piccola, nada va a hacerte dano. Fue solo un mal sueno -la voz era calida y consoladora.

No estaba sola en la cama. Podia sentir un cuerpo calido entrelazado alrededor del de ella. Solo la gruesa colcha los separaba. El fuego habia muerto hacia mucho, y ni siquiera un ascua quedaba entre las cenizas, aunque no importaba nada en absoluto. Nicolai DeMarco. Reconoceria su fragancia, la sensacion de el, en cualquier parte, sin importar lo oscura que fuera la noche. Su voz era inconfundible, bajo, una aleacion de amenaza y calor.

Giro la cabeza lentamente, cautelosamente. La cabeza de Nicolai estaba cerca de la de ella. Lucho por poner sus latidos bajo control.

– ?Que esta haciendo aqui, Signor DeMarco? -sono sin aliento, incluso a sus propios oidos.

– Me gusta verte dormir -replico el suavemente, sin arrepentimiento. Sus manos le enmarcaron la cara alli entre las sombras- Vengo a tu habitacion cada noche y solo me siento y te observo dormir tan pacificamente. Me encanta observar la forma en que duermes. Nunca habias tenido un mal sueno hasta esta noche -sonaba arrepentido-. Yo hice esto, Isabella, y lo siento, nunca deberia haberte expuesto a semejante peligro.

– Sueno con frecuencia -cerro los ojos de nuevo, extranamente segura ahora que sabia que el estaba a su lado. Inhalo profundamente, arrastrando la salvaje y masculina fragancia de el profundamente a sus pulmones. La pesadilla la habia sacudido, pero la noche era el mundo de Nicolai, y sabia que el podria protegerla como ningun otro. El podia temer que le haria dano, pero Isabella se sentia segura en sus brazos.

– ?No temes que Sarina pueda venir y encontrarte aqui? -Habia una nota burlona en su voz.

Acerco la cabeza para presionar sus labios contra las sienes de ella. Su aliento fue calido contra el oido.

– Tengo toda intencion de tratarte honorablemente, por dificil que eso pruebe ser -habia una burla de si mismo en tu tono tierno. Envolvio un brazo a su alrededor- Vuelve a dormir. Me hace feliz verte tan en paz.

– ?Por que no estas durmiendo tu? -Su voz era adormilada.

El cuerpo de el se endurecio, haciendo urgentes demandas, cuando todo lo que habia venido a buscar era satisfaccion.

– Yo no duermo de noche -dijo suavemente, sus dedos en enredaron en el pelo de ella. Cerro los ojos contra el recuerdo de sus propias pesadillas, fluyendo inesperadamente, como si su corazon necesitara contarle cada terror de su ninez- Nunca.

Como si pudiera leer su pensamiento, ella encajo su cuerpo mas cerca del de el, protectoramente. Su mano salio furtivamente de debajo de la colcha para acunarle la mejilla, su palma calida contra las cicatrices de su ninez.

– Puedes dormir aqui, Nicolai. Yo velare por ti -las palabras fueron tan bajas que el apenas pudo captarlas.

Sus entranas se derritieron. Habian pasado anos desde que alguien habia pensado siquiera en protegerle o preocuparse por el o consolarle. Ella le estaba poniendo del reves sin proponerselo. Enterro la cara en su pelo, cerro los ojos, y respiro en el. Ella habia dicho que el era el aliento de su cuerpo, la alegria y calidez de su corazon. Bueno, ella era el aire que respiraba en sus pulmones. Era su alma.

Don Nicolai DeMarco cerro sus brazos posesivamente alrededor de ella y cerro los ojos, yendo a la deriva mientras escuchaba su suave respiracion. Alli en la oscuridad, entre los brazos de una mujer dormida, encontro paz.

CAPITULO 12

La habitacion situada profundamente bajo el palazzo estaba llena de vapor. Isabella agradecia la humedad y el vapor que se alzaba de la superficie del bano caliente. En el ultimo momento, justo antes de entrar en su dormitorio, habia bajado la mirada a sus manos y habia quedado consternada ante el hollin y la mugre. Pequenos temblores casi la habian puesto de rodillas. Lo mas importante del mundo en ese momento era eliminar toda huella del incidente. Sarina no habia discutido cuando habia suplicado ser conducida al bano hermosamente alicatado.

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