paseo la vista alrededor de la mesa notando las caras poco impresionadas de los detectives-. No sabemos lo suficiente sobre este individuo como para hacer predicciones. Por lo tanto, tenemos que concentrarnos en las victimas. Quienes son y por que las elige.
Zucker volvio a tomar su maletin y saco dos carpetas, una rotulada Sterling, la otra,
– No han visto algunas de estas fotos. Les pedi a los familiares que me las facilitaran, para tener una idea sobre la historia de estas mujeres. Miren sus caras. Estudien quienes eran como personas. ?Por que el asesino las eligio a ellas? ?Donde las vio? ?Que habia en ellas que le llamo la atencion? ?Una risa? ?Una sonrisa? ?La forma en que caminaban por una calle de la ciudad?
Comenzo a leer de una hoja mecanografiada.
– Diana Sterling, treinta anos de edad. Pelo rubio, ojos azules. Un metro setenta de estatura, cincuenta y seis kilos. Ocupacion: agente de viajes. Lugar de trabajo: calle Newbury. Domicilio: calle Marlborough, en Back Bay. Graduada en el Smith College. Sus padres son abogados y viven en una casa de dos millones de dolares en Connecticut. Novios: ninguno hasta la fecha de su muerte.
Dejo la hoja sobre la mesa y tomo la siguiente.
– Elena Ortiz, veintidos anos de edad. Latina. Pelo negro, ojos castanos. Un metro cincuenta y ocho, cuarenta y siete kilos. Ocupacion: empleada en el negocio de flores de la familia, en el South End. Domicilio: un departamento en el South End. Educacion: bachiller. Vivio toda su vida en Boston. Novios: ninguno hasta la fecha de su muerte.
Levanto la vista.
– Dos mujeres que vivian en la misma ciudad, pero que se movian en universos distintos. Compraban en negocios distintos, comian en restaurantes distintos, y no tenian amigos en comun. ?Como las encontro nuestro asesino? ?Donde las encontro? No solo son distintas entre si, sino que no corresponden a la clasica victima de crimen sexual. La mayoria de los asesinos atacan a los miembros vulnerables de la sociedad. Prostitutas, mujeres que hacen dedo. Como cualquier cazador carnivoro, rondan al animal que esta en los extremos del rebano. ?Entonces por que eligio a estas dos mujeres? -Zucker sacudio la cabeza-. No lo se.
Rizzoli miro las fotos sobre la mesa, y una imagen de Diana Sterling capto su atencion. Mostraba a una resplandeciente joven, la flamante graduada del Smith College con su toga y su birrete. La nina mimada. «?Que se sentira ser una nina mimada?», se preguntaba Rizzoli. No tenia idea. Habia crecido como la desdenada hermana de dos atractivos varones, como la desesperada varonera que solo queria ser parte de la banda. Seguramente Diana Sterling, con sus pomulos aristocraticos y su cuello de cisne, nunca supo lo que significaba quedar afuera, excluida. Nunca supo lo que significaba ser ignorada.
La mirada de Rizzoli se detuvo en una cadena dorada que colgaba del cuello de Diana. Levanto la foto y le echo una mirada mas de cerca. Con el pulso acelerandose, miro alrededor de la sala para comprobar si algun otro policia habia registrado lo que ella acababa de notar, pero nadie la miraba ni a ella ni a las fotos; estaban pendientes del doctor Zucker.
Este habia desenrollado un mapa de Boston. Por encima de la franja de calles de la cuidad habia dos areas sombreadas, una senalando Back Bay, y la otra limitada por el South End.
– Estos son los espacios conocidos de actividad de nuestras dos victimas. Los barrios en los que vivian y trabajaban. Todos nosotros tendemos a manejar nuestras vidas cotidianas en areas familiares. Hay un dicho entre los investigadores geograficos: «El lugar al que vamos depende de lo que sabemos, y lo que sabemos depende de hacia donde vamos». Esto es verdad tanto para las victimas como para los asesinos. Pueden ver en este mapa los mundos separados en que vivian estas dos mujeres. No hay yuxtaposicion. No hay un punto de anclaje en comun ni un cruce en el que intersecaran sus vidas. Esto es lo que mas me desconcierta. Es la clave de la investigacion. ?Cual es el eslabon entre Sterling y Ortiz?
Rizzoli volvio a mirar la foto. La cadena dorada colgando del cuello de Diana. «Podria equivocarme. No puedo decir nada, no hasta estar segura, o sera una cosa mas que Darren Crowe utilizara para ridiculizarme».
– ?Esta enterado de que hay otra vuelta de tuerca en este caso? -dijo Moore-. La doctora Catherine Cordell.
Zucker asintio.
– La victima sobreviviente de Savannah.
– Algunos detalles sobre los asesinatos de Andrew Capra nunca fueron revelados al publico. El uso de sutura catgut. Los camisones doblados de las victimas. Y nuestro asesino esta reproduciendo esos mismos detalles.
– Los asesinos se comunican entre ellos. Es una cofradia retorcida.
– Capra murio hace dos anos. No se puede comunicar con nadie.
– Pero mientras vivia pudo haber compartido todos los detalles morbosos con nuestro asesino. Espero que esa sea la explicacion. Porque la otra alternativa es mucho mas perturbadora.
– Que nuestro asesino haya tenido acceso a los informes policiales de Savannah -dijo Moore.
Zucker asintio.
– Lo que significaria que se trata de alguien de la fuerza policial.
La sala quedo en silencio. Rizzoli no pudo evitar mirar a sus colegas, todos ellos hombres. Penso en la clase de hombre que se siente atraido hacia el trabajo de policia. La clase de hombre que ama el poder y la autoridad, el revolver y la placa. La posibilidad de controlar a los demas. «Precisamente lo que busca nuestro asesino».
Cuando la reunion se disolvio, Rizzoli espero a que el resto de los detectives saliera de la sala de conferencias antes de acercarse a Zucker.
– ?Puedo quedarme con esta foto? -pregunto.
– ?Puedo preguntar por que?
– Una corazonada.
Zucker le dedico una de sus siniestras sonrisas al estilo John Malkovich.
– ?La compartiras conmigo?
– No comparto mis corazonadas.
– ?Es mala suerte?
– Protejo mi terreno.
– Esta es una investigacion de equipo.
– El concepto de equipo me causa gracia. Cada vez que comparto mis corazonadas, es otro el que se lleva los meritos. -Con la foto en la mano, salio de la sala y se arrepintio inmediatamente de su ultimo comentario. Pero habia estado todo el dia irritada a causa de sus colegas masculinos, con sus pequenas observaciones y desaires, que se sumaban a un patron general de desprecio. La gota que rebaso el vaso fue la entrevista que ella y Darren Crowe mantuvieron con la vecina de Elena Ortiz. Crowe interrumpia sistematicamente las preguntas de Rizzoli para hacer las suyas. Cuando ella lo saco del cuarto y lo amonesto por su comportamiento, el le devolvio el clasico insulto masculino:
– Supongo que es esa epoca del mes.
No, ella se guardaria todas sus corazonadas. Si no se comprobaban, nadie la ridiculizaria. Y si resultaban fructiferas, reclamaria legitimamente su credito.
Regreso a su cubiculo y se sento para echar una mirada mas detenida a la fotografia de graduacion de Diana Sterling. Mientras buscaba la lupa, su vista se cruzo de repente con la botella de agua mineral que siempre mantenia en el escritorio, y su temperatura subio al descubrir lo que habian metido dentro.
«No reacciones, -penso-. No les dejes ver que caiste en la trampa».
Ignorando la botella de agua y el asqueroso objeto que contenia, apunto la lupa hacia el cuello de Diana Sterling. El lugar parecia inusualmente silencioso. Casi podia sentir la mirada de Darren Crowe, a la espera de su reaccion explosiva.
«Eso no sucedera, imbecil. Esta vez me voy a mantener calma».
Se concentro en la cadena de Diana. Casi habia pasado por alto ese detalle, porque era la cara lo que inicialmente habia llamado su atencion, esos pomulos estupendos, el delicado arco de las cejas. Ahora estudiaba los dos dijes que colgaban de la fina cadena. Uno de los dijes tenia la forma de una cerradura, y el otro era una diminuta llave.
«La llave de mi corazon», penso Rizzoli.