– ?No te muevas! -grito el-. Vamos a llamar a los bomberos para que te bajen.
La joven se seco las lagrimas y asintio con la cabeza. Ya habia pasado todo. Solo tenia que esperar.
Pero se habia olvidado de Magus.
Un ruido la obligo a mirar hacia abajo. Magus estaba en el techo de grava. Llevaba un rifle. Ella era la unica que podia verlo. Resultaba invisible desde la calle donde estaban Nick y la policia. Era un hombre solo atrapado en un tejado. Un hombre que queria hacer un ultimo gesto en nombre de la venganza. La miro un momento y levanto despues lentamente el rifle. Sarah vio que el canon apuntaba en su direccion y espero el disparo fatal.
Sono un tiro, pero no sintio ningun dolor. Se pregunto por que.
Vio entonces tambalearse a Magus con la camisa llena de sangre. El rifle cayo sobre la grava. El hombre emitio un sonido, un grito mortal que pudo ser solo un nombre. Cayo de espaldas con los ojos muy abiertos y no se movio mas.
Algo brillo en otro tejado. Sarah miro hacia alli. El sol penetro al fin el velo de niebla y cayo, en un rayo brillante, sobre la cabeza y los hombros de un hombre que estaba de pie dos tejados mas alla. El hombre bajo su rifle. El viento movia su camisa y su pelo. La miraba. Sarah no podia verle la cara, pero supo en ese instante quien era. Trato de levantarse. Vio que empezaba a alejarse y trato de llamarlo antes de que desapareciera para siempre.
– ?Geoffrey! -grito.
El viento arrastro consigo su voz.
– ?No! ?Vuelve! -grito ella, una y otra vez.
Pero solo vio un ultimo destello de pelo rubio y despues el tejado vacio brillando bajo el sol de la manana.
El disparo de rifle resono como un trueno en la calle de abajo. Media docena de policias corrieron a protegerse. Nick levanto la cabeza con alarma.
– ?Que ocurre ahi?
Potter se volvio a Tarasoff.
– ?Quien diablos esta disparando?
– No es de los nuestros, senor. Quiza la policia.
– ?Era un rifle, maldita sea!
– No son mis hombres -dijo un oficial de policia holandes, desde la seguridad de un umbral cercano.
Nick vio que Sarah seguia viva. Pero se sentia impotente para ayudarla.
– ?Haz algo! -le grito a Potter.
– ?Tarasoff! -grito este, a su vez-. ?Suba ahi con sus hombres! Averigue de donde ha salido ese disparo -se volvio al policia-. ?Cuanto tardaran en llegar los bomberos?
– Cinco, diez minutos.
– La mataran antes -dijo Nick.
Echo a andar hacia el edificio. ?Tenia que llegar hasta ella!
– ?O'Hara! -grito Potter-. Antes tenemos que limpiar ese edificio.
Pero Nick entraba ya por la puerta. En el interior, subio las escaleras de dos en dos. Lo aterrorizaba la posibilidad de que sonaran mas disparos, de llegar al tejado y encontrarse muerta a Sarah. Pero solo oyo sus propios pasos.
Debajo de el se cerro una puerta. La voz de Potter grito su nombre. Siguio avanzando.
Las escaleras amplias daban paso a otra mas estrecha que subia al tejado en espiral. Corrio los ultimos escalones y salio al tejado.
Fuera brillaba el sol. Se detuvo, atontado por la luz repentina y por el horror de los que habia en la grava a sus pies. Los ojos muertos de un hombre sin rostro lo miraban. El viento movia una bufanda roja tan brillante como la sangre que salia despacio del pecho del hombre. A su lado habia un rifle.
Se abrio la puerta del tejado. Potter salio por ella y casi choco con Nick.
– ?Dios mio! -exclamo, mirando el cuerpo-. ?Es Magus! ?Se ha disparado a si mismo?
Del tejado de arriba llego un quejido repentino, un sonido de desesperacion. Nick levanto la cabeza con alarma.
Sarah tendia las manos hacia adelante, como suplicandole al viento. No los habia visto; miraba a la distancia, a algo que solo ella podia ver. Lo que grito a continuacion hizo estremecer a Nick. No tenia sentido. Era el grito de una mujer aterrorizada al borde de la histeria. Siguio la direccion de su mirada, pero solo vio tejados que brillaban al sol. Oyo la voz de Sarah llamando una y otra vez a un hombre que no existia.
Cuando al fin la bajaron del tejado se mostro tranquila. Nick estaba a su lado cuando la colocaron en la camilla. ?Parecia tan pequena y debil! ?Habia tanta sangre en sus brazos! Apenas se fijaba en lo que le decia, solo sabia que queria estar cerca de ella.
Una ambulancia esperaba en la calle.
– Dejeme acompanarla -murmuro Nick-. Me necesita.
Subio al lado de la camilla y la joven lo miro con ternura.
– Crei que no volveria a verte -susurro.
– Te quiero, Sarah.
Potter metio la cabeza en la ambulancia.
– ?Por lo que mas quieras, O'Hara; dejanos trabajar!
Nick se volvio y vio que el personal de la ambulancia los miraba.
– ?No, por favor! -suplico la joven-. Dejen que se quede. Quiero que se quede.
Potter se encogio de hombros con aire de impotencia. Los enfermeros decidieron que era mejor dejar en paz a Nick. Sabian por experiencia que los maridos nerviosos podian ser criaturas testarudas e irracionales. Y aquel parecia muy, muy nervioso.
Dieciseis
Roy Potter vio alejarse la ambulancia con gran alivio. Reprimio un sollozo y avanzo hacia la otra ambulancia, aparcada a pocos metros. Estaba agotado. Pero podia permitirselo. La operacion habia terminado.
Calculo mentalmente sus ganancias. Magus y su mejor hombre estaban muertos. Habia cuatro detenidos. Y Sarah Fontaine estaba viva.
Necesitaria hospitalizacion, si. Tenia muchas heridas en brazos y piernas, y alguna requeriria cirugia. Y tambien necesitaria atencion psiquiatrica. Tenia alucinaciones, veia fantasmas en los tejados. Pero la histeria era algo muy comprensible en sus circunstancias. Y se recuperaria. De eso no tenia duda. Estaba hecha de una fibra mas fuerte de lo que todos creian.
Vio como subian una camilla a la ambulancia. Era Magus. Fruncio el ceno y penso en su suicidio. ?O no habia sido suicidio? Tendrian que esperar las pruebas del laboratorio de balistica. De momento, era la unica explicacion.
– ?Senor Potter?
– ?Que ocurre?
– Dentro hay un hombre que quiere verlo. Creo que es americano.
– Digale que hable con el senor Tarasoff.
– Dice que solo hablara con usted.
Potter reprimio un juramento. Lo que el queria era meterse en la cama. Pero siguio al agente hasta el interior del edificio Berkman. El olor a cafe lo impregnaba todo. Le recordo que no habia comido desde la tarde anterior. Se merecia un buen desayuno. El agente senalo la oficina delantera.
– Esta alli.
Potter se asomo por la puerta y fruncio el ceno. El hombre, vuelto de espaldas, miraba por la ventana. Iba vestido completamente de negro. Habia algo familiar en el color dorado de su pelo, al que el sol que entraba por