la ventana arrancaba reflejos.
El agente entro y cerro la puerta.
– Soy Roy Potter -dijo-. ?Queria verme?
El hombre se volvio sonriente.
– Hola.
Potter lo miro atonito. Se habia quedado sin habla. El hombre era Simon Dance.
Una hora despues, Simon Dance se volvio de nuevo hacia la ventana.
– Y eso es lo que paso, senor Potter -dijo con suavidad-. Mas complicado de lo que usted sospechaba. He pensado que le gustaria conocer los hechos. A cambio solo le pido un favor.
– ?Por que diablos no me conto antes todo esto?
– Al principio, fue puro instinto. Luego, aparecieron los explosivos en mi habitacion del hotel y supe que no podia fiarme de ninguno de ustedes. Habia una filtracion y sabia que tenia que estar a un nivel bastante alto.
Potter no contesto.
– Van Dam -dijo Simon.
– ?Como puede estar seguro?
El otro se encogio de hombros.
– ?Por que deja alguien su hotel calentito a medianoche para buscar una cabina?
– ?Cuando fue eso?
– Anoche, justo despues de que yo avisara a O'Hara.
– ?Fue usted el que llamo? -Potter movio la cabeza-. Entonces tengo parte de culpa. Yo se lo dije a Van Dam. Tenia que hacerlo.
Dance asintio.
– No entendi ese paseo a la cabina hasta que oi que Kronen y sus hombres habian llegado a Casa Morro poco despues. Por eso supe que Van Dam habia llamado a Magus.
– Mire, necesito mas pruebas. No puedo acusarlo solo por una llamada.
– No, no. Ese asunto ya esta cerrado.
– ?Que quiere decir?
– Lo comprendera pronto.
– Pero ?y el motivo? Un hombre necesita un motivo para hacer algo asi.
Dance encendio un cigarrillo con calma.
– Los motivos son algo curioso. Todos tenemos secretos y agendas ocultas. Creo que Van Dam era un hombre rico.
– Su mujer le dejo millones.
– ?Y era mayor cuando murio?
– Cuarenta y algo. Hubo algo raro. Un robo, creo. Van Dam estaba fuera del pais entonces.
– Por supuesto que si.
Potter guardo silencio. Si, si se buscaba bien, todo el mundo podia tener motivos ocultos.
– Empezare una investigacion interna -dijo.
Dance sonrio.
– No hay prisa. No creo que desaparezca.
– ?Y usted? -pregunto Potter-. Ahora que todo ha terminado, ?va a reaparecer?
Dance exhalo una bocanada de humo.
– Todavia no se lo que hare -dijo con tristeza-. Eve era lo unico que me importaba. Y la he perdido.
– Todavia queda Sarah.
El hombre movio la cabeza.
– Ya le he causado bastante dolor -viro la vista hacia la ventana-. Su informe de balistica probara que a Magus no lo mato su rifle sino una bala disparada a cierta distancia. Prometame que no se lo dira a Sarah.
– Si es lo que usted quiere…
– Lo es.
– ?No se despedira de ella?
– Sera mas amable no hacerlo. El senor O'Hara parece un buen hombre -dijo con suavidad-. Creo que seran felices juntos.
Potter asintio. Si, tenia que admitir que O'Hara no era tan malo despues de todo.
– Digame. ?Alguna vez quiso a Sarah?
Dance movio la cabeza.
– En este trabajo amar es un error. No, no la ame. Pero no quiero que le pase nada -miro a Potter con dureza-. La proxima vez no utilice inocentes en sus operaciones. Ya causamos bastantes desgracias en este mundo sin hacer sufrir tambien a los que no tienen nada que ver.
Potter aparto la vista con incomodidad.
– Creo que es hora de que me vaya -dijo Dance, apagando su cigarrillo-. Tengo mucho que hacer.
– ?Volvera a los Estados Unidos? Puedo buscarle una nueva identidad…
– No sera necesario. Siempre me he arreglado mejor solo.
Potter no podia discutir aquel punto. La breve relacion de Dance con la CIA no podia haber sido mas desastrosa para el.
– Creo que me apetece un cambio de clima -dijo Simon desde la puerta-. Nunca me han gustado la lluvia y el frio.
– ?Pero como podre localizarlo si lo necesito?
Dance se detuvo en el umbral.
– No podra -dijo con una sonrisa.
Cuando Sarah se desperto, era ya por la tarde. Lo primero que vio fueron las cortinas blancas moviendose al lado de la ventana abierta. Despues, vio las macetas de tulipanes amarillos y rojos colocadas en hilera sobre la mesa. Y luego, en una silla al lado de la cama, a Nick con otra maceta en el regazo. Dormia profundamente. Su camisa era un mapa de arrugas y sudor. Su cabello tenia mas tonos grises de los que recordaba. Pero sonreia.
Extendio el brazo y le toco la mano. Se desperto con un sobresalto y la miro con ojos enrojecidos.
– Sarah -murmuro.
– Pobrecito Nick. Creo que necesitas esta cama mas que yo.
– ?Como te sientes?
– Rara. A salvo.
– Estas a salvo -dejo la maceta y le tomo las manos-. Ahora ya si.
La joven senalo la mesa.
– ?Vaya! ?Cuantas flores!
– Creo que he exagerado. No sabia que dos docenas de macetas ocuparian tanto.
Los dos soltaron una risita. Nick la observo en silencio, esperando.
– Lo vi -dijo ella con suavidad-. Estoy segura.
– No importa, Sarah…
– A mi si. Yo lo vi…
– Cuando tienes miedo, la mente puede gastarte malas pasadas.
– Tal vez.
– Yo no creo en fantasmas.
– Yo tampoco creia. Hasta hoy.
Nick se llevo una mano de ella a los labios.
– Si fue un fantasma, estoy en deuda con el por dejarte conmigo.
Parecia tan cansado que Sarah sintio una fuerte ternura hacia el. En sus grises ojos veia, ademas, el amor que nunca habia visto en los de Geoffrey.
– Te quiero -dijo-. Y tienes razon. Puede que imaginara cosas. Tenia mucho miedo y nadie podia ayudarme. Solo un fantasma.