Miranda se mordio la lengua y unas lagrimas asomaron en sus ojos. -?Tu lo sabias? ?Tu mirabas?

– Queria mirar. Queria ver que hacia falta para quebrar a alguien. Davy insistia en que si encontraba a la chica adecuada, ella querria quedarse con el para siempre. Yo le decia que era una tonteria. Y tenia razon.

?Como podia ignorar esos gritos que no paraban? ?Ella miraba mientras su hermano violaba y torturaba a las mujeres y lo encontraba interesante? ?Para ver como se quebraba a un ser humano? Miranda sintio que se le revolvia el estomago y la bilis le llego a la boca de la garganta. Se obligo a tragar, y la sensacion de quemazon le arranco una mueca.

?Delilah era una criatura tan retorcida como su hermano!

– Sabras que no es culpa mia -siguio Delilah-. Davy cogio a esa primera chica sin decirmelo. ?Te lo puedes creer? Fue, la secuestro y la violo. Creia que si la chica se enteraba de cuanto la queria -dijo Delilah, entornando los ojos-, se quedaria junto a el.

– Penny -dijo Miranda, como si hablara sola.

– Se suponia que no debia tocar a otras mujeres sin mi permiso. Pero yo sabia, como una mujer sabe que su marido la engana, yo sabia que el tenia otra mujer. Lo segui. Y ahi estaba, atada en el suelo inmundo de alguna cabana abandonada. Vi a Davy a traves de la ventana. Rogandole que le dijera que lo amaba, bla, bla, bla.

– Davy salio una hora mas tarde y yo la solte. Le dije como tenia que bajar desde la montana. Me rogo que la llevara conmigo. Como si yo quisiera ayudarla. La acompane hasta la entrada de la quebrada y alcance a Davy antes de que subiera a su todoterreno. -Delilah rio, un gesto sorprendentemente ligero teniendo en cuenta su escalofriante relato.

– Le dije que tenia que matarla. Si no la mataba, ella lo entregaria a la policia -dijo, y sacudio la cabeza-. Lo espere. No tardo demasiado.

Delilah empujo a Miranda para que avanzara. Miranda tropezo sobre una raiz y cayo de rodillas. Los puntos de sutura se tensaron y un hilillo de sangre le corrio por la pierna. Delilah le propino una patada.

– ?Levantate!

Miranda se incorporo apoyandose en las pantorrillas y con las piernas hacia fuera para mantener el equilibrio, mientras sentia la rabia acumulandose en ella. Le aterraba pensar en lo que era capaz de hacer Delilah. Aquella mujer demostraba una total y absoluta indiferencia al dolor y el sufrimiento ajenos.

– Estas enferma, Delilah. Te parecia emocionante ver como tu hermano violaba a las mujeres.

Miranda se preparo para un golpe que no llego. Delilah guardo silencio, y Miranda entendio en ese momento hacia donde se dirigian. A su campo. A aquel prado especial donde ella iba a pensar, a relajarse y a celebrar las cosas buenas de la vida.

?Acaso Delilah la habia mirado mientras ella reflexionaba sentada en ese amplio espacio abierto? ?Acaso la seguia? ?La acechaba? Y ?el enfermo de su hermano? ?Habia hecho lo mismo?

En los lindes del claro, Delilah obligo a Miranda a sentarse de un empujon. Esta tropezo, y no pudo evitar golpearse la cara contra el suelo. De sus ojos brotaron lagrimas, mas por la indignacion y el miedo que de dolor.

Delilah parecia una mujer delicada, pero era fuerte. Empujo a Miranda contra un arbol y la obligo a sentarse. Miranda sintio las piedras y las afiladas agujas de pino hincandosele en las nalgas y las piernas, pero se resistio al impulso de gritar. No le daria a esa perra la satisfaccion de verla llorar. Delilah le quito las ataduras de las manos.

Era su oportunidad.

Miranda intento darle con ambos brazos. Anticipandose a su movimiento, Delilah le asesto un golpe en la sien con la culata de su pistola. Miranda se derrumbo, jadeando de dolor. Apreto con fuerza los dientes para soportar el dolor y las nauseas, y Delilah volvio a empujarla para que se sentara contra el arbol. Le ato las manos por detras y alrededor del tronco. Delilah tiro con fuerza de ambos brazos y Miranda lanzo un grito.

– ?Que haces? -consiguio preguntar.

– Esperando.

– ?A que?

– A que aparezca tu amante.

– No lograras salirte con la tuya. -?Era una estupidez decir eso! Ademas, Miranda temia que Delilah estuviera lo bastante desesperada para hacer cualquier cosa.

Miranda imagino diversos escenarios. Podia gritar, pero Delilah sencillamente la dejaria inconsciente de un golpe. Podia lanzar una patada para hacerle soltar la pistola pero, atada al arbol, Miranda no tenia ninguna posibilidad de hacerse con ella. La mejor oportunidad que tendria seria avisar a Quinn cuando estuviera lo bastante cerca. Advertirle que se trataba de una trampa. Solo podia esperar que el se percatara antes de que fuera demasiado tarde.

– Te vi a ti y a ese poli -siguio Delilah-. La otra noche, que estabais follando.

?Ella estaba ahi? ?Habia estado tan cerca y ellos sin saberlo? Miranda se sentia como manchada al enterarse de que el momento mas intimo de su reunion con Quinn hubiera sido observado por aquella mujer retorcida y enferma.

– Cuando era pequena, nunca entendia que habia de tan extraordinario en el sexo. Parecia tan complicado. Los cuerpos sudando y todo eso. Solia mirar a mi madre, despues de que mi padre nos dejo. Miraba lo que hacia con los hombres. Lo que hacia con Davy.

Miranda aguzo el oido. ?Su madre habia abusado de su propio hijo? Toda la familia estaba enferma. Una leve chispa de compasion asomo en el alma de Miranda, pero algo en ella la reprimio. Todos tenemos la capacidad de eleccion. Ellos eligieron ser perversos.

Delilah guardo silencio un momento largo. Y luego volvio a hablar.

– Yo odiaba a Davy. Mama lo queria mas. Lo abrazaba. Lo besaba. Yo era la hija no deseada. Papa me queria, pero nos dejo y nunca volvio. Nunca, ni siquiera una vez. Simplemente se fue. -Respiro hondo y su tono de voz dejo de ser infantil-. Pero mama queria mas a Davy, y lo metia en su cama. Hacia todo por el. Y yo lo odiaba. Claro que cuando supe que se lo estaba follando, el pobre chaval me dio un poco de pena. El se quedaba ahi tendido y lloraba. Era patetico. ?Por que no se resistia? ?Por que no se iba? -pregunto, sacudiendo la cabeza-. No deje que te matara -dijo, al final.

Miranda prefirio tragarse su respuesta. No era el momento de contradecir a Delilah.

– Despues de que te escapaste, queria matarte, pero tu luchaste. Yo admiraba eso. Y mira como me has pagado. ?Te di la vida y ahora has matado a mi hermano! -exclamo, y le dio a Miranda en toda la cara, aplastandole la cabeza contra el arbol. Miranda literalmente vio estrellas y lanzo un grito de dolor.

– ?Eres una perra enferma!

– Nada de palabrotas -dijo Delilah. Saco un panuelo de su bolsillo y se lo metio a Miranda en la boca. Luego, le ato un trozo de cuerda para mantener la mordaza en su lugar.

Ahora no podria advertir a Quinn. Miranda sintio que el estomago se le revolvia. Por favor, por favor, no vengas.

No soportaria verte morir.

El agente Dick Walters estaba muerto. De un disparo en la cabeza. Y Miranda habia desaparecido.

Quinn dejo el cuerpo del poli en el pequeno porche de Miranda y dio ordenes a la media docena de agentes del sheriff que ya habian llegado. Los demas venian en camino, junto con otros agentes del FBI, pero el tiempo apremiaba. Quinn no podia esperar a que llegara mas ayuda.

Delilah incluso no habia intentado disimular sus huellas. Esperaba que la siguieran. Queria que la siguieran.

?Que pretendia? Tenia a Miranda, supuestamente viva, ya que no habian encontrado sangre en el interior de la cabana. Pero ?por que mantenerla con vida?

Delilah queria a alguien o algo, y un rehen le daria algo con que negociar.

Quinn odiaba las negociaciones con rehenes. La enorme tension de ser responsable de las vidas de personas inocentes habia destruido a algunos de los mejores agentes con que habia trabajado. Pero era peor cuando el rehen era alguien que uno conocia.

O alguien a quien uno amaba.

– Hay que ir con cuidado -le dijo a los agentes, y envio a dos por la derecha y a otros dos por la izquierda, ademas de los dos que lo seguian por el camino que habia tomado Delilah.

Se dieron prisa, manteniendose pegados a los arboles, por si fuera una trampa. No caminaron, ni siquiera

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