habria metido con las drogas, no se las habria vendido a los chavales, no habria muerto por morder la mano que le daba de comer.

Rowan le acaricio el pecho. No era un gesto de lujuria sino de comprension. El le cogio la mano y se la llevo a los labios. Olia a jabon y a sexo y el no podia imaginarse estar en otra parte sino con ella. Compartir una historia que no habia compartido con nadie, nunca con esos detalles.

– Volvi a Los Angeles y me matricule en la UCLA. Busque a Denny. Ya no vivia en casa, y su madre no lo veia a menudo. Era extrano. Siempre habia estado muy cerca de su madre y sus hermanas.

La senora Schwartz parecia cansada, desgastada por los anos que llevaba trabajando en dos sitios y criando sola a sus tres hijos.

– Johnny, no se donde vive ahora -dijo, encogiendose de hombros-. Viene de vez en cuando, me entrega un fajo de billetes y se va. No se donde lo consigue. -La mujer hizo una pausa y lo miro con ojos llorosos- . No puedo gastarlo. Creo que… creo que esta metido en algo feo.

– Le segui la pista gracias a viejos amigos. Enseguida supe que estaba tramando algo. Uno de sus planes para enriquecerse de golpe. Uno de sus grandes planes. Desde luego, el no me lo conto. No me dio a entender que estuviera pasando drogas a chavales en el instituto. Y a otros, mas jovenes. -La voz se le quebro-. No, tuve que descubrirlo solo. Cuando lo segui.

– Lo siento mucho. Te debio doler saberlo.

– No, no me hizo dano. Estaba demasiado cabreado para que me hiciera dano. Denny no me hizo caso, asi que consegui que mi padre fuera a hablar con el, que intentara llevarlo por buen camino. Mi padre podia hacer cualquier cosa. Era ese tipo de hombre. Sabia como inculcarles algo de sentido a los jovenes delincuentes que se jactaban de saberlo todo. Delincuentes como Denny. Porque eso era precisamente en lo que se habia convertido. En un delincuente traficante de drogas.

– Denny, chico -dijo Pat Flynn, mirando la opulenta casa de Malibu que, inexplicablemente, Denny habia comprado a la edad de veinticuatro anos, sin tener un empleo conocido ni medios de ganarse la vida-. Creo que te has metido en un charco demasiado profundo.

John observaba desde la perspectiva de su padre, seguro de que podia hacerle reflexionar. Denny tenia los brazos cruzados, en actitud desafiante.

– Oiga, senor Flynn, usted no deberia haber venido. -Mas alla de su actitud arrogante, daba la impresion de que Denny tenia miedo.

Tenia motivos para estar asustado, penso John. Se le habian muerto varios chavales de sobredosis. El mismo ahora consumia esa porqueria, a juzgar por la nariz irritada y sus ojos inyectados en sangre. Maldita sea, habian vivido juntos los cuatro anos de instituto, sin haber cedido jamas a la tentacion de la droga, excepto en una ocasion, a los dieciseis anos, cuando la bella Mandy Sayers habia compartido con ellos un porro.

– Denny, yo te puedo ayudar. Te puedo sacar de todo este lio.

– No se de que esta hablando, senor Flynn. No estoy metido en ningun lio.

Denny se paso la mano por el pelo y sonrio con una mueca mientras con la otra mano se tocaba la oreja. Nunca habia sabido mentir convincentemente.

– Mi padre lo intento. Por Dios que lo intento. Nunca lo habia visto tan frustrado. Acabo gritandole a Denny. Mi padre nunca gritaba. No asi, enrabietado. Pero Denny negaba rotundamente que estuviera metido en algo ilegal. Le mintio a mi padre. Me mintio a mi.

– Era como si te hubiera traicionado.

– Si -convino John, con voz queda, y le apreto la mano.

– ?Que le paso? -pregunto Rowan al cabo de un rato.

– Fue ejecutado.

Hacia una semana que intentaba convencer a Denny de que delatara a sus camellos y jugara del lado de los buenos para variar. Cuando eso no surtio efecto, solo queria que Denny saliera de la droga antes de que lo matara. Denny ni siquiera reconocio que traficaba, nunca reconocio que estaba metido hasta el cuello en esa mierda.

– Fue culpa mia.

– ?Por que? Denny tomo sus propias decisiones. Nadie lo obligo a comenzar a traficar.

– Ni mi padre ni yo abandonamos. Una noche, la noche antes de que lo mataran, me dijo que era un hombre marcado. Que su jefe habia visto a los polis en su casa. Yo sabia que se referia a mi padre, pero no lo dijo.

– Yo les contare toda la verdad. No es lo que te piensas, Johnny. Pero, pero… creo que sera mejor que dejes de venir por aqui, ?vale? Simplemente esfumate durante un tiempo, ?vale?

– No queria nada mas que ver conmigo, dijo. Me marche. Me sentia herido, tenia mucha rabia y no sabia que hacer. Volvi a hablar con mi padre. Entonces el me conto que habia hablado de Denny con los de Estupefacientes. Desde entonces le seguian la pista, esperando que los llevara hasta Reinaldo Pomera.

– Pomera -murmuro Rowan, que conocia el nombre.

– Asi es. Por aquel entonces, Pomera todavia no era el capo que es ahora, pero ya era letal. El principal traficante de America del Sur a California. Mi padre no me hablo de los detalles. En ese momento, no. Nunca me lo conto. Despues, supe que Pomera estaba en el pais y que la policia tenia intencion de atraparlo. Denny era la mejor pista. Le habian ofrecido acogerse al programa de proteccion de testigos, pero el nego que necesitara nada, insistio en que no estaba metido en nada ilicito.

»La noche siguiente, ya no lo soportaba mas. No queria traicionar a mi padre, pero sabia que algo malo le pasaba a Denny. Tenia que escapar, y tenia que hacerlo rapido. Yo no tenia demasiado dinero, pero era suficiente para llevarlo a alguna ciudad donde esconderle y yo pudiera inculcarle alguna cordura, maldito gilipollas. -La voz se le volvio a quebrar, y el escozor de las lagrimas no derramadas le hizo arder la garganta.

Un recuerdo de el y Denny. Tenian doce anos, y montaban en bicicleta por el canal del control de inundaciones. Riendo, dando saltos que no debian practicar. Tuvieron suerte de no romperse un brazo, o una pierna, o algo peor. Denny siempre llevaba el pelo demasiado largo, y le colgaba por encima de los ojos como un perro ovejero.

– Volvi, por ultima vez, y ahi lo encontre.

La casa estaba toda iluminada, como si se estuviera incendiando. Pero no era fuego. Era la muerte, y era fria.

El olor de la muerte no le era desconocido. Habia perdido a un par de amigos en la linea de fuego. El olor cobrizo de la sangre, mezclado con el hedor de los fluidos corporales cuando, en el momento de la muerte, el cuerpo se relajaba… la muerte tenia rodeada la casa de Denny.

La muerte de Denny.

– Lo habian matado como si fuera una ejecucion. Lo toque, lo examine para ver si podia salvarlo.

Los ojos vidriosos lo miraban, oscuros y vacios. El le devolvio la mirada, como si viera a su mejor amigo por primera vez.

– Ya estaba muerto. Pero el cuerpo todavia estaba tibio. Habia llegado solo minutos despues de que el asesino huyera.

– Tambien te habrian matado a ti -dijo Rowan, con la voz tenida por la emocion.

– Lo se. -John respiro hondo, y acabo su relato-. Contra los deseos de mi padre, investigue por mi cuenta. Descubri que Pomera estaba en la ciudad. Supe por los amigos de la movida de Denny que Pomera habia ordenado la ejecucion porque Denny estaba robando parte de la mercancia.

»Sin embargo -siguio, con la voz marcada por un odio intenso-, creo que fue el propio Pomera el que apreto el gatillo. Por todo lo que he sabido acerca de ese cabron de mierda, se lo habria pasado muy bien matando a un patetico camello de medio pelo y drogota como Denny.

– ?Y por eso ingresaste en la DEA?

– Si.

– ?Y por que lo dejaste?

Mierda, Rowan hacia las preguntas mas dificiles. Hacia mucho tiempo que John no pensaba en todo eso, pero se lo debia, sobre todo despues de que ella arrancara el velo de su propio pasado. Despues de lo que habian compartido.

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