Luego salio del cobertizo y vomito sobre la nieve.

En fin, cada cual reaccionaba de un modo distinto. Kovac rebusco en sus bolsillos y solo encontro un chicle de nicotina. Mierda.

– Joder -mascullo de nuevo Fallon.

Regreso al interior del cobertizo y se sento en un taburete hecho con un tronco mientras dejaba la botella entre sus pies.

– Andy.

– ?Estaban muy unidos? -pregunto Kovac, apoyandose contra el banco de trabajo.

Fallon sacudio la cabeza y se meso el abundante cabello cobrizo con las manos.

– Bueno, supongo que en los viejos tiempos si. O puede que nunca. Andy se paso muchos anos venerandome porque yo era mayor y mas duro, y porque plantaba cara al viejo. Pero el siempre fue el favorito de Iron Mike, y yo desperdicie mucho tiempo odiandolo por eso.

Pretendia transmitir la sensacion de que aquel odio era cosa del pasado, pero en su voz aun se advertia un vestigio de amargura, noto Kovac. Sabia por experiencia que los resentimientos familiares casi nunca se olvidan del todo. La gente se limitaba a correr un tupido velo y hacer caso omiso de ellos, como si de muebles feos se tratara.

– Al parecer era un chico modelico -comento para abrir la vieja herida-. Deportista estrella, buen estudiante que siguio los pasos de su padre…

Fallon clavo la mirada en el suelo y apreto los labios en una delgada linea.

– Era todo lo que el viejo queria en un hijo, o al menos eso creia Mike. En cambio yo era totalmente distinto.

Metio la mano por la cremallera abierta del mono de trabajo y saco un cigarrillo y un encendedor del bolsillo de la camisa.

– Que les den por el culo -mascullo exhalando la primera bocanada de humo.

Dicho aquello, lanzo una carcajada amarga, cogio la botella y bebio otro trago.

– ?Se veian mucho? -pregunto Kovac.

Fallon sacudio la cabeza, si bien Kovac no sabia a ciencia cierta si denegaba o aun intentaba hacerse a la idea de la muerte de su hermano.

– Pasaba por aqui de vez en cuando; le gustaba pescar. Guarda los aperos aqui, y tambien su barca en invierno. Supongo que es un gesto fraternal o algo asi, como si se creyera en la obligacion de patrocinar mi empresa. Andy tiene un acusado sentido del deber.

– ?Cuando hablo con el por ultima vez?

– Vino el domingo, pero no hable con el. Estaba ocupado con un tipo que queria comprar una motonieve.

– ?Cuando fue la ultima vez que sostuvieron una conversacion seria?

– ?Seria? Bueno, pues hace cosa de un mes.

– ?Sobre que?

Fallon fruncio los labios.

– Vino a decirme que tenia intencion de salir del armario, que era maricon. Ja, como si hiciera falta que me lo dijera.

– ?No sabia usted que era homosexual?

– Claro que lo sabia. Lo sabia desde el instituto. No hizo falta que me lo dijera; sencillamente, lo sabia.

Bebio otro trago y dio otra chupada al cigarrillo.

– En aquella epoca se lo dije al viejo porque estaba cabreado y hasta las narices, hasta las putas narices de oir siempre lo de «?Por que no eres como tu hermano?».

Lanzo otra carcajada como si acabara de contar un chiste buenisimo.

– Joder, por poco me rompe la mandibula de la hostia que me metio. Nunca lo habia visto tan cabreado. Si le hubiera dicho que la Virgen Maria era una puta, no se habria cabreado ni la mitad. Pero cometi un pecado contra el nino de oro. Si no hubiera estado en esa silla de ruedas, me habria hecho pure.

– ?Como estaba Andy cuando se lo conto?

Fallon reflexiono un instante.

– Como muy intenso -repuso por fin-. Me parece que aquello fue un trauma para el. Se lo habia contado a Mike, o sea que la escenita debio de ser cojonuda. Habria dado lo que fuera por verla. De hecho, me sorprendio que no le diera un ataque.

Fumo un poco mas, arrojo la colilla al suelo y la aplasto con la puntera de la bota.

– Pero fue un poco raro, ?sabe? Me daba pena Andy, porque yo sabia lo que significaba decepcionar al viejo, y el no.

– ?Lo volvio a ver despues de aquello?

– Un par de veces. Vino a practicar la pesca en el hielo, y le preste una de las cabanas. Otro dia tomamos una copa. Creo que queria que volvieramos a ser hermanos de verdad, pero, joder, ?que teniamos en comun aparte del viejo? Nada… ?Como se lo ha tomado Mike? -quiso saber al cabo de unos instantes-. Me refiero a la muerte de Andy. ?Lo ha enviado el aqui? Claro, es incapaz de llamarme personalmente, de reconocer que su hijo perfecto ha resultado no ser tan perfecto a fin de cuentas. Tipico de Mike. Prefiere quedar como un cabron a reconocer que esta equivocado.

Agarro el cuello de la botella, se levanto con dificultad y salio del cobertizo.

– Que les den por el saco.

Kovac lo siguio, arrebujandose en el abrigo. Hacia cada vez mas frio, un frio humedo que calaba hasta los huesos. Le dolia la cabeza y la nariz.

Fallon doblo la esquina del cobertizo y se detuvo con la mirada fija entre las destartaladas cabanas de pesca que alquilaba en verano. Los edificios se alineaban a lo largo de la orilla del Minnetonka, pero en aquella epoca del ano apenas habia orilla. La nieve se extendia sobre la tierra y el hielo, tornandolos imposibles de distinguir. El paisaje era un mar blanco que se alargaba hacia un horizonte anaranjado.

– ?Como lo hizo?

– Se ahorco.

– Ah.

Solo eso. Ah. Fallon siguio inmovil mientras el viento barria una fina bruma blanca de un lado del lago al otro. No negaba la evidencia ni se mostraba incredulo. Tal vez no habia conocido a su hermano tan bien como Steve Pierce. O tal vez llevaba tiempo deseando su muerte y por tanto no le costaba demasiado aceptar el hecho.

– Cuando eramos pequenos jugabamos a vaqueros -explico-. Yo siempre era el que acababa ahorcado, el malo, y Andy siempre hacia de sheriff. Que curioso como acaban las cosas.

Guardaron silencio durante unos momentos. Kovac imaginaba que Fallon estaba rememorando aquellas escenas. Dos ninos pequenos, con la vida entera por delante, con sus sombreros de vaquero de dos dolares, montados sobre palos de escoba. Futuros brillantes manchados por los celos, las tensiones y las decepciones que trae consigo crecer.

Las imagenes de la infancia se diluyeron para dar paso a Andy Fallon colgado desnudo de una viga.

– ?Le importa si bebo un trago de eso? -pidio a Fallon, senalando la botella.

Fallon se la alargo.

– ?No esta de servicio?

– Siempre estoy de servicio; es lo unico que tengo -admitio Kovac-. No se lo dire a nadie si usted no lo hace.

Fallon se volvio de nuevo hacia el lago.

– Que les den por el saco.

El vecino estaba en su jardin, recolectando bombillas navidenas fundidas, cuando Kovac llego a casa. Kovac se detuvo a medio camino del sendero para observarlo mientras desenroscaba una bombilla del halo de la Virgen Maria y la arrojaba a una bolsa de basura.

– Aunque se fundiera la mitad, seguiria viviendo a cuatro metros del sol -comento.

El vecino se lo quedo mirando entre ofendido y aprensivo, la bolsa de basura apretada contra el pecho. Era un hombre menudo de unos setenta anos, aspecto duro y ojillos mezquinos. Llevaba una gorra de aviador a cuadros rojos con las orejeras caidas sobre las orejas.

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