– Esas no son maneras de hablar con el padre de tus hijos -se quejo Speed al tiempo que entraba y cerraba la puerta.

No era la primera vez que Liska deseaba no haberle proporcionado una llave de su casa. No le gustaba que campara a sus anchas por su vida y la de los chicos, pero tampoco queria entablar una relacion hostil con el; por el bien de Kyle y R. J. Speed era un capullo, pero tambien era el padre de ambos, y lo necesitaban.

– ?Estan levantados los chicos?

– Son las once y media, Speed; nadie deberia estar despierto. Kyle, R. J. y yo vivimos en el mundo real, donde la gente se levanta temprano.

Speed se encogio de hombros e intento adoptar una actitud inocente que otras mujeres se habrian tragado. Sin embargo, Liska conocia demasiado bien tanto la actitud como la falta de sinceridad que se ocultaba tras ella.

– ?Que quieres?

Speed esbozo la sonrisa maliciosa de un pirata de novela rosa. Sin duda estaba trabajando en algun caso, pues pese a que llevaba el cabello rubio muy corto, no se afeitaba desde hacia algunos dias, y vestia un abrigo militar viejo y mugriento que le pendia sobre unos vaqueros manchados de pintura y un gastado sueter negro. Pese a todo, estaba de lo mas sexy, aunque Liska era inmune a sus encantos desde hacia mucho tiempo.

– Podria decir que te quiero a ti -musito, acercandose a ella.

– Ya -espeto Liska sin inmutarse-. Y yo podria derribarte de una llave de judo. No tienes mas que darme un motivo.

La sonrisa desaparecio como por arte de magia.

– ?No puedo ni siquiera pasar por aqui a dejar un regalo para los chicos? -protesto mientras se quitaba el titere de la mano-. ?Que cono te pasa, Nikki? ?Por que tienes que ser siempre tan desagradable?

– Te cuelas en mi casa a las once y media de la noche, dandome un susto de muerte, ?y encima esperas que me alegre de verte? Aqui hay algo que falla.

– No me he colado. Tengo llave.

– Cierto, tienes llave… ?Tienes tambien telefono? Podrias usarlo de vez en cuando en vez de irrumpir aqui como un tornado.

Speed no se molesto en responder, porque nunca contestaba a preguntas que no le gustaban. Dejo el titere sobre la mesita de cafe y cogio una de las fotografias de Andy Fallon.

– ?Es esta la clase de fotos que ensenas a mis hijos?

– Tus hijos -mascullo Liska al tiempo que le arrebataba la foto-. Como si hubieras hecho algo aparte de suministrar la materia prima… mejor dicho, la mitad de la materia prima. ?Como es que nunca son tus hijos cuando estan enfermos, cuando necesitan ropa nueva o cuando tienen problemas?

– ?Es necesario que me montes una escena? -suspiro Speed con una mueca.

– Eres tu el que ha venido a mi casa, de modo que dire lo que me salga de las narices.

– ?Papa!

R. J. cruzo el salon como una exhalacion. Se abalanzo sobre su padre y le rodeo las piernas con los brazos. Liska se apresuro a dejar la porra y cubrir las fotografias con el periodico, si bien nadie le prestaba la menor atencion.

– ?Hola, R.J.!

Speed sonrio y entrechoco la mano con la de su hijo menor antes de soltarse de su abrazo y ponerse en cuclillas ante el,

– Quiero que me llamen Rocket-puntualizo R. J., restregandose los ojos sonolientos.

El pelo rubio le sobresalia en pequenos mechones sobre la coronilla, y el pijama de los Vikings de Minnesota, heredado de Kyle, le venia grande.

– Quiero tener un mote como tu, papa.

– Rocket… Me gusta-declaro Speed-. Tope guay, colega.

En aquel instante, R. J. descubrio el titere, y ambos se enzarzaron durante cinco minutos en una recreacion de South Park. Liska iba perdiendo la paciencia por momentos.

– Es muy tarde, R. J. -advirtio por fin, detestando tener que decirlo y detestando a Speed por convertirla en la mala de la pelicula con su mera presencia.

Entraba y salia de la vida de los chicos como le daba la gana, todo emocion, diversion y aventura. Como madre en posesion de la custodia, Liska tenia la sensacion de que ella aportaba demasiado poco de eso y demasiada disciplina y rutina.

– Manana tienes que ir al cole.

Su hijo la miro con esos ojos azules que eran una replica exacta de los suyos y en los que en aquel momento se pintaba una expresion de enfado y decepcion.

– ?Pero si papa acaba de llegar!

– Pues enfadate con papa. Es el quien ha decidido que seria una idea genial aparecer en plena noche, cuando la gente normal duerme.

– Tu no estas durmiendo -senalo R. J.

– Tampoco tengo diez anos. Cuando tengas treinta y dos podras quedarte levantado toda la noche y atiborrarte de medicamentos contra la ulcera si quieres. Te espera un futuro maravilloso.

– Trabajare de incognito en Narcoticos, como papa.

– Como no te vayas de incognito a la cama ahora mismo, veras -advirtio su madre.

R. J. y Speed cambiaron una mirada que excluia por completo a Liska. Por fin, Speed se encogio de hombros.

– No puedo hacer nada, Rocket. Sera mejor que lo dejemos por hoy.

– ?Puedo llevarme a Cartman?

– Claro.

Speed alboroto el pelo del pequeno, con la atencion ya vuelta hacia su ex.

Liska se inclino para besar a R. J., pero este se escabullo y desaparecio pasillo abajo, hablando con el titere con voz de comic y emitiendo sonidos de pedo. Liska se volvio hacia Speed y lo fulmino con la mirada.

– Mira que llegas a ser cabron -espeto, procurando no levantar la voz-. No has venido a ver a R. J…

– Rocket.

– … ni a Kyle, y ahora has puesto a R. J. como una moto. No pegara ojo en toda la noche.

– Lo siento.

– Y una mierda, nunca lo sientes -se quejo ella amargamente-. ?Que quieres, Speed? Seguro que no has venido a pagarme el dinero que me debes.

Speed lanzo un profundo suspiro.

– La semana que viene, te lo prometo -dijo con contricion bien ensayada-. Ahora mismo estoy metido en algo gordo, pero la semana que viene…

– Corta el rollo. Mas vale que te largues -lo interrumpio Liska mientras apartaba el periodico de las Polaroid y las apilaba-. He tenido un dia muy duro y ahora me gustaria acostarme, si no te importa.

Speed guardo silencio unos instantes y por fin golpeteo la fotografia superior con un dedo.

– ?Lo conozco? -pregunto en voz baja-. He oido que uno de los vuestros se ha suicidado. ?Es el?

– Eso parece. Es un tipo de Asuntos Internos; seguro que no lo conocias.

Ambos habian empezado patrullando en St. Paul. Speed se habia quedado, pero Liska habia cruzado el rio a Minneapolis. Su ex conocia a muchos policias de Minneapolis, sobre todo a los de Narcoticos y algunos detectives de Homicidios, pero no tenia motivos para conocer a Andy Fallon. Nadie hacia esfuerzo alguno por conocer a los de Asuntos Internos.

Speed le quito la fotografia y la examino con detenimiento.

– Menuda forma de acabar con todo. Supongo que los de Asuntos Internos no saben disparar…

– Quien sabe lo que le pasa a la gente por la cabeza.

Hubo un tiempo en su matrimonio en que habian compartido los detalles de sus casos y se ayudaban a resolver los problemas. Penso en aquella Epoca Dorada, ese breve periodo antes de que la infidelidad y la rivalidad profesional empezaran a desgarrar el tejido de su relacion.

– Tal vez no lo decidiera el -prosiguio.

– Como sois los detectives de Homicidios -critico Speed mientras dejaba la foto de nuevo sobre la mesa-. No

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