incorporaciones mas recientes a su repertorio, aunque habia demostrado que se le daban muy bien. Habia adquirido un patron de atraco y asalto con rasgos compartidos que iban mas alla del simple modus operandi. A los psicologos les gustaba denominar ese fenomeno «firma», es decir, actos cometidos durante el crimen que resultaban innecesarios para su perpetracion, pero satisfacian cierto impulso interno. Podria haberse convertido en un asesino en serie de no haber caido tan pronto en manos de la justicia.

Verma entro en la sala de interrogatorios con andares de chulo, como si tuviera algo de que pavonearse. Se sento frente a Kovac y de inmediato alargo la mano hacia el paquete de Salem que este habia dejado sobre la mesa. Sus manos eran largas y huesudas, como garras de roedor, y presentaban unas manchas que, con toda probabilidad, se debian al sida.

– No deberia hablar con usted sin mi abogado -dijo antes de exhalar el humo.

Su nariz tambien era larga y delgada, con un par de bultos a lo largo del puente. Sobre el labio superior lucia un bigotito finisimo que mas bien parecia una sombra de suciedad. Hablaba de forma afectada, algo afeminada, y poseia un lenguaje corporal muy complejo. Al hablar, la parte superior de su cuerpo se balanceaba, se doblaba y se retorcia, como si escuchara en su cabeza musica de baile.

– Pues llama a tu abogado -replico Kovac mientras se levantaba-. Pero te advierto que no tengo tiempo para estas chorradas. Cuando llegue tu hombre, yo me habre largado y tu tendras que pagar la factura.

– Los contribuyentes tendran que pagar la factura -corrigio Verma con una sonrisa maliciosa, juntando los hombros al hundir el pecho-. ?A mi que me importa?

– Ya veo que todo te importa una mierda -observo Kovac-. Solo me contaras lo que crees que quiero oir porque quieres algo a cambio. Pero ya es demasiado tarde para eso. Te casaste con el fiscal del distrito, y la boda es en la penitenciaria de St. Cloud.

– No, senor -replico Verma con indolencia, agitando un dedo ante las narices de Kovac-. Es en Oak Park Heights. No pienso ir a ese antro de hormigon en el norte. Ese sitio es medieval. Voy a ir a Heights, forma parte del trato. Tengo amigos en Heights.

Kovac saco un papel doblado del bolsillo interior de la americana, lo consulto como si fuera algo mucho mas importante que la factura de la tintoreria y se lo volvio a guardar.

– Ya, bueno, si tu lo dices… -murmuro como quien no quiere la cosa.

Verma entorno los ojos con aire suspicaz.

– ?Que quiere decir? Hicimos un trato.

Kovac se encogio de hombros con indiferencia.

– Lo que tu digas Quiero hablar del asesinato de Eric Curtis.

– Yo no lo hice.

– ?Sabes cuantos capullos dicen lo mismo? -replico Kovac-. Pues todos. ?Hace falta que te lo recuerde en esta hermosa sala del Ritz-Carlton en la que estamos sentados?

– Me declare culpable del asesinato de Franz, y eso que no pretendia matarlo.

– Claro, claro. ?Como ibas a saber que la cabeza humana no aguanta tantos golpes?

– Quiero decir que no fui alli con la intencion de matarlo -aclaro Verma con ademan hurano.

– Ahhh. Problema suyo si estaba en casa cuando fuiste a desvalijarsela. Que imbecil el tio. Deberian ponerte una medalla por eliminar semejante basura de la faz de la tierra.

– Mire, Kovac, no tengo por que aguantar que me de por el culo -se enojo Verma, levantandose.

– Claro, estoy seguro de que en la galeria tienes a uno bien grandullon que se ocupa de eso. ?Crees que tambien el ira a St. Cloud? ?O tendras que volver a aprender a ligar?

Verma lo senalo con el cigarrillo, y la ceniza llovio sobre la mesa.

– No voy a ir a St. Cloud. Hable con mi abogado.

– ?Tu abogado, el agobiado esclavo del condado de Hennepin al que pagan tan poco? Vale, lo localizare, a ver si se acuerda de tu nombre. -Se levanto y apoyo una mano en el huesudo hombro de Verma-. Sientese, senor Verma.

El trasero de Verma choco contra la silla con un golpe sordo. Aplasto el cigarrillo sobre la mesa y encendio otro.

– No mate a ningun poli.

– Aja. O sea, que el fiscal del distrito te acuso del asesinato por la cara, solo porque queria que algun pobre desgraciado de su oficina tuviera que tramitar mas papeleo -Kovac se dejo caer en la silla con una mueca-. Venga ya. Te acuso porque encajabas en el perfil, porque el modus operandi era identico al que empleaste con tus otras victimas.

– ?Y? ?Nunca ha oido hablar de los imitadores?

– No me pareces precisamente un modelo a seguir.

– ?Ah, no? ?Y como cree que consegui el trato? -espeto Verma con arrogancia-. No tenian ninguna prueba contra mi en ese asesinato. Ninguna huella, ningun testigo, nada.

– ?No? Pues que cosas. Si no te cargaste a Curtis, ?como es que tenias su reloj en tu piso?

– Fui el primer sorprendido -insistio Verma-. Desde luego, yo no lo puse alli. Un Timex, por el amor de Dios. ?Quien iba a robar semejante basura?

– La hora exacta en su muneca -se burlo Kovac-. Conocias a Eric Curtis -prosiguio-. Te detuvo dos veces por solicitar servicios sexuales.

Verma se encogio de hombros, fruncio los labios y bajo las pestanas con ademan coqueto.

– Bueno, no pasa nada. La segunda vez le ofreci hacerselo gratis, porque era muy mono. Me dijo que tal vez en otra ocasion. Ojala hubiera habido otra ocasion.

– Asi que pasaste por su casa para ver si esa vez colaba. Una cosa llevo a la otra y…

– No -atajo Verma con firmeza.

Miro a Kovac de hito en hito mientras daba una larga chupada al cigarrillo. El humo broto de sus labios en una potente columna que choco contra el pecho del detective.

– Mire, Kojak, esos otros polis intentaron joderme por el asesinato de Curtis y no lo consiguieron. El fiscal del distrito tambien lo intento y tampoco lo consiguio.

Se inclino hacia delante con una expresion seductora que puso a Kovak los pelos de punta.

– Se que se muere usted de ganas de joderme -murmuro-, pero no tiene nada que hacer.

– Antes me joderia un enchufe.

Verma se echo hacia atras y lanzo una carcajada enloquecida.

– No sabe lo que se pierde.

– Estoy seguro de que no me pierdo nada.

Verma esbozo una sonrisa torva, saco la lengua y la agito obscenamente ante Kovac.

– ?No le apetece que se la chupe, Kojak? ?Que le meta la lengua en el culo?

– ?Joder!

Kovac retiro la silla de un empujon, saco una bufanda marron del bolsillo del abrigo que habia colgado del respaldo, se dirigio al rincon donde estaba instalada la camara de video y la cubrio con la prenda.

Verma se irguio en su asiento y se llevo una mano al cuello.

– ?Por que ha hecho eso?

– ?Ay, ay, ay! -exclamo Kovac con los ojos muy abiertos mientras volvia a la mesa-. Me parece que la camara no funciona.

Verma intento levantarse, pero Kovac lo agarro por la nuca para inmovilizarlo y se inclino sobre su hombro.

– Lo unico que yo quiero meterte a ti en el culo es la puntera de mi zapato -murmuro-. Corta el rollo, Verma. ?Te crees que no tengo gente en St. Cloud que me debe favores?

– No voy a ir a…

La presion se intensifico, silenciando sus palabras. Verma encogio los hombros.

– El hijo de mi hermana es guardia en St. Cloud -mintio Kovac-. Es un grandullon estupido recien salido de la granja. No es demasiado listo, pero si muy fiel. Lastima que tenga tan mala leche.

– ?Vale, vale!

Kovac lo solto y volvio a sentarse.

– Al menos lo he intentado -suspiro Verma, alargando la mano hacia el paquete de tabaco.

Kovac lo puso fuera de su alcance, saco un cigarrillo y lo encendio mientras se decia que lo hacia por

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