cuestiones estrategicas, no porque se hubiera dejado vencer por la tentacion.
– Es usted atractivo en un estilo un poco brutote -intento camelarselo Verma.
– Verma…
– ?Que? -exclamo el hombre con exasperacion exagerada-. ?Que quiere de mi, Kojak? ?Quiere que confiese lo de Curtis? Pues que le den. El trato esta cerrado, y yo no me lo cargue. El fiscal del distrito no insistio porque no tiene nada contra mi. Pero se escudan en mi reputacion. Diran que me tienen pillado de los cojones por lo de Franz y que asi ahorraran a los contribuyentes el dinero de otro juicio. A mi me parece bien. No me vendra mal que los chicos de Heights crean que me cargue a un poli. Pero no me cargue a Curtis. Si quiere saber quien se lo cargo, pregunteselo al sargento Springer, de Homicidios. El lo sabe.
Kovac guardo silencio unos instantes, como si no hubiera estado prestando atencion. Permanecio sentado con la mirada perdida, fumando, preguntandose que grado de perversion le permitia gozar de la sensacion del alquitran y la nicotina asentandose en sus pulmones.
– ?Ah, si? -mascullo por fin, mirando de nuevo a Verma-. Pues si lo sabe, ?por que no le ha echado el guante a ese capullo?
– Porque el capullo en cuestion es otro poli.
– Segun tu.
– Segun ese chico tan guapo de Asuntos Internos.
– No se de quien me hablas -aseguro Kovac, los nervios en tension.
– Mucho musculo, guapo como un modelo de Versace -recito Verma con mirada sonadora-. Nam, nam.
– Ya… Asi que esa comadreja de Asuntos Internos vino a hablar contigo para decirte asi por las buenas que, en su opinion, a Curtis se lo cargo otro poli.
Verma adelanto el labio inferior y bajo la cabeza. Kovac sintio deseos de abofetearlo.
– Ya me parecia -dijo-. ?Que te pregunto?
– No se, varias cosas -remoloneo Verma-. Cosas sobre el asesinato, sobre despues del asesinato, la investigacion… si es que se le puede llamar asi.
– ?Y que le contaste?
– ?Por que no se lo pregunta a el?
– Porque te lo pregunto a ti. Deberias alegrarte, Renaldo. Te he puesto por encima de Asuntos Internos, aunque, claro esta… tambien las ladillas estan por encima de Asuntos Internos.
– Le conte que yo no habia matado a Curtis y que no me importaba cuantos polis pretendieran hacerme decir lo contrario. El, Springer, el de uniforme…
– ?De quien hablas?
– Del que me hizo esto -explico Verma, senalando el bulto superior de los dos que lucia sobre el puente de la nariz-. Dijo que me habia resistido a la autoridad.
– Me disculpo en nombre del departamento -espeto Kovac sin remordimiento alguno-. ?Sabes como se llamaba?
– Era un tipo enorme -recordo Verma-. Yo lo llamaba Semental, lo que no le hizo ninguna gracia, y su companero lo llamaba B. O., lo que no parecia molestarle -se quejo, agitando una mano con gesto asqueado-. No se a que correspondian las siglas. Consegui leer el nombre de su placa justo antes de que me hiciera perder el conocimiento. Ogden.
– Ogden -repitio Kovac.
La escena acudio a su mente con tal rapidez que fue un golpe casi fisico. Steve Pierce forcejeando en el suelo de la cocina de Andy Fallon con una bestia humana. La bestia humana incorporandose a duras penas con la nariz ensangrentada.
Ogden.
– Verma consiguio el trato porque tu gente la cago -afirmo Chris Logan sin rodeos mientras rebuscaba entre los papeles que cubrian su mesa-. Habla con Cal Springer sobre las pruebas; preguntale si tiene la mas ligera idea de las normas que rigen las ordenes de registro.
– ?Habia algo raro en las pruebas? -pregunto Kovac.
Estaba de pie en la pequena oficina de Logan, preparado para salir corriendo con el fiscal, que tenia juicio al cabo de cinco minutos.
Logan mascullo un juramento entre dientes sin apartar la mirada de los papeles de su mesa y con los brazos en jarras. Era un hombre alto, de constitucion atletica, treinta y pocos anos y bastante arrogancia. Un tipo duro con titulo y mal genio.
No obstante, era un buen fiscal, la mano derecha de Ted Sabin, que casi nunca se molestaba en llevar personalmente un caso.
– Todo era raro -repuso por fin.
Empezo a revolver la papelera situada junto a su mesa, sacando papeles arrugados, arrojando a un lado envoltorios de caramelos, bolsas mutiladas de media docena de restaurantes con comida para llevar que llenaban el laberinto de galerias cubiertas hasta el ayuntamiento. Por fin saco una bola de papel amarillo, la aliso y escudrino la letra. Al cabo de unos instantes lanzo un suspiro de alivio y volvio los ojos al techo. Guardo el papel en el maletin y se dirigio a la puerta.
Kovac lo siguio sin quedarse atras.
– Tengo juicio -advirtio Logan mientras se abria paso entre la gente que atestaba el pasillo en el que se alineaban las oficinas de la fiscalia.
– Yo tambien ando justo de tiempo -aseguro Kovac.
Se pregunto si Savard habria cumplido su amenaza de llamar al teniente. Era demasiado enigmatica para poder afirmarlo o negarlo con certeza. Quien sabia cuanto podia tardar Leonard en convocarlo a su despacho para sostener la Gran Conversacion.
Entraron en un ascensor vacio y Kovac mostro la placa a las personas que pretendian sumarse a ellos.
– Asunto policial, senores, lo siento -dijo mientras pulsaba el boton de cierre con la mano libre.
Logan habia adoptado una expresion cenuda que, por otra parte, no era nueva en el.
– Todas las pruebas eran circunstanciales -explico-. Asociacion previa, movil, el modus operandi de Verma… Pero no habia testigos que situaran a Verma en o cerca del escenario del crimen, ni tampoco pruebas forenses. Nada de huellas, fibras ni fluidos corporales. Verma se habia masturbado en los otros dos escenarios, pero no en el del asesinato de Curtis; no sabemos por que. Puede que algo lo empujara a marcharse por piernas, o a lo mejor no se le levanto. ?Quien sabe? Pudo ser cualquier cosa.
– Bueno, ?y que hay del reloj? -inquirio Kovac cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, dejando al descubierto un hervidero de actividad humana.
El pasillo que daba a las salas de vistas estaba siempre abarrotado de macarras, chorizos, desgraciados, gentes asustadas, confusas… Todos ellos habian sido citados alli para alimentar el sistema judicial del condado de Hennepin.
– Un agente imbecil aseguro haberlo encontrado sobre la comoda de Verma, pero el asunto apestaba -espeto Logan, dirigiendose hacia una de las puertas-. Fue lo mismo que lo de O. J. Simpson y el puto guante ensangrentado. No estabamos dispuestos a admitirlo como prueba, y en vista de las ultimas demandas presentadas contra tu departamento, Sabin ni lo intento siquiera.
– A pesar de que la victima era policia -senalo Kovac, asqueado.
Logan se encogio de hombros y camino hacia la mesa de letrados mas cercana a la mejor salida de aire de la sala.
– No podiamos ganar el caso. La ciudad no queria otro pleito, asi que, ?que sentido tenia insistir? Conseguimos que Verma confesara lo de Franz y asi nos aseguramos de que acababa entre rejas.
– Por asesinato en segundo grado.
– Ademas de asalto con intenciones homicidas y robo. No es una sentencia cualquiera, te lo aseguro. Ademas, mato a Franz con el bate de beisbol de Franz. Arma casual. ?Como podiamos alegar premeditacion?
– ?Alguien se planteo alguna vez que Verma podia no haberse cargado a Curtis? ?Que quiza lo estaban intentando joder?
– Circulo el rumor de que Curtis habia sufrido el acoso de algunos agentes por el hecho de ser homosexual, pero la cosa no apuntaba al asesinato, y todas las pruebas circunstanciales apuntaban a Verma.