tu casa, que erais viejos amigos, que era mejor ir por la noche, asi evitariamos que nos interrogaran.

– No quise tener telefono en mi casa para que mis amigos no soltaran por el auricular cualquier cosa comprometida y para evitar el contacto con los extranjeros. Peter era una excepcion, vino a China a estudiar chino, y en esa epoca sentia una autentica pasion por la Revolucion Cultural de Mao. Discutiamos mucho. Realmente es un viejo amigo. ?Que ha sido de el?

– Nos separamos hace tiempo. Al principio fue representante en China de una empresa alemana. Despues se caso con una china y se la llevo a Alemania. Me han dicho que ahora ha montado una pequena empresa. En aquella epoca yo acababa de llegar a Beijing para estudiar. No hablaba muy bien el idioma. Me costaba hacer amigos.

– Si, me acuerdo. Por supuesto que me acuerdo. Cuando entraste, te quitaste el abrigo, luego, la bufanda ?Que extranjera mas guapa!, me dije.

– Menudo par de tetas, ?no es eso?

– Claro. Un buen par de tetas, y una piel tan blanca, y unos labios tan rojos sin maquillaje, tan sexy.

– Es imposible que te fijaras en mis labios.

– Claro que si, eran tan rojos que no era posible no fijarse en ellos.

– Tambien era porque hacia mucho calor en tu casa, y porque habia ido en bicicleta durante una hora.

– Aquella noche te quedaste en silencio, frente a mi. No dijiste nada.

– Os escuchaba con mucha atencion. Peter y tu hablabais sin parar. Ya no me acuerdo de que. En aquella epoca no comprendia muy bien el idioma, pero recuerdo que aquella noche senti algo muy especial.

Y tu, por supuesto, te acuerdas de aquella noche de invierno, de las velas encendidas en el cuarto, que anadian algo mas de dulzura a la velada. Desde la calle era imposible darse cuenta de si habia alguien en la habitacion. Al final conseguiste ese pequeno apartamento, un nido decente, un hogar en el que podias resistir las tormentas politicas del exterior. Ella estaba sentada en el suelo, de espaldas a la estanteria de libros, sobre la alfombra -una alfombra de lana que seguramente fabricaron para la exportacion, pero que acabo en el mercado interno-, probablemente un producto de segunda categoria vendido en oferta, pero, aun asi, un producto de lujo, el equivalente a la totalidad de los derechos de autor que recibiste por un libro tuyo, un libro que no hablaba en absoluto de politica, pero que, a pesar de eso, te habia dado muchos quebraderos de cabeza. Ella tenia abierto el cuello de la blusa, resaltaba la piel de su abultado pecho, de un blanco deslumbrante; sus medias negras brillantes y sus largas piernas eran particularmente atractivas.

– No olvides que en tu casa tambien habia una chica, con muy poca ropa, descalza, si no me falla la memoria.

– Normalmente estaba desnuda, incluso poco antes de que llegarais.

– Si, aquella chica salio discretamente de otra habitacion cuando nosotros ya habiamos empezado a beber algo y estabamos charlando desde hacia rato.

– Al ver que no os ibais enseguida, le dije que se uniera a nosotros. Se puso algo de ropa.

– Nos estrecho la mano y luego no dijo nada durante toda la noche.

– Como tu.

– Era una noche particular, nunca habia visto ese ambiente en casa de un chino…

– Lo particular era que una joven belleza alemana llegara asi, inesperadamente, y tuviera esos labios rojos…

– Tambien habia una belleza china, descalza, esbelta y adorable…

– Las llamas vacilantes de las velas…

– Bebiamos vino en tu habitacion. Se estaba tan bien; era confortable y calida. Escuchabamos como soplaba el viento glacial…

– Era tan irreal como ahora, puede que en la calle alguien estuviera vigilando…

Sin querer, piensas de nuevo en que quiza estais siendo filmados en la habitacion.

– ?Todavia es tan irreal?

Te abraza con fuerza, tu cierras los ojos, la sientes contra ti, aprietas su cuerpo contra el tuyo, murmuras:

– No tienes que irte antes de que amanezca…

– Por supuesto… -dice ella-. Aquella noche tampoco tenia ningunas ganas de irme. Tenia que volver en bicicleta durante mas de una hora en plena madrugada de invierno. Fue Peter quien quiso marcharse, y tu no hiciste nada para impedirlo.

– Si, es verdad.

Le explicas que a ti te ocurria exactamente lo mismo, debias acompanar a tu amiga al cuartel con tu bicicleta.

– ?Que cuartel?

Dices que era enfermera en un hospital militar y que no tenia derecho a pasar la noche fuera.

Relaja el abrazo y pregunta:

– ?De que hablas?

Dices que el hospital militar en el que ella trabajaba se encuentra en un cuartel de un lejano barrio de Beijing. Ella llegaba todos los domingos por la manana; tu debias ponerte en marcha el lunes a las tres de la manana y hacer mas de dos horas en bicicleta para dejarla en el complejo militar antes de que amaneciera.

– ?Hablas de esa china? -pregunta apartandose de ti e irguiendose.

Abres los ojos y ves los suyos, grandes, que te miran fijamente. Estas un poco confuso, lo mejor es explicarle que ha sido porque ella ha sacado el tema de tu amante de entonces.

– ?Piensas mucho en ella?

Tras un momento de reflexion, dices:

– Todo eso esta muy lejos. Hace tanto tiempo que no he vuelto a tener contacto…

– ?Nunca has vuelto a saber nada de ella?

Cruza las piernas y se sienta sobre la cama.

– No.

Te yergues tu tambien y te sientas al borde de la cama.

– ?No tienes ganas de volverla a ver?

Dices que para ti China ya esta muy lejos. Ella dice que te entiende. Tu dices que no tienes patria. Ella dice que, aunque su padre era aleman y su madre judia, tampoco tiene patria, pero que no puede evitar los recuerdos. Le preguntas por que. Ella te contesta que no es como tu, ella es una mujer. Dices simplemente «Ah», sin anadir nada mas.

3

Necesitaba un nido, un lugar donde refugiarse, donde pudiera escapar de los demas, un hogar para el solo, para preservar su intimidad sin que lo vigilaran. Necesitaba una habitacion insonorizada, para que, cuando cerrara la puerta, pudiera hablar en voz alta sin que lo oyeran, pudiera decir lo que quisiera, un universo de el para reflexionar sin bajar la voz. No podia seguir en su capullo, como una larva silenciosa, debia vivir, sentir, tener la posibilidad de gemir o de gritar cuando hiciera el amor con una mujer hasta la extenuacion. Debia luchar para conseguir un espacio de vida, ya no podia soportar la presion de los anos que acababan de pasar, y debia dar rienda suelta al deseo que se habia despertado en el.

Sin embargo, en la pequena habitacion en la que vivia en aquella epoca apenas cabia una cama de soltero, un escritorio y una estanteria. En invierno, una vez instaladas la estufa de carbon y su tuberia extractora metalica, se hacia muy dificil moverse si habia alguien mas en el cuarto. El fino tabique que lo separaba de sus vecinos no conseguia ahogar el sonido de todo lo que ocurria en la habitacion de al lado, tanto los juegos amorosos de la pareja de obreros durante la noche en su cama como cuando el bebe de ellos se ponia a llorar. Ademas, dos familias mas compartian con el el patio en el que se encontraban la fuente de agua corriente y la alcantarilla. Siempre que la joven venia a su casa, los vecinos no le quitaban ojo de encima, y debia dejar su puerta entreabierta, mientras bebian el te o charlaban, para evitar las habladurias. Su mujer, con la que estaba casado desde hacia mas de diez anos, pero con quien nunca habia vivido, pidio una investigacion sobre el al comite del

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