caluroso. Fantastico. Por lo menos se podia descartar Miami.
?Que otra cosa? Observe a la gente. ?Y los peinados? No, esto no me serviria de ayuda. Podia ver la esquina de un edificio de ladrillo. Busque unas caracteristicas que me permitieran identificarlo, algo que diferenciase aquel edificio de otros parecidos. Pero nada. Escudrine la pantalla buscando alguna cosa que se saliera de lo habitual.
Bolsas de tiendas.
Algunas personas llevaban bolsas comerciales. Intente leerlas, pero circulaban demasiado aprisa. Habria querido reducir la velocidad. No era posible. Segui observando con la mirada a nivel de las rodillas. El angulo de la camara me era desfavorable. Acerque tanto la cara a la pantalla que hasta notaba el calor que emitia.
Una R mayuscula.
Era la primera letra de una de las bolsas. Las restantes aparecian desdibujadas y confusas. No era posible descifrarlas. El tipo de escritura era elegante. Bien, ?que mas? ?Que otras claves podia…?
El alimentador quedo en blanco.
?Maldita sea! Pulse la tecla para recargarlo. En la pantalla volvio a aparecer un aviso de error. Volvi al mensaje electronico original y pulse con el raton en el hipervinculo. Otro error.
El material habia desaparecido.
Contemple la pantalla en blanco y la verdad me golpeo de nuevo: acababa de ver a Elizabeth.
Intente racionalizar los hechos. Pero no, no era un sueno. Algunas veces habia sonado que Elizabeth estaba viva. Demasiadas veces. En la mayoria de los casos habia aceptado que habia vuelto de la tumba y esto hacia que me sintiera tan agradecido que no lo cuestionaba ni lo ponia en duda. Recuerdo un sueno en particular en el que estabamos juntos; no recuerdo que haciamos ni siquiera donde estabamos, pero, mientras sonaba y nos reiamos juntos, tuve de pronto la aplastante certidumbre de que estaba sonando y de que no tardaria en despertarme y encontrarme solo. Recuerdo el sueno: me agarraba a ella e intentaba acercarla a mi, trataba desesperadamente de arrastrarla hacia mi.
Sabia que era sonar. Pero lo que habia visto en la pantalla del ordenador no era un sueno.
Tampoco era un fantasma. No es que crea en ellos pero, en caso de duda, mejor mantener la mente abierta. Los fantasmas no tienen edad. El de Elizabeth que habia visto en la pantalla la tenia. Aunque no eran muchos, habian pasado ocho anos. Los fantasmas tampoco se cortan el pelo. Pense en la larga trenza que le caia sobre la espalda aquella noche a la luz de la luna. Pense en la melenita corta y tan moderna que acababa de verle en el ordenador. Y pense en sus ojos, aquellos ojos que no habia dejado nunca de mirar desde mis siete anos.
Era Elizabeth. Y estaba viva.
Senti que volvian las lagrimas a mis ojos, pero esta vez las reprimi. Era extrano. A mi siempre me habia costado poco llorar, pero desde que habia llorado la muerte de Elizabeth era como si ya me fuera imposible volver a llorar. No era que se me hubieran secado las lagrimas ni que me sintiera impotente de llorar de nuevo. No, no se trataba de ninguna de estas tonterias. No era tampoco que, despues de tanto sufrimiento, me hubiera quedado embotado, aunque tal vez habia algo de esto. Creo que lo que habia ocurrido en realidad era que yo, instintivamente, estaba a la defensiva. Cuando murio Elizabeth, abri las puertas de par en par y deje entrar la pena. Me empape de ella. Sufri mucho. Fue tanto lo que sufri que ahora consideraba primordial no volver a sufrir.
No se cuanto tiempo me quede alli sentado. Tal vez media hora. Quise respirar con mas calma, procure tranquilizarme. Queria actuar con sensatez. Necesitaba actuar con sensatez. A esa hora los padres de Elizabeth me estarian esperando en su casa, pero no soportaba la idea de enfrentarme con ellos.
Entonces recorde otra cosa.
Sarah Goodhart.
El
Elizabeth y yo, cuando ninos, habiamos practicado un juego infantil. Tal vez lo conozcan ustedes. Se toma el segundo nombre y se convierte en el primero, se le anade a continuacion el nombre de la calle donde uno vive y se convierte en el apellido. Por ejemplo, mi nombre completo es David Craig Beck y, como yo habia vivido en Darby Road, mi nombre pasaba a ser Craig Darby. Y el de Elizabeth era…
Sarah Goodhart.
Pero ?que diablos estaba sucediendo?
Cogi el telefono. Primero llame a los padres de Elizabeth, que seguian viviendo en la casa de Goodhart Road. Contesto su madre. Le explique que se me habia hecho tarde. La gente suele aceptar esta excusa cuando la da un medico. Una de las ventajas de la profesion.
Cuando llame al
Volvi a sentarme, pero Homer Simpson me arranco del trance con otro: «?Tiene correo!». Me precipite sobre el raton. La direccion del remitente no me era familiar, pero el asunto decia: Street Cam. El corazon volvio a saltar en mi pecho.
Pulse en el pequeno icono y aparecio el mensaje:
«Manana misma hora mas dos horas en Bigfoot.com. Alli te espera un mensaje.
»Tu nombre de usuario: Calle del Murcielago.
»Tu contrasena: Adolescencia.»
Debajo de esto, casi al pie de la pantalla, unas palabras mas:
«Vigilan. No se lo digas a nadie.»
Larry Gandle, el tipo del peinado peculiar, observaba a Eric Wu que, con absoluta calma, se ocupaba de limpiar el suelo.
Wu, un coreano de veintiseis anos cuyo cuerpo lucia un asombroso surtido de perforaciones y tatuajes, era el hombre mas mortifero que Gandle se habia tirado a la cara. Tenia la estructura de un tanque del ejercito, pero eso de por si no contaba demasiado. Gandle conocia a mucha gente con un fisico como el suyo. Es habitual que los musculos muy espectaculares sean inutiles.
No era el caso de Eric Wu.
Tener musculos como rocas estaba bien, pero el verdadero secreto de la fuerza arrolladora de Wu residia en sus encallecidas manos, que eran dos bloques de cemento con unos dedos como garras de acero. Wu dedicaba horas a sus manos: golpeaba bloques de hormigon, las exponia a temperaturas extremas de calor y frio, hacia flexiones apoyandose en un solo dedo. Cuando Wu se servia de sus dedos, era inimaginable la destruccion de huesos y tejido que podia causar.
Sobre hombres como Wu, la mayoria de los cuales eran escoria, circulaban oscuros rumores, pero Larry Gandle habia presenciado como Wu despachaba a un hombre limitandose a hundirle los dedos en las zonas blandas de la cara y del abdomen. Tambien habia visto con sus propios ojos como Wu agarraba a un hombre por las orejas y se las arrancaba de cuajo como quien arranca dos plumas. Lo habia visto matar de cuatro maneras muy distintas y sin usar nunca la misma arma.
Ninguna de las muertes habia sido rapida.
Nadie sabia exactamente de donde habia salido Wu, pero la historia mas aceptada aseguraba que su manera de ser era consecuencia de una infancia brutal en Corea del Norte. Pero Gandle no habia hecho nunca preguntas. Hay caminos insondables que es mejor no atravesar; el lado oscuro de Eric Wu -tambien tenia su lado luminoso- era uno de ellos.
Cuando Wu termino de envolver en el plastico protector del pavimento el protoplasma en que se habia convertido Vic Letty, levanto la cabeza y miro a Gandle con aquellos ojos suyos. «Ojos muertos», penso Larry Gandle para sus adentros. Los ojos que tienen los ninos en los noticiarios de guerra.
Wu no se habia molestado en quitarse los auriculares de las orejas. Su musica estereofonica personal no atronaba sus oidos con hip hop, ni rap ni siquiera con rock'n'roll. El escuchaba ininterrumpidamente discos compactos de los temas sedantes que se escuchan en Sharper Image, musica con nombres como Brisa Oceanica o Agua del Arroyo que Fluye.
– ?Se
Tenia una voz lenta y extranamente cadenciosa, parecia un personaje de las historietas Peanuts.
Larry Gandle asintio. Benny era propietario de un horno crematorio. Polvo eres y en polvo te convertiras. O en