los ojos, sobresaltada. Iba a gritar, pero Wu se le adelanto. La amordazo con la mano y bajo los labios hasta su oreja. Otro hombre, alguien contratado por Gandle, entro tras el.

– Ssssss -dijo Wu casi suavemente.

En el suelo, TJ se entretenia jugando. Ladeo la cabeza al oir el ruido y dijo:

– ?Mama?

Eric Wu le sonrio. Solto a Latisha y se arrodillo en el suelo. Latisha intento impedirselo, pero el otro hombre la sujeto. Wu poso una manaza en la cabeza del nino. Y, volviendose a Latisha, acaricio los cabellos de TJ.

– ?Sabes donde puedo encontrar a Tyrese? -le pregunto.

Tras apearme, pedi un taxi en un mostrador de alquiler de coches. El empleado de chaqueta verde que estaba detras del mostrador me indico donde estaba la biblioteca. Tarde tres minutos en llegar. La biblioteca Ridgemont era un edificio moderno de ladrillo de estilo nouveau colonial con grandes ventanales, estanterias de haya, terrazas, torres, cafeteria. En el mostrador de informacion del segundo piso encontre una bibliotecaria a la que pregunte si podia utilizar el servicio de Internet.

– ?Lleva el carnet de identidad? -me pregunto.

Lo llevaba. Lo examino.

– Hay que ser residente del condado.

– Por favor -le dije-, es muy importante.

Esperaba una negativa rotunda, pero la mujer se suavizo.

– ?Cuanto rato sera?

– Unos minutos.

– Ese ordenador -me indico un terminal situado detras de mi-. Es el de urgencias. No puede utilizarse mas de diez minutos.

Le di las gracias y me acerque al ordenador. Yahoo! me localizo el sitio del New Jersey Journal, el periodico mas importante de los condados de Bergen y Passaic. Sabia muy bien la fecha exacta que necesitaba. El 12 de enero de doce anos atras. Localice el archivo de busqueda y teclee la informacion.

La pagina web no guardaba mas que seis anos.

?Maldita sea!

Acudi corriendo a la bibliotecaria.

– Necesito un articulo que se publico en el New Jersey Journal hace doce anos - dije.

– ?No esta en el archivo de la web?

Negue con la cabeza.

– Microficha -dijo golpeando los brazos del sillon para levantarse-. ?Que mes?

– Enero.

Era una mujer corpulenta de andar trabajoso. Busco el rollo en el cajon del archivo y me ayudo a insertar la cinta en el aparato. Me sente.

– Buena suerte -dijo.

Me puse a jugar con el mando como si fuera una valvula de una moto nueva. La microficha chirrio al pasar por el mecanismo. Cada pocos segundos me paraba a ver donde estaba. Me costo menos de dos minutos encontrar la fecha que buscaba. El articulo estaba en la pagina tres.

En cuanto lei el titular, senti un nudo en la garganta.

Juro que a veces aun oigo el chirriar de los neumaticos, aunque cuando ocurrio yo estaba durmiendo a muchos kilometros de distancia. Todavia sigue doliendome, tal vez no tanto como la noche en que perdi a Elizabeth, pero aquel fue mi primer encuentro con la muerte y la tragedia, algo que nunca se llega a superar del todo. Han pasado doce anos y aun se me hacen presentes todos los detalles de aquella noche aunque vuelvan ahora a mi a traves de la nebulosa de un tornado: la llamada a la puerta antes del amanecer, el rostro solemne de los agentes de policia en la puerta, Hoyt con ellos, palabras cautelosas musitadas en voz baja, nosotros queriendo negarlas, la lenta imposicion de la verdad, el rostro demudado de Linda, mis propias lagrimas, mi madre aun sin aceptarlo, imponiendome silencio, pidiendome que dejase de llorar, su fragil cordura cuarteandose de nuevo, diciendome que no me portase como un nino pequeno, insistiendo en repetir que no pasaba nada y despues acercandose de pronto a mi y sorprendiendose de que mis lagrimas fueran tan grandes, demasiado grandes, decia ella, aquellas eran lagrimas de nino pequeno no de persona mayor, tocando una lagrima, restregandola entre el indice y el pulgar… ?No llores mas, David! Y enfadandose porque yo no podia dejar de llorar, hasta que por fin entraron Linda y Hoyt y la apaciguaron y alguien le dio un sedante, no por primera ni tampoco por ultima vez. Todo aquello volvio a hacerse presente como un borboton horroroso. Y entonces lei el articulo y note que el impacto me llevaba en una direccion totalmente nueva:

UN AUTOMOVIL SE DESPENA POR UN BARRANCO

Un muerto. Se desconocen las causas.

Anoche, aproximadamente a las tres de la madrugada, un Ford Taurus conducido por Stephen Beck de Green River, en Nueva Jersey, cayo de un puente de Mahwah, no lejos de la frontera con el estado de Nueva York. El terreno estaba resbaladizo debido a la reciente tormenta de nieve, pero las autoridades todavia no se han pronunciado respecto a las causas del accidente. El unico testigo del mismo, Melvin Bartola, es un camionero de Cheyenne, Wyoming…

Deje de leer. Suicidio o accidente. La gente se preguntaba cual de los dos. Ahora yo sabia que no habia sido ninguna de las dos cosas.

Brutus dijo:

– ?Que pasa?

– No se, tio -y, despues de reflexionar un momento, Tyrese anadio-: No quiero volver.

Brutus no replico. Tyrese dirigio una mirada furtiva a su viejo amigo. Habian empezado a salir juntos en tercero. Brutus ya entonces no era muy hablador. Seguramente porque tenia demasiado trabajo esquivando los golpes en el trasero, en casa y en la escuela, hasta que un dia comprendio que la unica manera de sobrevivir era convirtiendose en el peor hijo de puta del barrio. Empezo por llevar una pistola a la escuela cuando tenia once anos. Mato por primera vez a los catorce.

– ?No estas harto de todo, Brutus?

Brutus se encogio de hombros.

– No sabemos hacer otra cosa.

Era la verdad, una verdad de peso, fria, impasible.

Grazno el movil de Tyrese. Lo cogio y dijo:

– Si.

– Hola, Tyrese.

Tyrese no reconocio la extrana voz.

– ?Quien es?

– Nos vimos ayer. En una furgoneta blanca.

Se le helo la sangre. «Bruce Lee -penso Tyrese-. ?Joder!»

– ?Que quieres?

– Tengo aqui a alguien que quiere decirte hola.

Hubo un breve silencio y despues TJ dijo:

– ?Papi?

Tyrese se arranco las gafas de sol. El cuerpo se le puso rigido.

– ?TJ? ?Estas bien?

Pero Eric Wu ya volvia a estar al habla.

– Ando buscando al doctor Beck, Tyrese. TJ y yo esperamos que nos ayudes a encontrarlo.

– No se donde esta.

– Pues es una lastima.

– Te juro por Dios que no lo se.

– Ya comprendo -dijo Wu, Y despues anadio-: Espera un momento, Tyrese, ?quieres? Me gustaria que oyeras una cosa.

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