hasta el cielo despejado azul cobalto.
«Oh, Dios mio. Oh, Dios mio. Ronnie esta ahi. ?En que torre tenia la reunion? ?En que planta?»
Apenas oia la voz agitada de un locutor estadounidense que decia: «No es una avioneta, es un avion grande. ?Oh, Dios mio! ?Oh, Dios mio!».
– Ahora te llamo, Mo -dijo Lorraine-. Ahora mismo te llamo.
Pulso freneticamente el numero de movil de Ronnie. Segundos despues sono el tono de comunicando. Volvio a intentarlo. Luego otra vez. Y otra.
«Oh, Dios mio, Ronnie, por favor, que no te haya pasado nada. Por favor, carino, que no te haya pasado nada, por favor.»
Escucho el quejido de las sirenas en la television. Vio gente mirando arriba. Habia un monton de gente por todas partes, hombres y mujeres con ropa elegante y ropa de trabajo, todos quietos, inmoviles en un retablo extrano, algunos tapandose la cara con la mano, otros con camaras. Luego las Torres Gemelas otra vez. Una de ellas escupiendo humo negro, ensuciando el azul hermoso del cielo.
Un escalofrio recorrio su cuerpo. Se quedo quieta.
Las sirenas sonaban mas alto.
Casi nadie se movia. Solo algunas personas corrian ahora hacia el edificio. Vio un coche de bomberos con una escalera larga, oyo las sirenas ululando, gimiendo, atravesando el aire.
Volvio a marcar el numero de Ronnie. Comunicaba. Otra vez: comunicaba. Siempre comunicaba.
Volvio a llamar a su hermana.
– No consigo hablar con el -dijo llorando.
– Estara bien, Lori. Ronnie es un superviviente, no le habra pasado nada.
– ?Como…? ?Como ha sucedido algo asi? -pregunto Lorraine-. ?Como ha podido hacer un avion algo asi? Quiero decir…
– Seguro que esta bien. Es horrible, increible. Es como una de esas… Ya sabes… esas peliculas… esas peliculas de desastres.
– Voy a colgar. Puede que este intentando hablar conmigo. Volvere a llamarle.
– ?Me llamaras cuando consigas hablar con el?
– Si.
– ?Me lo prometes?
– Si.
– No le ha pasado nada, cielo, te lo aseguro.
Lorraine volvio a colgar, paralizada por las imagenes que veia en el televisor. Se quedo mirandolas mientras marcaba el telefono de Ronnie otra vez. Pero solo consiguio pulsar la mitad del numero.
11
Octubre de 2007
– ?Soy el amor de tu vida? -le pregunto ella-. ?Lo soy, Grace? ?Lo soy?
– Si.
Sonrieron.
– No me mientes, ?verdad, Grace?
Habian comido y bebido mucho en La Coupole en St. Germain, luego habian paseado por el Sena esa tarde gloriosa de junio antes de regresar al hotel.
Parecia que siempre hacia buen tiempo cuando estaban juntos. Igual que ahora: Sandy estaba delante de el, en su bonito dormitorio, bloqueando la luz del sol que entraba a raudales por las ventanas con postigos. Sus mechones rubios caian a cada lado de su rostro pecoso, rozandole las mejillas. Luego sacudio el cabello delante de el, como quitando el polvo a su cara.
– ?Eh! Tengo que leer este informe de la fiscalia… Yo…
– Que aburrido eres, Grace. ?Siempre tienes que leer! ?Estamos en Paris! ?De fin de semana romantico! -Le dio un beso en la frente-. ?Trabajo, trabajo, trabajo! -Le dio otro-. ?Eres tan, tan, tan aburrido!
Sandy bailo hacia atras, alejandose de sus brazos extendidos, provocandole. Llevaba un vestido de tirantes brevisimo y los pechos casi le salian por arriba. Vislumbro sus piernas largas y bronceadas mientras se subia el dobladillo por los muslos y, de repente, se puso muy caliente.
Ella avanzo hacia el, acercandose, y le cogio la polla.
– ?Es toda para mi, Grace? ?Me encanta! ?Esto si que es estar duro!
De repente, el brillo del sol hizo que resultara dificil verle la cara. Entonces, todos sus rasgos desaparecieron por completo y Roy se descubrio mirando un ovalo negro sin expresion, enmarcado por una cabellera rubia ondulada, como un eclipse de sol. Sintio una punzada de panico, incapaz por una milesima de segundo de recordar siquiera la cara de Sandy.
Entonces la vio con claridad.
Grace sonrio.
– Te quiero mas que a nada en…
Entonces fue como si el sol se ocultara detras de una nube. La temperatura bajo en picado. Se quedo totalmente palida, como si estuviera enferma, muriendose.
Grace paso los brazos alrededor de su cuello y la estrecho con fuerza.
– ?Sandy! ?Sandy, carino! -dijo con insistencia.
Olia raro. Tenia la piel dura y, de repente, vio que no era la piel suave de Sandy. Olia a rancio, a descomposicion, a tierra y a naranjas amargas.
Entonces la luz se apago del todo, como si alguien hubiera desenchufado la lampara.
Roy oyo el eco de su voz en el aire frio y vacio.
– ?Sandy! -grito, pero el sonido quedo atrapado en su garganta.
Entonces volvio a encenderse la luz. La luz severa de la sala de autopsias. Miro sus ojos otra vez. Y chillo.
Estaba mirando los ojos de un craneo. Sujetando un esqueleto entre sus brazos, un craneo de dientes perfectos que le sonreia.
– ?Sandy! -grito-. ?Sandy!
En ese instante la luz cambio: un resplandor amarillo suave. Un muelle crujio y oyo una voz.
– ?Roy?
Era la voz de Cleo.
– ?Roy? ?Estas despierto?
Grace estaba mirando al techo, confuso, parpadeando, sudando a mares.
– ?Roy?
Estaba temblando.
– Yo… Yo…
– Estabas gritando muy fuerte.
– Lo siento. Lo siento.
Cleo se incorporo con su larga cabellera rubia alborotada en torno a su rostro, que estaba palido del sueno y el susto. Apoyada sobre un brazo, lo miro con una expresion extrana, como si Grace le hubiera hecho dano. Sabia lo que iba a decirle antes incluso de que volviera a hablar.
– Sandy. -Habia reproche en su voz-. Otra vez.
Grace la miro. El mismo tono de pelo que Sandy, el mismo azul de ojos; quizas un toque mas de gris que Sandy, un toque mas de acero. Habia leido una vez que los hombres afligidos o divorciados se enamoraban a menudo de alguien que se parecia a su mujer. Hasta ahora no se le habia ocurrido pensar en ello. Pero no se parecian en nada. Sandy era guapa, pero mas dulce, no tenia una belleza clasica como la de Cleo.
Grace miro el techo blanco y las paredes blancas del dormitorio de Cleo. Miro el tocador de madera lacado en negro que estaba muy deteriorado. A ella no le gustaba ir a casa de Roy, porque notaba demasiado la presencia de Sandy, y preferia que se vieran aqui, en su casa.