que resonaba por todas partes en el silencio. Se dio la vuelta y vio un coche patrulla azul y blanco de la policia de Nueva York con tres ocupantes dentro. El tipo que iba detras estaba inclinado hacia delante, estirando el cuello hacia arriba. El coche paso a toda velocidad en direccion prohibida y las sirenas del techo lanzaron destellos rojos sobre las puertas de tres taxis amarillos en fila. Entonces, frenando bruscamente, con un chirrido de los neumaticos, asomando el morro, serpenteo entre una camioneta de reparto de una panaderia, un Porsche parado y otro taxi amarillo y cruzo la interseccion.

– ?Dios mio! ?Madre mia! ?Dios mio! -decia una mujer cerca de el, por detras-. ?Dios mio, ha chocado contra la torre! ?Oh, Dios!

La sirena se perdio en la distancia, audible solo en otro silencio prolongado. Chambers Street se habia sumido en la quietud. De repente, la calle estaba vacia. Ronnie vio a un hombre que cruzaba. Llevaba una gorra de beisbol, un anorak fino, botas de obrero y una bolsa de plastico que bien podia contener su almuerzo. Podia oir sus pasos. El hombre miraba con cautela la calle, como si le preocupara que lo atropellara un segundo coche de policia.

Pero no aparecio ninguno. Solo habia silencio, como si el que acababa de pasar bastara y pudiera encargarse de la situacion porque se trataba de un accidente menor.

– ?Lo ha visto? -dijo la mujer de detras.

Ronnie se giro.

– ?Que ha pasado?

Tenia el pelo largo y castano y los ojos saltones. Dos bolsas de la compra descansaban en la acera, una a cada lado de ella, los envases de carton y las latas de comida desparramados en el suelo.

Le temblaba la voz.

– ?Un avion! Dios mio, ?ha sido un puto avion! Ha chocado contra la puta torre. No puedo creer lo que he visto. Era un avion. ?Ha chocado contra la puta torre!

– ?Un avion?

– Ha chocado contra la torre. Ha chocado contra la puta torre.

Era obvio que estaba en estado de shock.

Ahora escucho otra sirena. Distinta a la del coche patrulla, un pitido grave. Un coche de bomberos.

«?Genial! -penso Ronnie-. ?Es la puta hostia, joder! Justo la manana que tengo la reunion con Donald, a un capullo de mierda se le ocurre estrellar un avion contra el puto World Trade Center!»

Miro el reloj. ?Mierda! ?Eran casi las 8:55! Habia salido del deli justo a menos cuarto, con tiempo de sobra. ?De verdad llevaba aqui diez minutos? La secretaria estirada de Donald Hatcook le habia dicho que tenia que ser puntual, que Donald solo disponia de una hora antes de salir hacia el aeropuerto para coger un avion a alguna parte; Wichita, creia que habia dicho. O tal vez fuera Washington. Solo una hora. ?Una ventana de solo una hora para soltarle el discurso y salvar su negocio!

Escucho otra sirena. «Mierda.» Iba a armarse un buen caos, seguro. Quiza los malditos servicios de emergencia acordonaran toda la zona. Tenia que llegar antes que ellos. Tenia que llegar a esa reunion.

«Tenia que llegar.»

?No iba a permitir por nada del mundo que un capullo de mierda que habia estrellado un avion le jodiera la reunion!

Arrastrando el equipaje, Ronnie echo a correr.

14

Octubre de 2007

Habia un olor desagradable en el desague que no habia percibido ayer. Un animal putrefacto, seguramente un roedor. Roy lo advirtio cuando llego, poco antes de las nueve de la manana, y ahora, una hora despues, arrugo la nariz cuando volvio a entrar en el desague, con dos bolsas de plastico llenas de bebidas calientes que un agente de apoyo a la comunidad muy servicial habia comprado en una tienda Costa cercana.

La lluvia caia implacablemente, transformando cada vez mas el terreno en un lodazal, pero el nivel del agua todavia no habia subido, se percato Grace. Se pregunto cuanta lluvia haria falta. Por lo que recordaba del cadaver de un joven que habian hallado en la red de alcantarillado de Brighton algunos anos atras, sabia que todos los desagues acababan en una cloaca principal que desembocaba en el mar en Portobello cerca de Peacehaven. Si este desague se habia inundado, era probable que la corriente hubiera arrastrado gran parte de las pruebas, en particular la ropa de la victima, hacia mucho tiempo.

Haciendo caso omiso a un par de comentarios sarcasticos sobre su nuevo papel como chico del cafe, con los nervios destrozados por una noche agitada y pensamientos de preocupacion acerca del esqueleto, Roy comenzo a distribuir los tes y cafes entre el equipo, como a modo de disculpa -o expiacion- por fastidiarles el fin de semana.

El desague era un hervidero. Ned Morgan, el asesor de registros de la policia, varios agentes entrenados en inspecciones y miembros del SOCO, todos con sus trajes blancos, se habian dispersado por el tunel. Estaban registrando el mantillo centimetro a centimetro en busca de zapatos, ropa, joyas, cualquier hebra o retazo, por pequeno que fuera, que la victima pudiera llevar encima cuando la dejaron alli abajo. El cuero y las fibras sinteticas tendrian las probabilidades mas altas de haber sobrevivido a este entorno humedo.

A cuatro patas en el lugubre desague de ladrillo, en el resplandor claroscuro y las sombras que proyectaban las luces instaladas a intervalos, el equipo ofrecia una imagen inquietante.

Joan Major, la arqueologa forense, que tambien iba ataviada de los pies a la cabeza en un traje blanco, trabajaba en silencio muy concentrada. Si este caso llegaba alguna vez a juicio tendria que presentar al tribunal una maqueta precisa en tres dimensiones del esqueleto en el lugar donde lo habian encontrado. Justo acababa de entrar y salir corriendo, luchando contra la ausencia de senal del GPS que utilizaba para establecer y registrar las coordenadas de los restos oseos, y ahora estaba haciendo un boceto de la posicion exacta del esqueleto en relacion al desague y el cieno. Cada pocos instantes saltaba el flash de la camara del fotografo del SOCO.

– Gracias, Roy -dijo Joan casi ausente. Cogio el latte grande que le entrego y lo dejo sobre la caja de madera con su material que habia colocado encima de una estructura apoyada en un tripode para que no se mojara.

Grace habia decidido que le bastaria con un equipo reducido durante el fin de semana y que reclutaria mas personal el lunes por la manana. Para alivio inmenso de Glenn Branson, le habia dado el fin de semana libre. Trabajaban a «ritmo lento»; no habia la urgencia que habrian empleado si la muerte hubiera sido mas reciente: dias, semanas, meses o incluso un par de anos. El lunes por la manana habria tiempo suficiente para dar la primera rueda de prensa.

Tal vez el y Cleo aun pudieran aprovechar la reserva para cenar en Londres esta noche y salvar parte del fin de semana romantico que Grace habia planeado, si -lo cual aun estaba por ver- Joan terminaba el mapa y el proceso de recuperacion y el patologo del Ministerio del Interior era capaz de realizar la autopsia deprisa. Habia esperanza con Frazer Theobald, lo sabia. De hecho, ?donde diablos estaba? Tendria que haber llegado hacia una hora.

Como esperando el momento justo, todo de blanco igual que el resto de la gente que estaba en el desague, el doctor Frazer Theobald hizo su entrada con cautela, sigilosamente, como un raton olisqueando un queso. Era un hombre bajo y fornido, mediria menos de metro sesenta, tenia el pelo hirsuto y desgrenado y lucia un bigote grueso a lo Adolf Hitler debajo de su nariz aguilena. Glenn Branson habia dicho una vez que lo unico que le faltaba para ser el doble de Groucho Marx era un cigarro grueso.

Disculpandose porque le habia costado arrancar el coche de su mujer y habia tenido que llevar a su hija a clase de clarinete, el patologo rodeo deprisa el esqueleto, sin acercarse demasiado y lanzandole una mirada recelosa, como si lo desafiara a que se declarara amigo o enemigo suyo.

– Si -dijo a nadie en particular-. Ah, bien. -Entonces se volvio hacia Roy y senalo el esqueleto-. ?Este es el cadaver?

Grace siempre habia pensado que Theobald era un poco peculiar, pero nunca se lo habia parecido tanto como en este momento.

– Si -contesto, algo anonadado por la pregunta.

– Estas moreno, Roy -observo el patologo. Luego se acerco un paso mas al esqueleto, tanto que podria parecer que le formulaba a el la pregunta-. ?Has estado fuera?

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