Empezaba a preocuparle seriamente su falta de autocontrol sobre la bebida. No le ayudaba que Cleo bebiera como una cosaca, y se preguntaba si le ayudaba a sobrellevar los horrores de su trabajo. A Sandy le gustaba tomar una copa de vino o dos de vez en cuando los fines de semana, o una cerveza una tarde calurosa, pero eso era todo. Cleo, por otra parte, bebia vino todas las noches y pocas veces solo una copa, salvo cuando estaba de guardia. A menudo se terminaban una botella, despues de beber un whisky o dos, y a veces tambien hacian buenos progresos con otra mas.
En su ultima revision medica, el doctor le pregunto cuantas medidas de alcohol bebia a la semana. Grace mintio y contesto que diecisiete, pues tenia la impresion de que unas veinte eran una cantidad segura para un hombre. El medico fruncio el ceno y le advirtio que redujera a menos de quince. Despues, tras una comprobacion rapida en un programa de calculo que habia encontrado en Internet, Grace descubrio que su ingesta semanal media se situaba alrededor de las cuarenta y dos medidas. Gracias a anoche, la de esta semana seguramente se duplicaria. Se prometio en silencio que nunca volveria a probar el alcohol.
Bella Moy, sentada frente a el, ya estaba metiendose Maltesers en la boca tan temprano. Aunque normalmente no ofrecia nunca, empujo la caja hacia Grace.
– ?Creo que necesitas un subidon de azucar, Roy! -dijo.
– ?Tanto se nota?
– ?Una buena fiesta?
Grace lanzo una mirada a Glenn.
– Ojala.
Se saco el chicle de la boca y comio un Malteser, seguido de otros tres, que mastico con avidez. No le hicieron sentir peor. Entonces bebio un sorbo de cafe y volvio a meterse el chicle en la boca.
– Bebe Coca-Cola -dijo Bella-. Revitaliza, pero que no sea Light. Es buena para la resaca. Y desayunar fritos tambien.
– Habla la voz de la experiencia -la interrumpio Norman Potting.
– En realidad yo nunca tengo resaca -le dijo con desden.
– Nuestra virgen virtuosa -refunfuno Potting.
– Ya basta, Norman -dijo Grace, sonriendo a Bella antes de que esta mordiera el anzuelo.
Entonces retomo la tarea que tenia entre manos y leyo en voz alta la informacion que Norman Potting habia proporcionado en la reunion de la tarde anterior: que el marido de Joanna Wilson, Ronnie, habia muerto en las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Cuando termino, se volvio hacia Potting.
– Buen trabajo, Norman.
El sargento emitio un grunido evasivo, pero parecia satisfecho consigo mismo.
– ?Que informacion tenemos sobre Joanna Wilson? ?Algun familiar con el que podamos hablar? -pregunto Grace.
– Estoy trabajando en ello -dijo Potting-. Sus padres estan muertos, eso si lo he podido averiguar. No tenia hermanos. Estoy intentando saber si tenia mas parientes.
Lanzando una mirada a Lizzie Mantle, su investigadora jefe adjunta, Grace dijo:
– De acuerdo, a falta de familiares inmediatos tenemos que centrar nuestras pesquisas en los conocidos y amigos de los Wilson. Norman y Glenn pueden concentrarse en eso. Bella, quiero que te pongas en contacto con el FBI a traves de la embajada de Estados Unidos en Londres, a ver si puedes encontrar algun documento que registre la entrada de Joanna Wilson en Estados Unidos durante los anos noventa. Si pensaba trabajar alli, necesitaria un visado. Pide al FBI que compruebe todos los registros y bases de datos informaticas para ver si encuentran algun documento que certifique que vivio alli durante ese periodo.
– ?Conocemos a alguien en la embajada? -pregunto ella.
– Si. Conozco a Brad Garrett en la oficina del agregado juridico. Te proporcionara toda la ayuda que necesites. Si tienes algun problema, tambien tengo dos amigos en la oficina del fiscal del distrito de Nueva York. De hecho, lo mas inteligente seria recurrir directamente a ellos. Nos saltaremos la burocracia. Ya pasaremos por todos los canales adecuados cuando necesitemos pruebas formales. -Luego se quedo pensando un momento-. Deja que hable yo con Brad. Le llamare y le consultare el tema.
Entonces se volvio hacia el sargento Nicholl.
– Nick, quiero que realices una busqueda a nivel nacional sobre Ronnie Wilson. Mira a ver si encuentras algo en el extranjero.
El joven agente asintio. Parecia tan exhausto y palido como siempre. No cabia duda que habia pasado otra noche en vela sufriendo las alegrias de la paternidad, penso Grace.
Se dirigio a Lizzie Mantle.
– ?Quieres anadir algo?
– Estoy pensando en este personaje, Ronnie Wilson -dijo-. Segun la balanza de probabilidades, a estas alturas tendria que ser el primero de la lista de sospechosos.
Grace se saco el chicle de la boca y lo tiro en una papelera que tenia al lado.
– Estoy de acuerdo -asintio-. Pero necesitamos saber mas sobre el y su mujer, comprender su vida en comun, a ver si podemos encontrar un movil. ?Tenia una amante? ?Lo tenia ella? Veamos que podemos eliminar.
– En cuanto se elimina lo imposible, lo que queda, por muy improbable que sea, tiene que ser la verdad - intercedio Norman Potting.
Hubo un breve momento de silencio. Potting parecia tremendamente satisfecho consigo mismo.
Entonces Bella Moy lo miro y dijo mordazmente:
– Sherlock Holmes. Muy bien, Norman. Los dos sois mas o menos de la misma generacion.
Grace le lanzo una mirada de advertencia, pero ella se encogio de hombros y comio otro Malteser. Roy se volvio hacia Emma-Jane Boutwood.
– E-J, tambien quiero que te encargues de establecer el arbol genealogico de los Wilson.
– Yo tengo una informacion -dijo Norman Potting-. Anoche hice los deberes y consulte la base de datos de la policia. Ronnie Wilson tenia antecedentes.
– ?Previos? -dijo Grace.
– Si. Era un habitual para la policia de Sussex. La primera vez que lo ficharon fue en 1987. Trabajaba para un concesionario deshonesto de coches de segunda mano que trucaba vehiculos y volvia a juntar las piezas de los que quedaban inservibles.
– ?Que paso? -pregunto Grace.
– Doce meses, pendiente de un hilo. Luego volvio a las andadas.
Bella Moy le interrumpio.
– Disculpa… ?Has dicho «pendiente de un hilo»?
– Si, nena. -Potting imito estar colgado de una cuerda por el cuello-. Sustitucion de la pena de prision.
– ?Hay alguna posibilidad de que hables en un idioma que comprendamos todos? -replico Bella.
Potting parpadeo.
– Creia que todos entendiamos el argot cockney. Es lo que hablan los delincuentes.
– En las peliculas de los anos cincuenta -dijo ella-. Tu generacion de delincuentes.
– Bella -la amonesto Grace con delicadeza.
Ella se encogio de hombros y no dijo nada.
Norman Potting continuo.
– En 1991, Terry Biglow cumplio cuatro anos. Era un truhan, estafaba a viejecitas. -Hizo una pausa y miro a Bella-. Truhan. ?Algun problema? No tiene nada que ver con cosas guarras.
– Ya se lo que es un truhan -dijo ella.
– Bien -continuo-. Ronnie Wilson trabajo para el. Lo acusaron de complice, pero un abogado inteligente lo libro gracias a un tecnicismo. He hablado con Dave Gaylor, que fue el fiscal encargado del caso.
– ?Trabajo con Terry Biglow? -dijo Grace.
Todos los presentes conocian el apellido Biglow. Eran una de las familias de delincuentes de mayor tradicion de la ciudad. Con tres generaciones dedicadas al trafico de drogas, las antiguedades robadas, la prostitucion y la intimidacion de testigos, entre otros, eran un sinonimo identico de todas las formas de delitos graves.
Grace miro a la inspectora Mantle.
– Al parecer podrias tener razon, Lizzie. Hay motivos suficientes para anunciar como minimo que tenemos un sospechoso.