Boris Vian
Vercoquin y el plancton
Titulo del original frances:
Traduccion: Juana Bignozzi
Preludio
Boris Vian
Primera parte. SWING EN LO DEL MAYOR
Capitulo I
Como queria hacer las cosas correctamente, el Mayor decidio que esta vez sus aventuras empezarian en el preciso instante en que reencontrara a Zizanie.
Hacia un tiempo esplendido. El jardin estaba cubierto de flores recien abiertas, cuyas cortezas formaban en las avenidas, una alfombra crujiente bajo los pies. Un gigantesco rasca-menudo de los tropicos cubria con su sombra espesa el angulo formado por el encuentro de las paredes sur y norte del parque suntuoso que rodeaba la vivienda -una de las multiples casas- del Mayor. En esta atmosfera intima, con el canto del cucu secular, es donde esa misma manana Antioche Tambretambre, el brazo derecho del Mayor, habia instalado el banco de madrono de vaca pintado de verde que se usaba en este tipo de ocasiones. ?De que tipo de ocasion se trataba? Ha llegado el momento de decirlo: era el mes de febrero, plena canicula, y el Mayor iba a tener veintiun anos. Entonces, daba una surprise-party en su casa de Ville d'Avrille.
Capitulo II
Sobre Antioche Tambretambre descansaba la entera responsabilidad de la organizacion de la fiesta. Tenia una gran practica en este tipo de entretenimientos, lo que unido a un entrenamiento notable para consumir sin peligro hectolitros de bebidas fermentadas, lo senalaba como el mejor de todos para preparar la surprise-party. La casa del Mayor se prestaba perfectamente a los designios de Antioche, que queria dar a su fiestita un brillo deslumbrante. Antioche habia previsto todo. Un pick-up de catorce lamparas, dos de acetileno en caso de corte de corriente, reinaba, instalado por sus cuidados, en el gran salon del Mayor, ricamente decorado con esculturas sobre glandulas endocrinas que el profesor Marcadet-Balagny, el celebre interno del Liceo Condorcet, mandaba hacer en la Enfermeria Especial del deposito segun los deseos de los dos amigos. En la amplia pieza, preparada para la circunstancia, solo quedaban algunos divanes cubiertos de piel de madrono de vaca que largaba reflejos rosados bajo los rayos del sol, ya muy fuerte. Se veian ademas dos mesas sobrecargadas de golosinas: piramides de postres, cilindros de fonografo, cubos de helado, triangulos de franc-masones, cuadrados magicos, altas esferas politicas, ananas, arroz, etc. Botellas de nansu tunecino se codeaban con botellones de gin, Hijo Funebre (de Treport), whisky lapupace, vino Ordener, vermouth de Turingia y tantas otras bebidas delicadas que era dificil reconocerlas. Vasos de cristal tostado dispuestos en filas estrechas frente a las botellas estaban prontos a recibir las mixturas que Antioche se prepara a componer. Las flores adornaban las aranas y sus olores penetrantes casi hacian dar vuelta la cabeza; tan impresionado se sentia uno por su fragancia imprevista. Gusto de Antioche, siempre. En fin, unos discos, en altas pilas, ondeados en la superficie por reflejos simetricos y triangulares esperaban, llenos de indiferencia, el momento en que, desgarrandole la epidermis con su caricia aguda, la aguja del pick-up arrancara a su alma espiritada el clamor aprisionado muy en el fondo de su surco negro.
Estaban, en especial,
Capitulo III
La casa estaba situada muy cerca del Parque de Saint-Cloud, a doscientos metros de la estacion de Ville d'Avrille, en el numero treinta y uno de la calle Pradier.
Una glicina de 30° quimicamente pura sombreaba el porche majestuoso prolongado por una saliente de dos escalones que daba acceso al gran salon del Mayor. Para llegar al porche mismo era necesario subir doce escalones de piedra natural estrechamente imbricados unos en otros y que formaban de esta manera, debido a este artificio ingenioso, una escalera. El parque, de una superficie de diez hectareas (descripto parcialmente en el primer