Puso el motor en marcha y acelero lentamente; cuando se alejo del cementerio, noto que le era mas facil borrar de su mente la imagen de la muchacha y concentrarse en la tarea que lo ocupaba. Condujo un poco mas para averiguar si habia otros caminos -o bien de gravilla o bien asfaltados- que se cruzaran con la carretera por la que circulaba, e intento distinguir, sin suerte, algun molino de viento o algun edificio con el techo de hojalata, mas ni siquiera diviso algo tan simple como una granja.
Con un golpe de volante, dio la vuelta y empezo a recorrer el trayecto en direccion opuesta, en busca de una carretera que lo llevara hasta la cima de Riker's Hill, pero finalmente abandono la empresa sintiendo una enorme frustracion. Cuando se aproximaba de nuevo al cementerio, se pregunto quien era el propietario de los terrenos que lo rodeaban y si Riker's Hill era una colina de acceso publico o privado. Como avezado observador, tambien se fijo en que el coche de la mujer habia desaparecido, lo que le provoco una inesperada sensacion de contrariedad, que se esfumo tan rapido como habia llegado.
Echo un vistazo a su reloj de pulsera. Pasaban unos escasos minutos de las dos, y supuso que la tanda de comidas en el Herbs estaria a punto de tocar a su fin. Quiza podria hablar con Doris. Quiza podria ver un poco la luz en ese tema.
Sonrio burlonamente para si, preguntandose si la muchacha que habia visto en el cementerio se habria reido ante ese comentario tan sutil.
Capitulo 3
El porche todavia habia algunas mesas ocupadas cuando Jeremy llego al restaurante. Mientras subia las escaleras situadas delante de la puerta principal, noto como las conversaciones se silenciaban y la gente desviaba la vista hacia el. Los comensales solo continuaron masticando, y Jeremy recordo el modo curioso en que las vacas miran a uno cuando se acerca a la valla del prado donde pacen. Jeremy asintio con la cabeza en senal de saludo, tal y como habia visto hacer a los ancianos sentados en las mecedoras. Se quito las gafas de sol y empujo suavemente la puerta. Las dos salas principales situadas a ambos lados de la planta y separadas por una escalera de obra estaban salpicadas de mesitas cuadradas. Las paredes de color melocoton, ribeteadas por una franja blanca, conferian al lugar una sensacion entre familiar y campestre. En la parte posterior, detras de unas puertas oscilantes, Jeremy pudo avistar un poco de la cocina.
De nuevo, las mismas expresiones vacunas en las caras de los que ocupaban las mesas dentro del establecimiento. Las conversaciones se acallaron. Los ojos lo siguieron. Cuando asintio para saludar, las miradas se apartaron de el y las conversaciones volvieron a fluir. Penso que ese saludo con la cabeza era como disponer de una varita magica.
Jeremy se quedo quieto, jugueteando con las gafas de sol, a la espera de que Doris apareciera por el local. Entonces una camarera salio parsimoniosamente de la cocina. Debia de rondar los treinta anos, era alta y extremadamente delgada, con una cara radiante y muy expresiva.
– Puedes sentarte donde te apetezca, cielo. En un momento vendre a tomarte nota -dijo con desparpajo.
Despues de acomodarse en una mesa cercana a la ventana, observo a la camarera que, tal y como le habia prometido, vino a servirle sin demora. En su chapa de identificacion ponia Rachel. Jeremy reflexiono sobre el fenomeno de las chapas de identificacion en el pueblo. ?Cada trabajador tenia una? Se pregunto si se trataba de una especie de regla, como el hecho de saludar con la cabeza.
– ?Quieres beber algo, corazon?
– ?Teneis capuchinos? -se aventuro a pedir el.
– No, lo siento. Solo servimos cafe.
Jeremy sonrio.
– De acuerdo. Tomare un cafe solo.
– Si quieres algo para comer, ahi tienes el menu, sobre la mesa…
– Lo cierto es que he venido para ver a Doris McClellan.
– Ah, esta en la parte de atras. ?Quieres que la vaya a buscar? -repuso Rachel con una simpatia genuina.
– Si no te importa…
Ella sonrio.
– Claro que no, cielo.
Jeremy la observo mientras se alejaba en direccion a la cocina y empujaba las puertas oscilantes. Un momento mas tarde aparecio una mujer que debia de ser Doris. Fisicamente era totalmente opuesta a Rachel: bajita y rechoncha, con un finisimo pelo canoso que debio de ser rubio en su dia. Llevaba un delantal sobre una blusa con motivos florales, pero no exhibia ninguna chapa de identificacion. Debia de tener unos sesenta anos. Se detuvo delante de su mesa, se llevo la mano a la cadera y sonrio.
– Bueno, bueno -pronuncio, alargando cada una de las silabas-. Tu debes de ser Jeremy Marsh.
Jeremy parpadeo perplejo.
– ?Me conoces?
– Pues claro. Te vi en
– Ah, si, gracias.
– Y has venido para escribir un articulo sobre los fantasmas, ?no?
Jeremy alzo las manos.
– Eso es lo que me propongo, si.
– Caramba, caramba. ?Y por que no me has avisado que venias?
– Me gusta sorprender a la gente. A veces resulta muy efectivo para obtener informacion precisa.
– Caramba, caramba -volvio a repetir Doris. Despues de que desapareciera la mueca de sorpresa de su cara, tomo una silla y se sento-. ?Verdad que no te importa si me siento? Supongo que querras que hablemos.
– No quiero que el jefe se enfade contigo; si tienes que trabajar…
Ella miro por encima del hombro y grito:
– Eh, Rachel, ?crees que a la jefa le importara si me siento un rato? Aqui hay un tipo que quiere hablar conmigo.
Rachel nego efusivamente con la cabeza desde detras de las puertas oscilantes. Jeremy vio que sostenia una cafetera en las manos.
– No, no creo que le importe -respondio Rachel sonriendo-. A la jefa le encanta charlar, especialmente cuando esta con un tipo tan encantador.
Doris se volvio y miro a Jeremy fijamente.
– ?Lo ves? No hay ningun problema.
Jeremy sonrio.
– Parece un sitio muy agradable para trabajar.
– Si, lo es.
– Entonces… tu eres la jefa, ?no?
– Asi es -repuso Doris, con una chispa burlona de satisfaccion en los ojos.
– ?Cuanto tiempo hace que diriges este local?
– Uf, casi treinta anos. Solo abrimos por las mananas y por el mediodia. Me especialice en la comida organica mucho antes de que se pusiera de moda, y creeme si te digo que preparamos las mejores tortillas de esta parte de Raleigh. -Se inclino hacia delante-. ?Tienes hambre? Deberias probar uno de nuestros bocadillos. Solo usamos ingredientes frescos; incluso elaboramos el pan cada dia. Tienes toda la pinta de estar hambriento… -Vacilo unos instantes mientras lo repasaba de la cabeza a los pies-. Me apuesto lo que quieras a que no te podras resistir a nuestro bocadillo de pollo con pesto. Lleva alfalfa germinada, tomates, pepino, y una salsa de pesto que preparo yo misma, a la que anado mi toque personal.
– Gracias, pero no tengo hambre.
Rachel se acerco con dos humeantes tazas de cafe.
– Bueno, para tu informacion, la historia que voy a contarte es bastante larga, asi que la digeriras mejor con el