se iluminaron cuando vio a Jeremy.

– ?Senor Marsh? -lo llamo con voz risuena-. Creia que no lo volveriamos a ver. ?Se puede saber que esta haciendo aqui?

– Estoy buscando a Lexie.

– Se marcho hace una hora. Creo que se dirigia a casa de Doris, a ver como estaba. Se que la llamo antes, y que Doris no contesto.

Jeremy mantuvo la expresion impasible.

– ?Ah, si?

– Y Doris no estaba en el Herbs, eso es todo lo que se. Intente decirle a Lexie que probablemente Doris estaba haciendo recados, pero ya sabes como se preocupa por su abuela. A veces logra sacarla de sus casillas, aunque en el fondo Doris sabe que es su forma de demostrarle que la quiere.

La mujer hizo una pausa. De repente se dio cuenta de que Jeremy no le habia explicado el motivo de su subita reaparicion.

Antes de que pudiera anadir ninguna palabra mas, Jeremy se le adelanto.

– Mire, me encantaria quedarme a charlar un rato con usted, pero tengo que encontrar a Lexie.

– ?Es por lo de la historia, otra vez? Quiza yo pueda ayudarlo. Tengo la llave de la sala de los originales, si la necesita.

– No, no sera necesario. De todas maneras, muchas gracias.

Jeremy ya habia reemprendido la marcha hacia la puerta de salida cuando oyo la voz de la anciana a sus espaldas.

– Si Lexie regresa, ?quiere que le diga que la esta buscando?

– ?No! -dijo el en voz alta sin darse la vuelta-. No le diga nada. Es una sorpresa.

Fuera, Jeremy se estremecio ante la subita bocanada de aire frio y acelero el paso hasta el coche. Condujo por la carretera principal hasta la entrada al pueblo, maravillandose de la rapidez con que se oscurecia el cielo. Contemplo las estrellas por encima de las copas de los arboles. Habia miles de ellas, millones. Por un instante se pregunto como se verian desde la cima de Riker's Hill.

Entro en la calle de Lexie, distinguio la casa, y se sintio invadido por una sensacion de desaliento cuando no vio ninguna luz en las ventanas ni el coche aparcado en la calzada. Como si no acabara de creerse lo que sus ojos le decian, paso por delante de la casa, deseando equivocarse.

Si no se hallaba ni en la biblioteca ni en su casa, ?donde estaba?

?Se habrian cruzado de camino a casa de Doris? Se concentro, intentando recordar si habia visto algun coche. Le parecia que no, aunque lo cierto era que no habia prestado la debida atencion. De todos modos, estaba seguro de que habria reconocido el coche.

Decidio pasar otra vez por delante de la casa de Doris para confirmar sus dudas. Apreto el acelerador y condujo bajo los efectos de una creciente inquietud; entonces diviso el bungalo blanco.

Solo necesito un vistazo para cerciorarse de que Doris se habia ido a dormir.

No obstante, se detuvo delante de la casa, abatido, y se pregunto donde diantre podia estar Lexie. La localidad no era tan grande y, ademas, no ofrecia demasiadas opciones. Inmediatamente penso en el Herbs, pero recordo que el local estaba cerrado por la noche. Tampoco habia visto el coche en el Lookilu, ni en ningun otro lugar del centro del pueblo. Considero la posibilidad de que Lexie estuviera haciendo algun recado, o devolviendo un video, o recogiendo alguna prenda de la tintoreria…, o…, o…

De repente, supo donde encontrarla.

Jeremy dio un golpe seco de volante, intentando no caer en la desesperacion ahora que se hallaba casi al final del trayecto. Sentia una ligera opresion en el pecho y notaba que le costaba respirar, igual que le habia sucedido unas horas antes esa misma tarde, cuando se habia sentado en el avion. Le costaba creer que hubiera iniciado el dia en Nueva York, pensando que nunca mas volveria a ver a Lexie, y que, en cambio, ahora se encontrara deambulando por Boone Creek, planeando hacer lo que le parecia imposible. Condujo por las calles oscuras, procurando no perder los nervios, imaginando la reaccion de Lexie cuando lo viera.

La luz de la luna iluminaba el cementerio aportandole un tono casi azulado, y las tumbas parecian brillar como si una lucecita las alumbrara desde su interior. La valla de hierro forjado anadia a la escena un toque fantasmagorico. Jeremy se acerco a la entrada del cementerio y vio el coche de Lexie cerca de la puerta.

Aparco justo detras. Al salir del coche de Doris, oyo el ruido del ventilador de la aireacion del motor. La hojarasca crujio debajo de sus pies. Tomo aire lentamente y deslizo la mano por encima del capo del coche de Lexie, notando el calor del acero en la palma de su mano. Dedujo que no hacia mucho que habia llegado.

Atraveso la verja y vio el magnolio, con sus hojas negras y brillantes, como barnizadas con aceite. Esquivo una rama y se acordo de como se habia abierto camino a ciegas por ese mismo espacio la noche que Lexie y el se escaparon al cementerio a presenciar las luces. No muy lejos, un buho ululaba entre unos arboles.

Abandono el sendero y anduvo alrededor de una cripta en ruinas, caminando lentamente para no hacer ruido. Sobre el, la luna colgaba del cielo como si alguien la hubiera pegado en una sabana negra. Le parecio oir un murmullo y, cuando aguzo el oido, noto una tremenda subida de adrenalina. Al fin la habia encontrado, al fin se habia encontrado a si mismo, y su cuerpo ardia en deseos de saber que sucederia a continuacion. Ascendio por la pequena colina, consciente de que los padres de Lexie estaban enterrados al otro lado.

Habia llegado la hora. Estaba a punto de ver a Lexie, y de que ella lo viera a el. Zanjarian el tema de una vez por todas, en el mismo lugar donde habia empezado todo.

Lexie se hallaba de pie, justo en el lugar donde el imagino que estaria, banada por una luz plateada. Su cara ofrecia una expresion abierta, casi dolorosa, y sus ojos despedian una luminosidad violeta. Iba vestida para combatir el frio, con una bufanda alrededor del cuello y unos guantes negros que le conferian a sus manos el aspecto de unas meras sombras.

Hablaba en voz baja, y Jeremy no alcanzo a oir lo que decia. Se quedo contemplandola en silencio, y de repente ella se callo y levanto la cara. Por un momento que parecio interminable, se quedaron quietos, mirandose sin parpadear, como si tuvieran miedo a cerrar los ojos ni aunque fuera un segundo.

Lexie parecia haberse quedado petrificada mientras lo miraba fijamente. Al cabo de un rato, aparto la vista. Sus ojos se detuvieron en las tumbas otra vez, y Jeremy se dio cuenta de que no tenia ni idea de lo que ella estaba pensando.

De repente sintio que habia sido un grave error desplazarse hasta alli. Lexie no queria que el estuviera en ese lugar, no lo queria en su vida. Sintio un nudo en la garganta, y ya estaba a punto de darse la vuelta para marcharse cuando se fijo en que Lexie esbozaba una mueca y sus facciones se relajaban.

– No deberias mirarme de ese modo tan descarado -dijo ella subitamente-. A las mujeres nos gustan los hombres que saben comportarse con mas sutileza.

La sensacion de alivio que lo invadio fue indescriptible, y Jeremy sonrio al tiempo que se aventuraba a dar un paso hacia delante. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella como para tocarla, deslizo la mano hasta ponerla en la espalda de Lexie. Ella no se aparto; en lugar de eso, se inclino hacia el.

Doris tenia razon.

Jeremy estaba en su casa.

– No -susurro el con una alegria incontenible-. A las mujeres os gustan los hombres capaces de seguiros hasta el fin del mundo, o hasta Boone Creek, que mas o menos viene a ser lo mismo.

La atrajo hacia si y la obligo a erguir la cabeza. Entonces la beso, con la absoluta certeza de que jamas volveria a separarse de ella.

Epilogo

Jeremy y Lexie estaban sentados juntos, arropados bajo una manta, contemplando el pueblo a sus pies. Era un jueves por la tarde, tres dias despues del regreso de Jeremy a Boone Creek. Las luces blancas y amarillas de la localidad, entremezcladas con ocasionales destellos rojos y verdes, titilaban graciosamente, y Jeremy podia ver las

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