– ?Denuncio usted el hecho?
– Quise hacerlo, pero en el Juzgado de Guardia me dijeron que no serviria de nada. No habia testigos y ni siquiera me produjo lesiones visibles, asi que el caso se sobreseeria indefectiblemente por falta de pruebas. El chofer sabia lo que se hacia. Por eso he recurrido a usted.
– ?Que es exactamente lo que quiere que yo haga?
– Ni yo mismo lo se. Como primera medida que localice a Begona, y luego… en fin, quiero que descubra si hay algo mas en todo esto que una simple ruptura sentimental. Mire, senor Artetxe, quiza me este volviendo paranoico, pero me parece que tras todo esto subyace algo raro. Algo muy raro. No soy tan tonto o ingenuo como para creer que es imposible que Begona no quiera saber nada mas de mi. Me doleria pero acabaria resignandome, que remedio. No seria el primero ni el ultimo hombre sobre la tierra al que le sucediera tal cosa. Imagino que estaria jodido durante un tiempo y luego me recuperaria. El problema estriba en que no tengo la certeza de que vayan por ahi los tiros. Si se trata de eso, ?por que no me lo dice ella directamente, bien por telefono o en persona?
– Quiza no se haya atrevido a hacerlo. Esas cosas suelen suceder.
– Es posible, pero no lo creo. No encaja con su forma de ser.
– Nunca conocemos del todo a las personas.
– En eso lleva usted razon. Sin embargo, hay cosas que a simple vista parecen turbias. ?A que viene enviarme un maton, por ejemplo? ?Sabe ella lo que esta ocurriendo o, por el contrario, es ajena a todo? No lo se, pero quiero saberlo, y estoy dispuesto a pagar dos millones de pesetas por esa informacion. Por eso le he llamado a usted. Para que averigue lo que esta pasando. Quiero saber la verdad, aunque no me guste. La oferta anterior es firme, aunque lo solucione chasqueando los dedos. Dos millones. ?Acepta encargarse del caso?
– Acepto -contesto Artetxe.
7
Ante Su Senoria y con mi asistencia, el secretario, comparece quien debidamente identificada resulta ser Nekane Larrondo Igartua, nacida en Durango (Bizkaia) el 21 de agosto de 1955, hija de Felix y de M? Dolores, de profesion ATS, domiciliada en Bilbao (Bizkaia), calle Rodriguez Arias n? 37, numero de Documento Nacional de Identidad 14.222.715, quien previo juramento de decir verdad, a preguntas de S. S.? declara:
Que conoce el motivo de haber sido citada en este Juzgado para prestar declaracion.
Que es la viuda de don Andoni Ferrer Lamikiz, por cuya muerte se han incoado las presentes diligencias, como demuestra presentando el Libro de Familia, el cual le sera devuelto una vez testimoniado en Autos, segun indicacion de S. S.?
Que el dia de ayer volvio del trabajo a casa hacia las tres y cuarto de la tarde, como lo hace habitualmente.
Que al entrar en el salon vio a su marido sentado en una butaca, la misma en que se hallaba al llegar al lugar de los hechos la Comision Judicial, en postura extrana, ladeado hacia la izquierda.
Que en un primer momento penso que estaba dormido, por lo que fue a despertarle.
Que al intentar hacerlo, vio en el suelo una goma y una jeringuilla. Entonces comprendio que pasaba algo raro.
Que llena de nerviosismo recogio los objetos antes citados y los deposito sobre la mesilla que hay junto a la butaca. Hecho esto zarandeo repetidamente a su marido, en un intento de reanimarle, hasta que comprendio que estaba muerto.
Que no sabiendo que hacer fue a buscar a sus vecinos del 5° B, con quienes le une cierta amistad, siendo ellos quienes se encargaron de avisar al Juzgado de Guardia y a la policia.
Que no recuerda nada mas, sabiendo, porque se lo han contado sus vecinos, que el medico forense le inyecto un tranquilizante, asi como que la habian citado para declarar hoy en el Juzgado.
A nuevas preguntas de S. S.? declara:
Que su marido trabajaba como periodista independiente, si bien ultimamente los medios en que mas publicaba eran los diarios
Que actualmente se encontraba preparando un reportaje sobre el mundo de las drogas.
En este acto, por la declarante se entrega lo que examinado resulta ser un esquema, del puno y letra del fallecido a tenor de la declaracion de su esposa, que le iba a servir de guion para la realizacion de su trabajo, escrito en tres hojas de tipo DIN A-4.
Asimismo declara que no le consta que hubiera sido amenazado.
Que de todos modos no descarta totalmente que si hubiera recibido amenazas no se lo habria dicho para no intranquilizarla, aunque le hubiera extranado tal actitud ya que en situaciones anteriores en que si habia sido objeto de amenazas no se lo habia ocultado. Por otra parte, en ningun momento dio muestras de intranquilidad o nerviosismo.
Que aunque no le gustaba hablar de sus trabajos hasta que estaban terminados, si le habia comentado que no estaba investigando sobre los traficantes de droga, sino sobre los efectos de la misma en el modo de vida de los adictos y su entorno familiar y social.
Que hacia unas semanas, sin ser capaz de concretar cuando exactamente, le habia comunicado su decision de inyectarse una vez heroina para saber, por experiencia directa, que es lo que se sentia. Ella habia intentado convencerle de que no lo hiciera, por considerarlo peligroso, sin conseguirlo, ya que era muy testarudo y cuando habia tomado una decision no habia fuerza humana capaz de revocarla.
Que la semana anterior le comento que ya habia conseguido la heroina, asi como lo necesario para inyectarse.
Que como habian pasado ya varios dias pensaba que o bien habia realizado ya el experimento o bien habia renunciado a hacerlo, pues no habian vuelto a hablar de ello ni habia visto en casa la droga.
Que desconoce donde pudo obtener la droga o a traves de quien.
Que es imposible creer que hubiera querido suicidarse, ya que amaba en extremo la vida y estaban llenos de planes e ilusiones, pensando mas bien que habia sido un desgraciado accidente.
Que no tenia nada mas que anadir.
Leidas que le son sus declaraciones, se ratifica en ellas firmandolas en prueba de conformidad junto a S. S.? y en mi presencia, de lo que doy fe en la Villa de Bilbao, a 15 de junio de 1993.
En el despacho de la magistrada se encontraban solos esta y el inspector Rojas.
– ?Ha tomado ya alguna decision?
– Si. Voy a dictar auto de sobreseimiento. Creo que ha sido una muerte claramente accidental. La declaracion de la viuda es concluyente. ?No esta usted de acuerdo?
– Si quiere que le sea sincero, tengo mis dudas. Se que no es la primera muerte, ni desgraciadamente sera la ultima, causada por un uso indebido de drogas, pero me parece que todavia hay puntos oscuros. El muerto era un periodista que estaba escribiendo un reportaje sobre el mundo de los yonquis. Alguien pudo molestarse y matarle.
– Me parece que esta usted influido por su punto de vista profesional, inspector. Andoni Ferrer estaba escribiendo, le recuerdo, sobre los adictos, no sobre los traficantes.
– ?Y usted cree que se puede hablar de los unos sin mencionar a los otros?
– No soy periodista, pero se que sobre un mismo tema puede haber multiples y variados enfoques. Ademas, en este caso tenemos las declaraciones de la viuda, que son suficientemente explicitas, sin olvidarnos tampoco del borrador escrito por el mismo Ferrer en el que se ve como su trabajo va a ser, en efecto, meramente descriptivo de los motivos que inducen a la gente a drogarse y como transforma este hecho sus vidas. De todos modos, la decision final la tomare dentro de unos dias. ?Sabe cuando tendra preparado su informe el Gabinete de Identificacion?
– Me dijeron que manana estara listo.
– Estupendo, ya que con el sobre mi mesa espero poder tomar una decision definitiva. No me gustaria demorarla mucho. Como maximo, dos semanas. Y mucho tienen que cambiar las cosas en dos semanas, inspector,