confinamiento. Creo que Caracas seria para usted una ciudad ideal. De todas formas, esta autorizado para vivir legalmente en el pais. Su pasado ya no cuenta para nosotros. Es cuenta suya demostrar que es digno de que se le de una oportunidad de ser otra vez un hombre respetable. Espero que antes de cinco anos sea usted mi compatriota mediante una nacionalizacion que le dara una nueva patria. ?Que Dios le acompane! Gracias por quererse ocupar de esa ruina de Picolino. No puedo ponerlo en libertad mas que si alguien firma que se encarga de el. Esperemos que en un hospital pueda curarse.
Manana por la manana, a las siete, acompanado por Picolino, debo salir verdaderamente libre. Me embarga una gran emocion porque, por fin, he vencido para siempre “el camino de la podredumbre”.
Es el 18 de octubre de 1945. Hace trece anos que esperaba este dia.
Me he retirado a mi casita del huerto. Me he excusado con mis camaradas, pero tengo necesidad de estar solo. La emocion es demasiado grande y demasiado hermosa para exteriorizarla ante testigos. Doy vueltas y mas vueltas a mi tarjeta de identidad que me ha entregado el director: mi fotografia en el angulo izquierdo, y, arriba, el numero 1728629, expedida el 3 de julio de 1944. En la mitad, mi apellido; debajo, mi nombre. Detras, la fecha de nacimiento: 16 de noviembre de 1906. El documento de identidad esta perfectamente en regla, y hasta esta firmado y sellado por el director de Identificacion. Situacion en Venezuela: “residente”. Es formidable que esta palabra, “residente”, quiera decir que estoy avecindado en Venezuela. Mi corazon late fuertemente. Quisiera arrodillarme para rezar y dar las gracias a Dios. No sabes rezar y no estas bautizado. ?A que Dios vas a dirigirte, puesto que no perteneces a ninguna religion determinada? ?Al buen Dios de los catolicos? ?Al de los protestantes? ?Al de los judios? ?Al de los mahometanos? ?A cual voy a elegir para dedicarle mi plegaria, que voy a tenerme que inventar porque no se ninguna oracion? Pero, ?por que busco a que Dios dirigirme? ?No he pensado siempre, cuando lo he invocado en mi vida, o maldecido, en ese Dios del nino Jesus en su cuna, con la mula y el buey alrededor de el? ?Acaso en mi subconsciente aun guardo rencor hacia las buenas hermanas de Colombia? ?Y por que no pensar tan solo en el unico, en el sublime obispo de Curasao, monsenor Irenee de Bruyne y, mas lejos aun, en el buen sacerdote de la Conciergerie?
Manana sere libre, completamente libre. Dentro de cinco anos, me nacionalizare venezolano, pues estoy seguro de que no cometere ninguna falta en esta tierra que me ha dado asilo y ha confiado en mi. Debo ser en la vida dos veces mas honrado que todo el mundo.
En efecto, soy inocente de la muerte por la que un fiscal, unos polis y doce enchufados del jurado me mandaron a los duros, pero eso solo pudo suceder porque yo era un truhan. Se pudo tejer facilmente alrededor de mi personalidad ese farrago de mentiras porque YO era, de veras, un aventurero. Abrir las cajas fuertes ajenas no es una profesion muy recomendable, y la sociedad tiene el derecho y el deber de defenderse. Si pude ser lanzado al camino de la podredumbre fue porque, debo reconocerlo honradamente, era candidato permanente a ser enviado a el un dia. Que ese castigo no sea digno de un pueblo como Francia, que una sociedad tenga el deber de defenderse y no de vengarse con tanta bajeza, eso ya es otro cantar. Mi pasado no puede borrarse de un plumazo; debo rehabilitarme ante mi mismo, ante mis propios ojos en primer lugar, y ante los de los demas a continuacion. Asi que dale las gracias a ese buen Dios de los catolicos, Papi, y prometele algo muy importante.
– Buen Dios, perdoname si no se rezar, pero mira en mi y leeras que no tengo palabras suficientes para expresarte mi reconocimiento por haberme traido hasta aqui. La lucha ha sido dura, subir el calvario que me han impuesto los hombres no ha sido muy facil, y bien es verdad que si he podido superar todos los obstaculos y continuar viviendo con buena salud hasta ese dia bendito, es porque Tu tenias puesta tu mano sobre mi para ayudarme. ?Que podria hacer para demostrar que te estoy sinceramente agradecido por tus bondades?
– Renunciar a tu venganza.
?He oido o he creido oir esa frase? No lo se, pero ha venido tan brutalmente a abofetearme en plena mejilla, que casi admitiria haberla oido de veras.
– ?Oh, no, eso no! No me pidas eso. Esa gente me ha hecho sufrir demasiado. ?Como quieres que perdone a los policias equivocos y al falso testigo de Polein? ?Renunciar a arrancarle la lengua al inhumano fiscal? Eso no es posible. Me pides demasiado. ?No, no y no! Lamento contrariarte, pero a ningun precio dejare de consumar mi venganza.
Salgo, temo ceder, no quiero abdicar. Doy algunos pasos por mi huerto. Toto apareja unas matas de alubias trepadoras para que se enrollen alrededor de las canas. Los tres se acercan a mi: Toto, el parisiense lleno de esperanza de los bajos fondos de la rue de Lappe, Antartaglia, el carterista nacido en Corcega, pero que despojo durante muchos anos a los parisienses de sus portamonedas, y Deplanque, el dijones que asesino a un rufian como el. Me miran y sus rostros estan llenos de gozo por verme libre al fin. Sin duda, pronto les tocara el turno a ellos.
– ?No te has traido del pueblo una botella de vino o de ron para festejar tu partida?
– Perdonadme, pero estaba tan emocionado que ni siquiera he pensado en ello. Excusadme este olvido.
– ?Que dices? exclama Toto-. No hay nada que perdonar, voy a hacer un buen cafe para todos.
– Estas contento, Papi, porque al fin eres definitivamente libre despues de tantos anos de lucha. Nos sentimos felices por ti.
– Pronto os tocara el turno a vosotros, ya vereis.
– Seguro-dice Toto -. El capitan me ha dicho que cada quince dias saldra libre uno de nosotros. ?Que vas a hacer, una vez en libertad?
He dudado uno o dos segundos, pero, audazmente, pese al temor de parecer un poco ridiculo ante este relegado y los dos duros, respondo:
– ?Que voy a hacer? Pues bien, no es complicado: me pondre a trabajar y sere siempre honrado. En este pais que ha confiado en mi, me daria verguenza cometer un delito.
En lugar de una respuesta ironica, me quedo sorprendido cuando los tres al mismo tiempo, confiesan:
– Yo tambien he decidido vivir decentemente. Tienes razon, Papillon, sera duro, pero vale la pena, y estos venezolanos- merecen que se les respete.
No doy credito a mis oidos. ?Toto, el granuja de los bajos fondos de la Bastilla, tiene semejantes ideas? ?Es desconcertante! ?Antartaglia, que durante toda su larga vida ha vivido revolviendo en los bolsillos ajenos, reacciona asi? Es maravilloso. ?Y es posible que Deplanque, chulo profesional, no tenga entre sus proyectos la idea de encontrar a una mujer para explotarla? Aun es mas sorprendente. Todos nos echamos a reir al mismo tiempo.
– ?Ah! ?Esta si es buena! Si manana vuelves a Montmartre, a la place Blanche, y cuentas esto, nadie va a creerte.
Los hombres de nuestro ambiente, si. Lo comprenderian, macho. Los que no querrian admitirlo serian los cabritos. La gran mayoria de los franceses no admiten que un hombre, con el pasado que nosotros tenemos, pueda convertirse en una persona decente en todos los sentidos. Esta es la diferencia entre el pueblo venezolano y el nuestro. Os he contado la tesis de aquel tipo de Irapa, un pobre pescador, cuando le explicaba al prefecto que un hombre nunca esta perdido, que es preciso darle una oportunidad para que, ayudandole, se convierta en un hombre honrado. Esos pescadores casi analfabetos del golfo de Paria, en un rincon del mundo, perdidos en ese inmenso estuario del Orinoco, tienen una filosofia humanista de la que carecen muchos de nuestros compatriotas. Demasiados progresos mecanicos, una vida agitada, una sociedad que solo tiene un ideal: nuevas invenciones mecanicas, una vida cada vez mas facil y mejor. Saborear los descubrimientos de la ciencia, como se lame un helado, engendra la sed de una comodidad mayor y la lucha constante para llegar a ella. Todo eso mata el alma, la conmiseracion, la comprension, la nobleza. No hay tiempo para ocuparse de los demas, y mucho menos de los reincidentes. E incluso las autoridades de ese rincon de selva son distintas de las nuestras, porque tambien son responsables de la tranquilidad publica. Pese a todo, corren el riesgo de tener graves preocupaciones, pero deben pensar que vale la pena arriesgarse un poco para salvar a un hombre. Y eso… eso es magnifico.
Tengo un hermoso traje azul marino que me ha regalado mi alumno, el hoy coronel. Se fue a la escuela de oficiales hace un mes, despues de haber ingresado entre los tres primeros de la oposicion. Me siento feliz de haber contribuido un poco a su exito mediante las lecciones que le di. Antes de irse, me regalo unas ropas casi nuevas que me sientan muy bien. Saldre vestido correctamente gracias a el, a Francisco Bolagno, cabo de la guardia nacional, casado y padre de familia.
Este oficial superior, actualmente coronel de la guardia nacional, me ha honrado durante veintiseis anos con su amistad, tan noble como indefectible. Representa, en verdad, la rectitud, la nobleza y los sentimientos mas elevados que pueda poseer un hombre. jamas, a pesar de su elevada posicion, en la jerarquia militar, ha cesado de testimoniarme su fiel amistad, ni de ayudarme para lo que fuese. Le debo mucho al coronel Francisco Bolagno Utrera.
Si, hare lo imposible para ser y seguir siendo honrado. El unico inconveniente es que nunca he trabajado y no se hacer nada. Tendre que dedicarme a lo que sea para ganarme la vida. Eso no me sera facil, pero lo conseguire, estoy seguro. Manana sere un hombre como los demas. Has perdido la partida, fiscal: he salido definitivamente del camino de la podredumbre.
Doy vueltas y mas vueltas en mi hamaca, con el nerviosismo de la ultima noche de mi odisea de prisionero. Me levanto, atravieso mi huerto que tan bien he cuidado durante estos meses pasados. La luna ilumina como en pleno dia. El agua del rio fluye en silencio hacia la desembocadura. No hay cantos de aves, duermen. El cielo esta lleno de estrellas, pero la luna brilla tanto, que es preciso volverle la espalda para distinguir las estrellas. Frente a mi, la selva, abierta tan solo por el calvero donde se ha edificado la aldea de El Dorado. Esta paz profunda de la Naturaleza me serena. Mi agitacion se calma poco a poco, y la serenidad del momento me da la tranquilidad que necesito.
Llego a imaginar muy bien el lugar donde, manana, desembarcare de la barcaza para poner pie en la tierra de Simon Bolivar, el hombre que libero a este pais de la dominacion espanola y que lego a sus hijos los sentimientos de humanidad y comprension que hacen que hoy, gracias a ellos, pueda yo comenzar a vivir de nuevo.
Tengo treinta y siete anos; aun soy joven. Mi estado fisico es perfecto. jamas he estado gravemente enfermo y mi equilibrio mental es, creo, completamente normal. El camino de la podredumbre no ha dejado marcas degradantes en mi. Sobre todo, creo, porque nunca le perteneci verdaderamente.
No solo tendre que encontrar la manera de ganarme la vida en las primeras semanas de mi libertad, sino que debere cuidar tambien, y hacer vivir, al pobre Picolino. Es una grave responsabilidad que he contraido. Sin embargo, y pese a que va a ser una pesada carga, cumplire la promesa que le hice al director y no dejare a este desdichado hasta que haya podido ingresar en un hospital, en manos competentes.
?Debo comunicar a mi papa que estoy libre? No sabe nada de mi desde hace anos. ?Saber donde esta? Las unicas noticias que ha tenido respecto a mi son las visitas de los gendarmes con ocasion de mis fugas. No, no debo darme prisa. No tengo derecho a poner en carne viva la llaga que quiza los anos pasados hayan casi cicatrizado. Escribire cuando este bien, cuando haya adquirido una situacioncita estable, sin problemas, en la cual podre decir: “Padrecito, tu chico esta libre, se ha convertido en un hombre bueno y honrado. Vive asi y asi. Ya no tienes por que bajar la cabeza por el, y por eso te escribo diciendote que continuo amandote y venerandote.”
Estamos en guerra, y ?quien sabe si los boches se han instalado en mi pueblecito? El Ardeche no es una parte muy importante de Francia. La ocupacion no debe ser completa. ?Que habrian de ir a buscar alli, excepto castanas? Si, solo cuando sea digno de hacerlo escribire o, mas bien, tratare de escribir a mi casa.
?Adonde voy a ir, ahora? Me establecere en las minas de oro de un pueblo que se llama El Callao. Alli vivire el ano que me han pedido que pase en una pequena comunidad. ?Que voy a hacer? ?Cualquiera sabe! No empieces a plantearte problemas por adelantado. Si tienes que picar la tierra para ganarte el pan, lo haras, y sanseacabo. En primer lugar, debo aprender a vivir en libertad. Desde hace trece anos, aparte de los pocos meses en Georgetown, no he tenido que ocuparme de ganarme el sustento. Sin embargo, en Georgetown no me defendi mal. La aventura continua, y corre de mi cuenta inventarme trucos para vivir, sin hacer dano a nadie, por supuesto. Ya vere. Asi, pues, manana a El Callao.
Las siete de la manana. Un hermoso sol de los tropicos, un cielo azul sin nubes, los pajaros que cantan su alegria de vivir, mis amigos reunidos a la puerta de