realidad no se lo reprocho. Resulta dificil renunciar a un espectaculo gratuito.

Me dieron seis latigazos, con un latigo simple, en la espalda. Como no queria decepcionar a mi publico, le di algo de lo que mas tarde pudiera hablar. Una repeticion. No grite, ni sangre, ni me desmaye. Sali del patio por mi propio pie, con la cabeza muy alta.

Despues de que Mola me diera cincuenta y siete pulcros puntos de sutura en la espalda, me console con un viaje a Imre, donde me gaste el dinero de Ambrose en un laud precioso, dos bonitas mudas de ropa de segunda mano para mi, una botella pequena que contenia mi propia sangre y un vestido nuevo para Auri.

Fue una tarde muy agradable.

90 Casas medio construidas

Todas las noches iba a explorar bajo tierra con Auri. Vi muchas cosas interesantes; algunas quiza las mencione mas tarde, pero de momento basta con que diga que Auri me enseno los numerosos y variados rincones de la Subrealidad. Me llevo a Bajantes, Brincos, el Bosque, Miradero, Grillito, Centenas, Candelero…

Los nombres que Auri les habia puesto a esos sitios, que al principio parecian disparatados, encajaron a la perfeccion cuando por fin vi lo que describian. El Bosque no tenia nada que ver con un bosque. No era mas que una serie de salas y habitaciones medio derruidas, con los techos apuntalados con gruesas vigas de madera. En Grillito, un hilillo de agua fresca bajaba por una pared. La humedad atraia a los grillos, que llenaban la alargada habitacion de techo bajo con sus canciones. Brincos era un pasillo estrecho con tres profundas grietas en el suelo. Entendi el nombre despues de ver como Auri saltaba las tres grietas en rapida sucesion para llegar al otro lado.

Pasaron varios dias hasta que Auri me llevo a Trapo, un laberinto de tuneles entrecruzados. Pese a que estabamos al menos treinta metros bajo tierra, por ellos circulaba un viento constante que olia a polvo y a cuero.

El viento me dio la pista que yo necesitaba. Gracias al viento supe que estaba mas cerca de encontrar lo que habia ido a buscar. Sin embargo, me fastidiaba no entender el nombre de ese sitio, y sabia que se me escapaba algo.

– ?Por que llamas Trapo a este sitio? -le pregunte a Auri.

– Se llama asi -contesto ella sin mas. El viento hacia que su cabello ondulara tras ella como un fino banderin-. Las cosas se llaman por su nombre. Para eso sirven los nombres.

Sonrei de mala gana.

– ?Por que tiene ese nombre?

Auri me miro y ladeo la cabeza. Su cabello se arremolino alrededor de su cara, y ella se lo aparto con las manos.

– ?No sabes que es un trapo? -me pregunto.

– ?Un pano para limpiar?

Auri rio encantada.

– No esta mal. -Sonrio-. Intentalo otra vez.

Trate de pensar en alguna otra cosa que tuviera sentido.

Entonces Auri alargo un brazo y cogio el borde de mi capa, abriendola hacia un lado para que el viento la hinchara como la vela de un velero. Me miro sonriendo, como si acabara de hacer un truco de magia.

Trapo. Claro. Sonrei tambien, y luego solte una carcajada.

Una vez resuelto ese pequeno misterio, Auri y yo iniciamos una meticulosa investigacion de Trapo. Pasadas unas horas, empece a tener la impresion de que conocia aquel sitio, de que entendia por que camino tenia que ir. Solo era cuestion de encontrar el tunel que me llevara hasta alli.

Era exasperante. Los tuneles serpenteaban dando amplios e inutiles rodeos. En las raras ocasiones en que encontraba un tunel que trazaba una linea recta, al final no habia salida. Habia pasillos que torcian hacia arriba o hacia abajo, de modo que no podia seguir por ellos. En uno habia unos gruesos barrotes de hierro, sujetos a las paredes de piedra, que cerraban el paso. Otro iba haciendose cada vez mas estrecho, hasta que solo habia un palmo de una pared a otra. Otro terminaba en un derrumbe de madera y tierra.

Tras dias buscando, por fin encontramos una vieja y enmohecida puerta; la madera, humeda, se desmenuzo cuando intente abrirla.

Auri arrugo la nariz y sacudio la cabeza.

– Me despellejare las rodillas.

Alumbre mas alla de la ruinosa puerta con mi lampara simpatica y entendi por que lo decia. El techo de la habitacion que habia detras estaba inclinado, y hacia el fondo solo tenia un metro de alto.

– ?Me esperas aqui? -pregunte mientras me quitaba la capa y me arremangaba la camisa-. No se si sabria encontrar la salida sin ti.

Auri asintio con cara de preocupacion.

– Entrar es mas facil que salir. Hay sitios muy estrechos. Podrias quedar atrapado.

Yo trataba de no pensar en eso.

– Solo voy a echar un vistazo. Volvere dentro de media hora.

Auri ladeo la cabeza.

– ?Y si pasa media hora y no has aparecido?

Sonrei.

– Entonces tendras que ir a buscarme.

Auri asintio, solemne como una nina pequena.

Sujete la lampara simpatica con la boca, proyectando su rojiza luz contra la impenetrable oscuridad que tenia ante mi. Entonces me puse a gatas y empece a avanzar; la rugosa piedra del suelo me lastimaba las rodillas.

Di varios giros; el techo cada vez era mas bajo, hasta el punto de que ya no podia seguir avanzando a cuatro patas. Tras evaluar la situacion, me tumbe en el suelo y empece a reptar, empujando la lampara delante de mi. Con cada movimiento que hacia, se me tensaban los puntos de la espalda.

Si no habeis estado nunca bajo tierra, dudo que entendais lo que sentia. La oscuridad es absoluta, casi tangible. Acecha mas alla de la luz, esperando para abalanzarse sobre ti como una repentina riada. La atmosfera esta inmovil y viciada. No se oye nada, excepto el ruido que haces tu mismo. Oyes tu propia respiracion. El corazon te late ruidosamente. Y no olvidas ni por un instante que miles de toneladas de tierra y piedra presionan sobre ti.

Aun asi, segui arrastrandome, avanzando centimetro a centimetro. Tenia las manos sucias, y el sudor se me metia en los ojos. El camino se hizo aun mas estrecho, y cometi el error de dejar un brazo pegado contra el costado. Me entro panico, y un sudor frio me empapo todo el cuerpo. Me retorci tratando de extender el brazo delante de mi…

Tras unos minutos angustiosos, consegui liberar el brazo. Entonces, despues de quedarme quieto unos momentos, temblando en la oscuridad, segui avanzando.

Y encontre lo que estaba buscando.

Tras salir de la Subrealidad, me cole con mucho cuidado por una ventana, abri una puerta cerrada con llave y entre en el ala de las mujeres de las Dependencias. Llame suavemente a la puerta de Fela, para no despertar a nadie mas. Los hombres no podian entrar solos en el ala de las mujeres de las Dependencias, sobre todo a altas horas de la noche.

Llame tres veces y al final oi ruidos en la habitacion. Tras unos momentos, Fela abrio la puerta; llevaba el cabello muy alborotado. Todavia tenia los ojos entrecerrados; escudrino el pasillo con expresion de desconcierto. Al verme alli plantado parpadeo, como si no esperara ver a nadie.

Iba desnuda y envuelta en una sabana. He de admitir que la vision de la esplendida y exuberante Fela, medio desnuda, fue uno de los momentos mas asombrosamente eroticos de mi corta vida.

– ?Kvothe? -dijo Fela conservando, a pesar de todo, la compostura. Intento taparse un poco mas y lo consiguio solo en parte, pues al tirar de la sabana hacia el cuello, dejo al descubierto un escandaloso trozo de larga y bien torneada pierna-. ?Que hora es? ?Como has entrado?

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