nosotros haya que aprobar la Septima

— Llegado el caso, pasaria antes por los bancos de datos del Archivo. ?Cuando volveras a visitarnos otra vez? Me gustaria mostrarte tantas cosas.

— No tantas como las que yo quisiera ver. Ustedes tienen muchas cosas que nos resultaran utiles en Sagan 2, — aunque es un mundo muy distinto. (Y mucho menos agradable, penso.)

En ese momento llego Loren: evidentemente iba de la sala de juegos a las duchas. Vestia pantaloncillos muy cortos y llevaba un toalla sobre los hombros. Al verlo, Mirissa sintio que se le aflojaban las rodillas.

— Me imagino que los venciste a todos, como siempre, Kaldor ?No te aburres?

— Algunos de estos chicos de Thalassa aprenden rapido. Uno acaba de hacerme tres tantos. Claro que yo jugaba con la zurda.

— Por si acaso no te lo dijo, cosa que dudo — le dijo Kaldor a Mirissa —, Loren fue campeon mundial de tenis de mesa en la Tierra.

— No exageres, Moses. Llegue a ser quinto en la tabla mundial, y en los ultimos tiempos el nivel habia descendido muchisimo. Cualquier jugador chino del tercer milenio me hubiera derrotado sin ningun problema.

— ?Por que no le ensenas a Brant? — dijo Kaldor con una sonrisa maliciosa — Seria una situacion interesante.

Se hizo silencio, y luego Loren respondio, altanero:

— No seria justo.

— Bueno, pero el hecho es que Brant quiere ensenarte algo a ti — dijo Mirissa.

— Ah, ?si?

— ?Es cierto que nunca saliste a navegar?

— Si, es cierto.

— Pues bien, Brant y Kumar te invitan a salir con ellos manana. Te esperan a las ocho y media en el Muelle Tres.

Loren se volvio hacia Kaldor:

— ?No sera un poco riesgoso? — pregunto en tono fingidamente serio —. No se nadar.

— No te preocupes por eso — dijo Kaldor —. Si piensan llevarte en un viaje sin retorno eso no tendra la menor importancia.

18 — Kumar

En sus dieciocho anos de vida, Kumar Leonidas habia conocido una sola gran tragedia: su estatura era inferior en diez centimetros a lo que el hubiera deseado, y siempre seria asi. No por casualidad su sobrenombre era Leoncito... aunque no eran muchos los que se atrevian a usarlo en su presencia.

A falta de estatura, se habia esforzado por desarrollar su musculatura. Mas de una vez Mirissa le habia dicho, entre divertida y exasperada, que si dedicara tanto tiempo al cerebro como al cuerpo seria el genio mas grande de la historia de Thalassa. Lo que nunca le habia dicho — y casi no se atrevia a reconocer — era que al verlo realizar sus ejercicios matutinos, los sentimientos que bullian en su seno no eran precisamente los de una hermana. A ello se unian los celos, puesto que no era la unica admiradora que salia a mirarlo: casi todos los coetaneos de Kumar lo hacian. Segun un envidioso rumor, Kumar habia hecho el amor con todas las jovencitas y la mitad de los jovencitos de Tarna: era una exageracion, pero no del todo infundada.

Pero a pesar del abismo intelectual que lo separaba de su hermana, Kumar no era un cuerpo con mucho musculo y poco seso. Cuando algo atraia su interes, no descansaba hasta aprenderlo, por mas tiempo que le llevara. Era un navegante extraordinario, y desde hacia mas de dos anos construia un hermoso kayak de cuatro metros con ayuda de Brant. Habia terminado el casco, pero todavia no habia iniciado la construccion de la cubierta...

Siempre decia que algun dia lo botaria, entonces sus detractores no podrian burlarse. Sea como fuere, el «kayak de Kumar» se habia convertido en una frase proverbial en Tarna, que significaba cualquier tarea sin terminar... y en Tarna no faltaban.

Aparte de esa tendencia a aplazar sus tareas — rasgo tipico de los thalassianos — el defecto principal de Kumar era su caracter aventurero y su gusto por las bromas pesadas. Todos le decian que algun dia sufriria las consecuencias.

Pero por pesadas que fuesen sus bromas nadie se enojaba con el, por su falta total de malicia. Era franco hasta la ingenuidad; jamas mentia. Por eso podian perdonarle — y le perdonaban — muchas cosas.

La llegada de los visitantes habia sido el acontecimiento mas emocionante de su vida. Le fascinaban sus equipos, sus grabaciones en audio y video, sus anecdotas, en fin, todo. Y puesto que veia a Loren con frecuencia, rapidamente se apego a el.

Cosa que a Loren no le gustaba demasiado. Si habia algo mas desagradable que una pareja mal avenida, era ese aguafiestas tradicional, el hermanito menor entrometido.

19 — Bicho bonito

— No puedo creerlo, Loren — dijo Brant Falconer —. ?Nunca saliste a navegar en un bote, o en un barco?

— Me parece recordar que alguna vez cruce una laguna en una balsa de caucho. Creo que tenia cinco anos, mas o menos.

— Ya veras que te gustara. Hay una calina chicha, asi que no te marearas. Tal vez quieras bucear con nosotros.

— No, gracias. Una nueva experiencia por vez es bastante. Ademas, he aprendido que nunca se debe molestar a los hombres cuando estan trabajando.

Brant tenia razon; era agradable navegar en el pequeno y silencioso trimaran, llevado por sus hidropropulsores hacia el arrecife. No obstante, en el primer momento, al alejarse de la seguridad de tierra firme, habia llegado al borde del panico.

Su sentido del ridiculo lo habia salvado de quedar como un idiota. Habia atravesado cincuenta y cinco anos luz de espacio, la travesia mas larga jamas efectuada por seres humanos, para llegar a ese planeta, y ahora se asustaba porque se alejaba a un par de cientos de metros de tierra firme...

No habia manera de rechazar el desafio. Sentado serenamente en la popa, contemplaba a Falconer al timon (?a que se deberia esa cicatriz livida que le surcaba los hombros? Ah, si, le habia contado como se habia estrellado en un microavion, anos atras...) y se preguntaba en que estaba pensando el thalassiano.

No podia imaginar una sociedad humana, por despreocupada y esclarecida que fuese, totalmente libre de celos o de egoismo sexual. Claro que hasta el momento — ?desgraciadamente! — no habia sucedido nada que pudiera despertar los celos de Brant.

Loren no habia cambiado ni cien palabras con Mirissa, y casi todas en presencia de su esposo. Esposo no: esos terminos no se empleaban en Thalassa hasta el nacimiento del primer hijo. Si el primogenito era varon, la madre casi siempre — no invariablemente — tomaba el apellido del padre. Si era nina, ambas usaban el apellido de la madre hasta el nacimiento del segundo y ultimo hijo.

Los thalassianos no se escandalizaban facilmente. Les disgustaba la crueldad, sobre todo hacia los ninos. Otro motivo de escandalo era el tercer embarazo, en ese mundo de veinte mil kilometros cuadrados de tierra firme.

La tasa de mortalidad infantil era tan baja que bastaban dos nacimientos por pareja para mantener una poblacion constante. La historia de Thalassa conocia un solo caso de una pareja que habia tenido, mejor dicho padecido, quintillizos. Y aunque dificilmente pudiera echarse la culpa a la pobre mujer, su memoria estaba

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