dificil.

Poco despues de la una de la tarde, Jilly avanzo por el largo camino que llevaba al edificio del hotel. Habia estado toda la manana paseando por el campo y se habia acercado a la pequena localidad cercana, donde habia disfrutado de un cafe. Ya no nevaba y el frio habia servido para que se olvidara de Matt.

Estaba decidida a comportarse de forma profesional, e incluso se dijo que llamaria a Kate por telefono para pedirle que le presentara a un par de amigos. De ese modo, tal vez, conseguiria quitarse de la cabeza a Matt.

Justo entonces, vio al hombre que habia conquistado sus pensamientos. Volvia del garaje y se dirigia a la entrada del hotel con una bolsa de plastico en una mano. Por el logotipo de la bolsa, resultaba evidente que habia estado en una tienda de ordenadores. Pero Jilly estaba mas ocupada observando su alta silueta y disfrutando de la vision de su fuerza y de su gran atractivo.

Matt debio notar que lo estaban mirando, porque se volvio y la miro a su vez. Despues cambio de direccion y comenzo a andar hacia ella.

El corazon de Jillian se acelero.

– No me digas que has estado afuera toda la manana -dijo el-. Yo solo llevo unos minutos y ya me siento como un hombre de nieve.

Jilly contemplo su oscuro y revuelto cabello y tuvo que apretar los dedos dentro de los guantes para resistirse a la tentacion de acariciarlo. No sabia que diablos tenia aquel hombre, pero le resultaba tan masculino y atrayente que le costaba controlarse. Habria sido capaz de desnudarlo a bocados.

– ?Que piensas? -pregunto el, al notar su extrana mirada.

Ella sonrio.

– Nada. Pensaba que estarias muy gracioso cubierto de nieve.

Naturalmente, Jilly habia mentido. En realidad se lo estaba imaginando desnudo.

Que curioso. Yo estaba pensando lo mismo de ti.

– ?Ah, si? ?Quieres que lo probemos?

– Mmm. Es una invitacion interesante, asi que la tendre en consideracion. Aunque, dado que me has prestado tu ordenador, es posible que me deje ganar.

– No te dejaras ganar. Te ganare yo.

– Como tu digas. Pero antes de divertirnos un poco con una batalla de bolas de nieve, tengo que dejar esto en alguna parte -dijo el, sonriendo

– Veo que has estado en una tienda de ordenadores…

– Si, pero me he limitado a comprar un antivirus y los programas que necesitaba. Me dirigia a la habitacion para dejarlo alli. Pero gracias por prestarme tu ordenador. Ha sido todo un detalle por tu parte.

– ?Que tal ha ido tu presentacion?

– Muy bien. Mis ideas le gustaron mucho.

– Las mias tambien.

– Lo se. A mi tambien me gustaron. Pero prefiero las mias.

– Yo no puedo decir gran cosa en ese sentido, porque no las conozco.

– ?Te gustaria conocerlas? -pregunto el, con un tono repentinamente seductor.

– Si, claro, si quieres ensenarmelas…

Los ojos de Matt brillaron. Evidentemente, no estaba pensando en las ideas de la campana.

Pero despues de unos segundos de silencio, carraspeo y dijo:

– ?Que nos jugamos con la batalla de nieve?

Jilly quiso responder que un largo y apasionado beso.

– Bueno, he comprado una caja de bombones en el pueblo. Me gustan mucho, pero no me los jugaria si no estuviera segura de que voy a ganar.

– ?Que tipo de bombones?

– De chocolate, rellenos de licor. -Mmm. Son mis preferidos. -?En serio?

– En serio. Me han gustado desde siempre desde que era un nino. Asi que mi victoria sera aun mas dulce.

?Y que te vas a jugar tu? ?Que quieres que me juegue? -?Que tienes?

Matt se inclino sobre ella y respondio:

– Me siento tan seguro de mi victoria que si ganas tu… te dare cualquier cosa que me pidas.

Capitulo 5

Jilly no dejaba de repetirse la ultima frase de Matt. Estaba dispuesto a darle cualquier cosa que pidiera. Y por supuesto, se le ocurrieron varias de lo mas interesantes.

– ?Lo que te pida? Excelente. Entonces, espero que te sobren diez mil dolares…

– Bueno, pero doy por sentado que te comportaras con tu habitual sentido del juego limpio… Sin embargo, insisto. Te dare lo que quieras. Sin rechistar.

Jillian sabia lo que queria: hacer el amor con aquel hombre. A pesar del frio que hacia en el exterior del hotel, se sentia como si llevara dentro una estufa. Y lo mas increible de todo era que ni siquiera la habia tocado.

Caminaron hasta el garaje y se detuvieron junto a un deportivo negro. Matt saco unas llaves, lo abrio y dejo las bolsas sobre el asiento de cuero.

– ?Quieres dejar tu caja de bombones aqui?

– Como no -respondio ella, sonriendo La dejare aqui si tu me das las llaves del coche. Digamos que no me fio mucho.

– ?Y ahora? ?Quien es el desconfiado?

– No pienso arriesgar mis bombones sin motivo. Serias capaz de quedarte con ellos.

– No lo hare. Te ganare limpiamente.

– En ese caso no tienes nada de lo que preocuparte.

?Y como se que no te quedaras tu con mi coche? Una caja de bombones a cambio de un deportivo me parece un poco exagerado.

– Se ve que no los has probado -dijo mientras sacaba un bombon y se lo llevaba a la boca-. Toma, pruebalos.

En lugar de extender una mano para tomarlo, el se inclino y se lo comio directamente de sus dedos. Despues, lo saboreo poco a poco, sin dejar de mirarla, y al final se paso la lengua por los labios, relamiendose.

Ella contemplo el proceso con absoluto interes, sin apartar la vista de sus labios, nerviosa.

– Delicioso -dijo el.

Ella asintio.

– Ahora se que quiero mas -anadio.

– Pues desgraciadamente para ti, ese es el unico que te vas a comer.

– Hasta que gane, querras decir -puntualizo.

Jilly sonrio.

_Sigue enganandote, pero dame las llaves del coche.

Ella las tomo y acto seguido se alejo caminando hacia el otro extremo del aparcamiento. Matt todavia estaba intentando reaccionar y controlar su libido cuando una bola de nieve lo alcanzo.

– ?Eh! -protesto-. ?Todavia no hemos establecido las normas!

– ?Las normas? El que acabe con mas nieve encima, pierde.

– Eso no es justo, no sabia que hubieramos empezado.

Matt se maldijo porque no llevaba guantes.

– Son normas europeas, mas duras. Sera mejor que te acostumbres.

Una segunda bola le impacto en la cabeza. Por lo visto, Jillian tenia una excelente punteria. Pero se las arreglo para evitar la mayoria de sus lanzamientos mientras preparaba varias bolas a su vez.

– ?Donde has aprendido a hacer bolas tan deprisa? -pregunto el-. ?Es que tienes diez brazos?

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