Mick se seco la mano en los pantalones y luego le cogio los dedos en la mano fria.

– ?Has matado algun raton hoy?

– No. -El pulgar de Mick le acaricio el dedo anular y sonrio. Maddie no sabia si lo habia hecho adrede, pero la leve caricia le produjo un cosquilleo en la muneca. Aquello era lo mas cerca que habia estado del sexo real desde hacia anos-. Aun no hay ratones muertos, pero espero que esten agonizando ahora mientras hablamos.

Retiro la mano antes de que se olvidase de quien era y por que estaba en la ciudad. Si el lo descubria, dudaba que hubiera mas apretones de mano ni mas cosquilleos, ni tampoco ella los deseaba particularmente.

– Llama a un exterminador -dijo Tanya.

Si Maddie hubiera llamado a un exterminador no habria podido regresar a su casa hasta dentro de un mes.

– Vigila a quien llamas -advirtio Lisa-. Aqui los carpinteros y los exterminadores siguen horarios de lujo y tienen la costumbre de aparecer y marcharse a las tres en punto.

– Yo creo que las tres en punto es hora de relajarse.

– Pues si. -La suegra de Lisa la estaba llamando y Lisa anadio con una mueca-: Disculpadme.

– Mejor que la llame a ella que a mi -dijo Delaney mientras Lisa se alejaba.

– Puedo darte el numero de alguien que seguro que ira cuando te diga que va. -Mick abrio su Red Bull-. Y se quedara hasta que acabe el trabajo.

– Di a tu novio o a tu marido que se ocupe del problema de los ratones -sugirio Tanya.

Miro a Tanya y de repente no recibio una agradable vibracion vecinal. La energia habia cambiado desde que Mick habia entrado en la terraza. No estaba segura, pero le parecia que Tanya no iba a ser su nueva mejor amiga.

– No tengo novio y nunca he estado casada.

– ?Nunca? -Tanya levanto una ceja, como si Maddie fuera un bicho raro, y Maddie se habria echado a reir si no hubiera sido todo tan ridiculo.

– Cuesta creerlo, ?verdad? -respondio Maddie. Tanya no debia preocuparse. El ultimo hombre del planeta con el que se liaria seria Mick Hennessy. A pesar de sus preciosos abdominales y su vello oscuro-. ?Soy tan buen partido…!

Mick se carcajeo y dio un trago de su Red Bull. A traves de las oscuras sombras del crepusculo, Maddie podia ver las lineas de expresion que le arrugaban las comisuras de los ojos azules mientras la miraba por encima de la lata plateada.

Le devolvio la sonrisa y decidio que ya era mas que hora de cambiar de tema.

– ?Tuviste que echar a Darla del bar de Mort con el culo al aire?

Bajo la lata y se relamio los restos de bebida del labio superior.

– No. Se porto bien.

– ?Siguen tirando bragas las mujeres? -pregunto Delaney.

– No a menudo, gracias a Dios. -Mick sacudio la cabeza y sonrio, mostrando un destello blanco en la oscuridad-. Creeme, echar a mujeres borrachas y medio desnudas de mi bar no es tan divertido como parece.

Maddie se echo a reir. Ni en un millon de anos habria pensado que encontraria a Mick Hennessy tan, pero que tan, agradable.

– ?Con que frecuencia sucede eso?

Y enseguida volvio a ser el hijo de su padre.

Mick se encogio de hombros.

– Mort solia ser un lugar muy salvaje antes de que yo me hiciera cargo de el, y a algunas personas les cuesta mucho habituarse.

– Nunca se han habituado a que la Texaco de Jackson comprara la gasolinera Gas and Go de Grover, y de eso hace seis anos. -Delaney tomo aire y lo solto despacio-. Los pies me estan matando.

– ?Cohete va! -grito Louie segundos antes de lanzar otra tanda de fuegos artificiales. Maddie se dio la vuelta y su mirada volo hacia los cohetes que se elevaban directos hacia el cielo.

Detras de ella, la risa profunda de Mick casi quedaba ahogada por los estallidos de los cohetes. Cuando Maddie se volvio, el habia ido a ayudar a Delaney a buscar una silla. Tanya le siguio y Maddie no lamento verla marcharse. La mujer habia pasado de ser una persona muy agradable a una completa arpia y todo por un hombre, algo que Maddie nunca comprenderia. Habia otros hombres disponibles en el planeta, ?por que ponerse tan neurotica por uno en concreto? Sobre todo si ese hombre tenia fama de no implicarse nunca, de amar y dejar a las mujeres, aunque no iba a ser Maddie quien reprochara eso a nadie. No comprendia por que las mujeres se comprometian tan deprisa. Despues de salir unas cuantas veces con un hombre o de disfrutar de unas noches de buen sexo, ya estaban enamoradas. ?Como era eso? ?Como era posible?

Sofie Allegrezza y sus amigos se acercaron a Maddie, junto a la barandilla, para ver mejor el espectaculo de fuegos artificiales de su padre. Maddie puso la copa en la barandilla y miro a Louie cargar los tres tubos de mortero. Ella nunca habia necesitado a un hombre para sentirse bien consigo misma ni para llevar una vida plena. No era como su madre.

– ?Cohete va!

Esta vez hubo un audible siseo segundos antes de que los tres proyectiles salieran de los tubos y explotasen con tres sonoros estruendos. Maddie dio un respingo hacia atras, sobresaltada, y choco contra algo solido. Un par de grandes manos la cogieron por los brazos mientras una lluvia de explosiones verdes, doradas y rojas caia sobre el lago.

– Perdon. -Volvio la cabeza y levanto la mirada hacia las sombras que tenian la cara de Mick.

– No pasa nada. -En lugar de apartarla, la sujeto donde habia aterrizado-. Dime una cosa.

– ?Que?

Bajo el rostro y le hablo justo al oido.

– Si eres tan buen partido, ?por que no estas pillada?

Su calido aliento le acaricio aquel lado de la cabeza y bajo por el cuello.

– Probablemente por la misma razon que tu tampoco.

– ?Y cual es?

– Que no quieres que te pillen.

– Cielo, todas las mujeres quieren que las pillen. -Bajo las manos hacia los codos de Maddie y luego las volvio a subir, arrugandole la sudadera-. Todas las mujeres quieren un vestido de novia, una casa y una fabrica de bebes.

– ?Ah!, ?las conoces a todas?

Maddie creyo notar su sonrisa.

– He conocido a una generosa proporcion.

– Eso he oido.

– No deberias creer todo lo que oyes.

– Y tu no deberias creer que todas las mujeres te quieren como fabrica de bebes personal.

– ?No me quieres como fabrica de bebes personal?

– Raro, ?no?

Mick se echo a reir y ella oyo un rumor grave en aquel lado de su cabeza.

– Hueles bien. -Maddie noto que detras de ella, el respiraba hondo.

– Pastel de chocolate aleman.

– ?Que?

– Huelo a exfoliante corporal de pastel de chocolate.

– Hace mucho que no tomo pastel de chocolate.

Maddie se habia equivocado al creer que aquel apreton de manos era el mejor sexo que habia tenido desde hacia anos. Esa suave respiracion en su cabello, y las manos de Mick en sus brazos, era casi orgasmico. Lo cual, penso ella, la hacia especialmente patetica.

– Tu me das hambre -le dijo Mick al oido.

– ?De pastel?

Las manos se deslizaron hasta sus hombros y luego otra vez hasta sus codos.

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