corazon ni la enganaban. Y las dos partes salian ganando.

Se enfundo unos tejanos y luego metio los brazos por las mangas de su sudadera con capucha mas comoda. Sencillamente no tenia los mismos deseos ardientes, ni los instintos ni el reloj biologico que impulsaba a las demas mujeres al matrimonio y a la maternidad, lo que no queria decir que no se sintiera sola algunas veces.

Se calzo unas chancletas, salio del dormitorio y paso por el salon de camino hacia la cocina. El alboroto de la fiesta de los vecinos iba en aumento, y metio la mano en la nevera. Las voces se colaban por la ventana abierta mientras sacaba una botella de merlot bajo en hidratos de carbono. Se sentia sola y se compadecia de si misma, lo cual no era muy propio de ella. Ella nunca sentia lastima de si misma. Habia demasiada gente en el mundo con problemas de verdad.

El agudo chillido de al menos media docena de cohetes silbadores rasgo el aire, y a Maddie casi se le cae el sacacorchos. «Maldita sea», renego y se llevo la mano libre al corazon. Por las cristaleras que daban a la terraza podia ver las palidas sombras del anochecer y la superficie oscurecida del lago, que normalmente era de un color verde esmeralda. Se sirvio una copa de vino tinto, la saco a la terraza y la dejo sobre la barandilla. En la terraza de los vecinos y en la playa de abajo habria una docena de personas. Tres tubos de mortero estaban alineados al borde del agua, enterrados en la arena y apuntando hacia el cielo. Algunos ninos sostenian bengalas en las manos, mientras los hombres supervisaban y encendian mas cohetes silbadores y algo que destellaba como las luces estroboscopicas. El humo de las bombas de todos los colores tenia la playa y los ninos corrian por el tapiz de neblina como geniecillos salidos de una botella.

Recortado contra el humo y el caos, el perfil de Mick Hennessy resaltaba con una bengala en la boca como si fuera un cigarrillo largo y delgado. Reconocio la espalda ancha, el cabello negro y al nino que le miraba embobado. Le dio a su sobrino una bengala encendida y Travis giro sobre un pie y empezo a moverla. Mick se quito la bengala de los dientes, dijo algo, Travis se detuvo de inmediato y sostuvo la bengala delante de el como si fuera una estatua.

Maddie dio un trago de vino. Encontrarlo el dia anterior en la ferreteria habia sido todo un shock. Estaba tan enfrascada en la caja de veneno que no se fijo en el hasta que lo tuvo delante de las narices. Al mirar aquellos ojos azules desde tan cerca y tan parecidos a los de su padre, no tuvo mas remedio que exclamar: «?Santo Dios!».

Bajo la copa y la dejo en la barandilla mientras observaba a Mick y a su sobrino. En realidad no sabia que pensar de el. No sabia lo suficiente para haberse formado una opinion y tampoco le importaba. El libro que planeaba escribir no tenia nada que ver con el y si mucho con el triangulo amoroso entre Loch, Rose y Alice. Al igual que Maddie, Mick habia sido solo otra victima inocente.

Louie Allegrezza y los otros dos hombres se arrodillaron cerca del agua y metieron cohetes en diversas botellas de soda. Encendieron una mecha detras de otra y Maddie miro los cohetes subir muy alto, por encima del agua, y explotar con estallidos no muy fuertes.

– Ten cuidado con los ninos -grito Lisa a su marido.

– Estos nunca han hecho dano a nadie -respondio mientras volvia a cargar las botellas.

Cuatro cohetes levantaron el vuelo hacia el cielo, pero el quinto volo directo hacia Maddie. Se tiro al suelo de la terraza mientras el cohete pasaba zumbando muy cerca de su cabeza.

– ?Mierda!

El cohete aterrizo detras de ella y exploto. Sintiendo un fuerte latido en los oidos se puso en pie para asomarse por la barandilla.

– Lo siento -grito Louie.

A traves de la estela luminosa de la noche gris, Mick Hennessy levanto los ojos y la miro durante unos segundos. Al verla, enarco las cejas negras de sorpresa. Luego se balanceo sobre los talones y se rio, como si aquello tuviera mucha gracia. Los hoyuelos de las mejillas y la alegria de los brillantes ojos azules producian la ilusion de que era tan confiado e inofensivo como un boy scout. Pero los boy scouts inofensivos llevan la camisa beige abotonada y metida por los pantalones. Un boy scout no se deja la camisa desabrochada y por fuera, mostrando unos abdominales perfectos y un reguero de vello pubico que bajaba por el esternon, rodeaba el ombligo, desaparecia tras la cintura de sus tejanos y daba ganas de lamerlo. No es que Maddie corriera ningun peligro de lamerle nada, pero aunque Mick fuese quien fuera ella no estaba ciega.

– Louie, avisanos antes de soltar esas cosas -dijo Lisa haciendose oir por encima del ruido-. Maddie, ven aqui. Estaras mas segura.

Maddie aparto la mirada del pecho de Mick y la dirigio hacia su vecina. En materia de seguridad, cambiar su terraza por la de los vecinos no tenia ningun sentido, pero mirar el pecho de Mick habia sido la emocion mas grande que habia experimentado en varias semanas, lo que obviamente indicaba que estaba aburrida y harta de estar sola.

Se levanto, cogio la copa y cruzo la corta distancia que le separaba del jardin de sus vecinos. Enseguida le presentaron a la hija de Louie, Sofie, y a sus amigos, que vivian en Boise y asistian a la Universidad Estatal, pero estaban en Truly pasando el fin de semana. Conocio a varios vecinos que vivian mucho mas abajo en la playa, Tanya King, una rubia menuda que daba la impresion de pasarse colgada de los talones y haciendo abdominales todo el dia, y a Suzanne Porter, cuyo marido, Glenn, y su hijo adolescente, Donald, estaban en la playa preparando los fuegos artificiales. Despues de eso, perdio el hilo de los nombres y ya no pudo recordar quien era quien, donde vivia, ni cuanto tiempo hacia que residia en la ciudad. Se le mezclaron y confundieron todos, salvo el de la madre de Louie y el de su tia Narcisa, que estaban sentadas a la mesa dando encantadoras muestras de desaprobacion y hablando entre ellas en euskera muy deprisa. No habia modo de olvidar a aquellas mujeres.

– ?Quieres mas vino? -pregunto Lisa-. Tengo un tinto vasco y chablis. ?O prefieres una cerveza o una Coca- Cola?

– No, gracias. -Levanto la copa medio llena y la miro-. Esta noche soy una invitada muy barata.

Tenia que levantarse pronto y ponerse a trabajar, y el vino tendia a darle dolor de cabeza.

– Antes de casarme con Louie y tener a Pete, estas barbacoas del Cuatro de Julio eran un descontrol; un monton de borrachos y peligrosos fuegos artificiales.

Por lo que Maddie podia ver, no habia cambiado mucho.

A la ultima persona que le presentaron fue a la cunada de Lisa, Delaney, que parecia estar embarazada de doce meses.

– No salgo de cuentas hasta septiembre -dijo Delaney como si leyera la mente de Maddie.

– ?Bromeas?

– No. -Delaney se rio y su coleta rubia le acaricio los hombros mientras sacudia la cabeza-. Voy a tener gemelas. -Senalo hacia la playa-. Aquel es mi marido, Nick, el que esta alla con Louie. Sera un padre estupendo.

Como si le hubieran dado cuerda, el padre estupendo se volvio y busco con la mirada la de su esposa. Era alto e increiblemente guapo, y el unico tipo de los alrededores que pudiera hacer la competencia a Mick Hennessy en el concurso de miradas. Luego cruzo la mirada con la de su esposa y se acabo la competicion. No habia nada menos sexy que un hombre que solo tiene ojos para una mujer, sobre todo si esa mujer parece un buda.

– ?Estas bien? -grito Nick Allegrezza.

– Por Dios bendito -gruno Delaney, y anadio a gritos-: Si.

– Tal vez deberias sentarte -sugirio Nick.

Delaney gesticulo con los brazos.

– Estoy bien.

Maddie dirigio la mirada a Mick, que tenia una rodilla hincada en el suelo mientras ayudaba a Travis a encender un volador de colores. Se pregunto si habia mirado de aquel modo a alguna mujer alguna vez o si era como su padre, que tenia ojos para un monton de mujeres.

– ?Cohete va! -grito Louie, y Maddie vio los cohetes de las botellas de soda salir zumbando hacia arriba.

Esta vez ninguno de ellos rozo la cabeza de Maddie, sino que explotaron sobre el lago, lo cual fue un alivio para su corazon. Hacia unos anos se habia presentado voluntaria para que le dispararan con una Taser en una de las clases de defensa personal. No es que fuera gallina, pero aquellos misiles voladores la intranquilizaban.

– La semana pasada empece a tener contracciones y el medico me dijo que lo mas probable era que las ninas se adelantasen -dijo Delaney atrayendo la atencion de Maddie-. A Nick le da panico, pero a mi no me preocupa. Hemos vivido un infierno para tener estas ninas. Lo mas duro ya ha pasado y todo lo demas ira perfecto.

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