Ahora fue Max quien enarco una ceja, esceptico.

– ?Estas de vacaciones sola?

– No. Estoy con Baby. Por cierto, ?cuando van a encontrarnos?

– Es dificil de saber. Estoy seguro de que a estas alturas ya se ha comunicado el robo del barco, pero el problema es que se roban yates continuamente, o se hunden para cobrar el seguro. La guardia costera rastreara, pero nadie se tomara excesivas molestias. Excepto el propietario, por supuesto. Aunque seguro que ya habra llamado a su compania de seguros. Y posiblemente no se sentira del todo mal cuando sepa que le pagaran una cantidad superior a lo que vale el barco, sobre todo teniendo en cuenta el estado en que se encuentra.

Lola le clavo los ojos:

– ?Cuando?

– No lo se. -Max se encogio de hombros.

– Me dijiste que lo sabrias.

– Si tu estuvieras saliendo con un congresista o con alguien que tuviera contactos, la busqueda se intensificaria y las probabilidades de un rapido rescate serian mayores. Pero estoy seguro de que estan intentando averiguar tu relacion con todo esto, si estas retenida contra tu voluntad o no. Y puedo decirte que nadie apostara por la primera posibilidad solo porque eres una famosa modelo de ropa interior. -Max mordio otro trozo de barrita y lo mastico despacio.

Lola ya no era una famosa modelo de ropa interior, pero no se molesto en decirselo. Ademas, nadie en sus cabales creeria que ella habia robado el yate.

– ?Y tu que? ?No hay nadie que este buscandote? ?Una esposa? ?Una familia?

– No -fue todo lo que dijo Max al salir de la cocina con la caja de barritas de cereales bajo el brazo.

Era obvio que no queria que ella supiera nada de el, y a Lola le daba igual. En realidad, no queria saber nada mas de el de lo que ya sabia. Era un ladron y existia alguien que le odiaba lo suficiente como para romperle la cara. Con esa informacion le bastaba. Tenia preocupaciones mas importantes. Principalmente, la de encontrar la manera de volver a casa

Se levanto de la mesa y se coloco el cuchillo con la funda debajo de sus braguitas. El elastico lo mantenia sujeto. Del bolso saco las gafas de sol de cristales azules y una goma para el pelo. Luego busco unos prismaticos, que hallo en un armario del salon. En la caja de emergencia que habia encontrado la noche anterior habia un espejo, una bandera de color naranja y un silbato. Por supuesto, las bengalas todavia estaban ahi, pero ahora ya no tenian ninguna utilidad. Con esas tres cosas, Lola se fue a cubierta. Max habia levantado la escotilla de la sala de maquinas, pero Lola casi no le dirigio la mirada al pasar por su lado en direccion a la proa. Baby se afanaba tras ella.

Anos atras, y como parte de su tratamiento contra la bulimia, habia tenido que aprender que no siempre podia controlarlo todo. Tambien habia aprendido a diferenciar entre controlar ese desequilibrio y dejar que el desequilibrio la controlara a ella. Le tomo mucho tiempo empezar a reconocer la diferencia, pero habia aprendido la leccion y la aplicaba en todos los aspectos de su vida.

Lola no podia controlar las corrientes ni la direccion del viento, pero no estaba dispuesta a sentarse y esperar a que la rescataran. Tenia una vida que vivir. Una vida que amaba y que habia conseguido a base de esfuerzo. Tenia un negocio que dirigir y un detective privado esperando a ser contratado. No estaba dispuesta a quedarse sentada y apoyarse en «el bueno de Max».

Una suave brisa acaricio las mejillas de Max cuando saco la cabeza de la sala de maquinas para echar un vistazo hacia proa. Se inclino hacia la izquierda y vio que ella todavia estaba alli, sentada en la punta de proa con las piernas colgando fuera de la borda, el espejo de senalizacion a su lado e intentando avistar con unos prismaticos a un barco de rescate. Aunque no tenia ninguna forma de saber que hora era, Max calculo que debia de llevar alli unas tres horas. Podria haberle dicho que utilizar un espejo para hacer senales en el oceano era inutil y una absoluta perdida de tiempo y energia, pero no lo hizo.

En primer lugar, si alguien estaba buscandolos, no tenia ni idea de por donde empezar. En segundo lugar, el espejo resultaba util en el desierto, no en el oceano. Y en tercer lugar, la mayoria de los supervivientes decia haber visto entre siete y veinte barcos antes de que alguien acabara por rescatarlos. Si habia alguna embarcacion por los alrededores, pensarian que el destello del espejo procedia del reflejo del sol sobre el agua. Pero no se molesto en decirle nada, porque preferia que se quedara alli, en el extremo opuesto del yate. Lejos de el. Ocupada en algo inutil y nada peligroso.

Era improbable que los rescatasen ese dia. Y posiblemente tampoco al dia siguiente. Lo cual a Max le convenia. Necesitaba tiempo para que las heridas se le curaran, y lo ultimo que queria era una senal que delatase su presencia a cualquier senor de las drogas que se encontrara por la zona.

Sintio el calor del sol sobre los hombros y se quito la camiseta negra. La humedad era tan densa que se cortaba con la mano, y utilizo la camiseta para secarse el cuello y el pecho. Luego la tiro al suelo de cubierta.

Habia pasado la noche despierto, imaginando cualquier posible situacion. Al salir el sol se levanto y comprobo que los miedos nocturnos se habian cumplido: estaban parados en medio de las aguas. Encontro los interruptores de los circuitos que habian saltado a causa del fuego y consiguio conectarlos. Mientras durara el gasoleo, los motores y generadores funcionarian y proporcionarian luz a todo el barco. Pero aunque los motores funcionaran, si no encontraba la forma de navegar y controlar la velocidad y la direccion del yate, resultaban del todo inutiles excepto para generar electricidad. Los depositos de agua estaban medio llenos y Max penso que si racionaban el agua y el gasoleo tenian para unos treinta dias. A partir de ese momento, las cosas se complicarian de verdad. Tanto el sistema de comunicacion como el de navegacion estaban destruidos por completo y no habia modo de repararlos. Por la manana habia echado un vistazo y se habia dado cuenta de que no podia hacer nada para que volvieran a funcionar.

La corriente les empujaba hacia el noroeste a una velocidad de unos dos nudos y medio, o tres millas por hora en el mejor de los casos, segun estimo Max. Si seguian a esa velocidad y en esa direccion, se acercarian lo suficiente a alguna de las islas Bimini para que los viesen los pescadores deportivos. Si todo iba bien, en pocos dias unos simpaticos pescadores los avistarian y los llevarian al puerto mas cercano.

A no ser, por supuesto, que el viento les condujera hacia el sur, en cuyo caso era posible que acabasen en aguas cubanas. Max miro al cielo despejado y a las escasas nubes. Hacia tiempo que no disfrutaba de un buen Cohiba.

En realidad, no temia morir en medio del mar. Descartando una tormenta o un accidente -lo cual, dado lo ocurrido la noche anterior, no era una posibilidad tan lejana- cualquier barco que flotase acababa llegando a tierra o encontrando a otro barco. La unica pregunta era cuanto tardaria en producirse eso.

Al levantarse, registro todos los armarios, compartimentos, cajones y vitrinas. Encontro un equipo de pesca, comida enlatada, ropas, una maquina de afeitar y una caja de condones (extra finos). Lo que no encontro fue otra radio de mas ni un equipo de retransmision. Tampoco habia armas a bordo, la cual le ponia en una situacion de vulnerabilidad y reforzo su creencia de que lo mejor que podia hacer en ese momento era descansar.

Mientras la senorita Carlyle roncaba en la cubierta de popa, con una pierna desnuda desde la cadera al dedo gordo del pie, el se entretuvo en buscar el radiofaro de emergencia. Lo encontro en un lado del barco, en el lugar que le correspondia, pero cuando lo abrio descubrio que las pilas no solo eran viejas sino que estaban corroidas, lo cual inutilizaba el equipo por completo.

Busco en la caja de supervivencia pilas de recambio, pero las que encontro eran las mismas que habia en el momento de comprar el kit, en 1989. Por supuesto, tampoco podia contarse con ellas.

No le habia mentido a Lola al afirmar que no sabia si alguien lo buscaba. A esas alturas el Pentagono ya debia de saber que estaba ilocalizable, y tambien que un yate habia desaparecido del puerto de Nassau. Pero la posibilidad de que relacionaran ambos hechos era solo una conjetura por su parte. Ademas, en caso de que imaginaran que era el quien dirigia el barco, lo mas probable era que esperasen a que regresara, en lugar de salir a buscarlo. Al menos por el momento. Pero Andre Cosella era otro tema, El si estaria al acecho. El tipo no sabria por donde empezar a buscar, pero seguro que lo buscaria. Ese era el problema con los senores de la droga: si uno les mataba a un hijo se disgustaban mucho. Si Andre encontraba a Max, las cosas se pondrian realmente serias; y mas valia que Lola no supiese nada sobre eso. Dormiria mejor por la noche si su mayor preocupacion seguia siendo como utilizar el espejo de senales.

Un repiqueteo de unas sobre fibra de vidrio procedente de estribor capto su atencion. Ese molesto perro venia hacia el, seguramente con la intencion de rematar el duelo de miradas. Se acerco a la escotilla de la sala de

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