intimidad, sino solo de consuelo, y Em se sintio reconfortada.

Entre los dos solo estaba la verdad.

– Si -asintio Em-. Charlie fue siempre mi mejor amigo y, desde que murio mi abuelo, estabamos muy unidos. Era lo unico que me quedaba.

– ?Cuando murieron tus padres?

– Cuando era muy pequena. Murieron en un accidente de coche, como los padres de Robby.

– ?Por eso te sientes tan cerca de Robby?

La idea la sobresalto. No se le habia ocurrido antes, pero en ese momento penso que podia ser cierto.

– Supongo que si.

– Solo que el no tiene ni un abuelo ni a Charlie para que lo quieran.

– Yo tuve mucha suerte.

– Eso parece -Jonas se sirvio un poco mas de agua Ojala los hubiera conocido.

De pronto, Em tambien deseo que hubiera sido asi. Que hubiera conocido a sus dos entranables ancianos…

– Eran increibles -al recordarlos, el cansancio de sus ojos grises dejo traslucir una sonrisa-. Eran un par de diablos maquinadores y se metian en todos los lios que te puedas imaginar, pero me educaron muy bien.

– Eso lo puedo ver.

Era un cumplido simple y directo, y Em se sonrojo.

– No queria decir que…

– Ya lo se -dio el con dulzura-. Si lo hubieras querido decir, yo no habria dicho nada.

Ella se quedo mirandolo un buen rato… Estaba tumbado cuan largo era sobre la arena, mientras bebia el agua mineral. Su mano cubria todavia la de Emily y estaba contemplando el maravilloso espectaculo de la salida de la luna. No la miraba a ella, y eso la hacia sentirse sola, separada de el, como si Jonas no estuviera alli.

Era una sensacion imposible de describir. Sola, pero no sola. Reconfortada, mas de lo que se habia sentido en anos.

Asi que… no tan sola.

Ese hombre solo iba a estar alli durante un mes, se dijo. Los sentimientos que le afloraban la tenian mas alterada de lo que queria reconocer. El iba a estar tan poco tiempo… Y, despues, ella volveria a estar sola.

– ?Por que viniste a ejercer en Bay Beach? -pregunto Jonas, y ella se sobresalto. Era como si le hubiera leido el pensamiento.

– No tuve eleccion.

– ?Porque tu abuelo y Charlie estaban aqui?

– Por eso y porque me encanta Bay Beach.

– Me da la impresion de que no puede haber mucha vida social aqui.

– No, pero no importa -dijo ella riendo-. Como unico medico no tengo tiempo para la vida social.

– Ahora si lo tienes. Mientras yo este aqui, podras tener algo de tiempo libre.

– Entonces tendre que buscarme un novio -bromeo Em-. Pero solo por un mes, y eso no me parece justo para el chico. Y despues, vuelta a ser el medico y botones para todo, lo que no me dejaria mucho tiempo para el.

Al terminar la frase, el tono de broma se habia esfumado, y en su lugar aparecio un deje amargo en su voz.

– ?Eso te molesta?

– No -Em nego con la cabeza y su trenza dio una sacudida-. No, por lo general, no. Solo que a veces…

– ?Como hoy?

– Como hoy -acepto ella-. Le dije a Claire Fraine que fuera a Blairglen dos semanas antes de la fecha prevista para el parto. Ella dijo que era una tonteria, puesto que sus bebes siempre tardan mucho en nacer, y que tendria tiempo de sobra cuando empezaran las contracciones. ?Y, que crees que paso? Pues que tuve que asistir a un parto de gemelos en plena noche -dijo, mordiendose el labio-. Y casi perdi a uno… No se por que, pero el tocologo de Blairglen solo habia detectado a uno de ellos, asi que esperabamos solamente un bebe y Thomas nacio por sorpresa despues de su hermana, mucho mas grande. Menos mal que llego enseguida el servicio neonatal de urgencia, porque pesaba solamente un kilo y medio y fue pura suerte que no se me muriera.

– No me extrana que estes exhausta.

– Si. No se dan cuenta de que, arriesgandose ellas, me hacen correr riesgos a mi -dijo con amargura-. Bueno, no, eso no es lo que queria decir. Yo no he corrido ningun riesgo.

– Claro que si. Has estado a punto de romperte el corazon por la muerte innecesaria de un bebe -repuso Jonas comprendiendolo todo. Se levanto y la miro unos instantes, luego le tendio las manos. Era el gesto dominante de un hombre acostumbrado a salirse con la suya, y Em, sorprendida, las tomo. El la ayudo a levantarse y, al notar su calida fuerza, ella sintio que le transmitia una extrana sensacion de animo.

?Una sensacion peligrosa?

Jonas no aparentaba haberse dado cuenta.

– He tomado una decision. Lo que necesitas, doctora Mainwaring -le dijo Jonas en tono solemne-, es chapotear en el agua. Y yo soy precisamente la persona que te va a empujar. Quitate las sandalias.

– Si, senor -ella estaba sorprendida, pero dispuesta.

– Yo tambien me quitare los zapatos y los calcetines -con una sonrisa, se agacho para hacerlo-. Y para que lo sepas… esto es todo un privilegio. No hay muchas mujeres por las que me descalzaria.

– ?Sabes? Ya lo habia adivinado.

El alzo la vista para mirarla y sonrio mas aun.

– Claro que lo habias adivinado. No en balde somos socios. Y una mujer necesita saber mucho sobre su socio, aunque vaya a serlo solo durante un mes.

CAPITULO 3

CHAPOTEARON durante mucho tiempo. Se alejaron casi un kilometro de la ciudad sorteando las olas que' rompian sobre la playa. Por fortuna, el busca de Em no sono ni una vez. Era como si la ciudad, que le habia deparado tantos disgustos durante las veinticuatro horas anteriores, se hubiera dado cuenta de que su unico medico estaba al borde del colapso. Em necesitaba ese descanso mucho mas de lo que- se imaginaba.

La luna estaba ya en lo mas alto. Era hora de irse a casa, y Em debia acostarse.

– Pero Anna nunca acuesta a los ninos hasta las nueve -dijo Jonas-. No tiene ningun sentido intentar hablar con ella antes. No nos va a escuchar. Ademas, chapotear es tan bueno para el espiritu como el dormir.

Asi que siguieron andando por la orilla. Muy a pesar de Em, Jonas le habia soltado la mano, y caminaban uno al lado del otro, como dos amigos.

Dos buenos amigos.

Em penso que eran buenos amigos, porque los silencios no eran incomodos. Iban al mismo paso y chapoteaban en el agua a la vez. La sensacion era como un balsamo para la mente atormentada de Em, que sentia que la tension se iba desvaneciendo entre el frescor de las olas.

Era algo especial.

Em guardaba silencio, pero lo absorbia todo. La noche, la agradable sensacion de la espuma entre los dedos y la luz de la luna. Sentia que durante aquel paseo habia logrado librarse de la desesperacion, el cansancio y la soledad. Estaba segura de que, si no nacia ningun bebe ni habia una urgencia, esa noche dormiria como un nino.

Se lo debia a Jonas y le estaba muy agradecida. Cuando llegaron a unas rocas que les cortaban el camino, se volvio hacia el.

– Gracias -le dijo.

– ?Por que? ?Por llevar a una bella mujer a pasear por la playa? -pregunto el, sonriendo-. Ha sido un autentico placer.

«Una bella mujer…».

?Cuanto tiempo hacia que nadie la llamaba asi? Su abuelo lo habia hecho, y tambien Charlie, pero cuando ella solo tenia diez anos. En la facultad de medicina habia tenido un par de novios, pero desde que se habia trasladado

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