Estaban los cuatro sentados en el porche de Rose. Esta habia sacado limonada y se comportaba como la perfecta anfitriona. Se habia quitado las botas de goma y Marcus podia ver el agujero de uno de sus calcetines. Un dedo asomaba por el. Si alguien le hubiera dicho que encontraria erotico el dedo del pie de una mujer, se habria echado a reir.

– ?Que era complicado hacer desde Nueva York? -le pregunto a Ruby. La mujer parecia completamente satisfecha y Darrell, a su lado, tenia el mismo aire de satisfaccion.

– Es sobre tu testamento -contesto Ruby.

– ?Mi testamento?

– El testamento de la tia de Rose. Por el amor de Dios, Marcus, concentrate.

– De acuerdo. El testamento de Hattie. ?Que ocurre?

– Me pediste que lo investigara y, como no habia tiempo de hacerlo antes de la boda, lo hice despues -se volvio hacia Rose-. ?Le dijiste a Marcus que tu tia se sentia confusa durante sus ultimas semanas de vida?

– Yo… si. Estaba un poco confusa. Yo empezaba a preocuparme.

– ?Y sabias que habia otro testamento, uno anterior?

– Si. Me dijo que habia escrito uno, pero eso fue mucho antes de irse a Estados Unidos.

– Por supuesto que si -dijo Ruby, sonriendo ampliamente-. Y lo hemos encontrado. Lo escribio dos anos antes de morir, mucho antes de enfermar. Tambien hemos comprobado sus informes medicos y, ?adivinais lo que hemos encontrado? Marcus tenia razon. Su estado mental no era bueno, pero empeoro mucho en Estados Unidos. Su buen juicio dejo de existir, al menos, seis semanas antes de su muerte. Darrell y yo llevamos aqui dos dias, cotejando las opiniones legales de varios abogados australianos y americanos. Todas coinciden. El nuevo testamento no es valido, Rose. La granja es tuya. Casada o no, Charles no puede hacer nada.

Rose la miraba completamente atonita, sin terminar de comprender.

– ?Es…? ?La granja es mia?

– Eso es. Marcus me dijo que hiciera todo lo posible por darle la vuelta al testamento. El sospechaba esto. De otra forma, nunca se habria casado contigo.

– No, claro que no -dijo Rose mirando inexpresivamente a Marcus.

– Asi que lo unico que teneis que hacer es anular el matrimonio -les dijo Darrell-. Podeis usar el argumento de la no consumacion. A menos que hayais…

– No -lo corto Marcus-. No lo hemos consumado.

– Eso esta bien -intervino Ruby, aunque ya no sonreia-. Me alegra ver que has tenido sentido comun. He traido los formularios de anulacion. Si los firmais, podreis seguir con vuestras vidas como si nada hubiera ocurrido. Marcus, ya no tienes que estar aqui. A menos que quieras tomarte unas vacaciones.

– Esto no se parece mucho a unas vacaciones -contesto el.

– El alojamiento no es de cinco estrellas -murmuro Rose, ruborizandose-. Entonces, ?puedes irte?

– Si -no habia nada mas que decir.

– Tengo que darte las gracias. Has hecho tanto por mi… No se como podria compensarte.

– Mi oferta aun sigue en pie -dijo Marcus. Ruby y Darrell observaban en silencio.

– Si, tu oferta de un matrimonio que me deja fuera.

– No seas ridicula. Si estuvieras preparada para darle una oportunidad…

– ?A que hay que darle una oportunidad? -pregunto Ruby.

– Quiere construirme una mansion aqui. Quiere venir un par de semanas al ano y durante el resto del tiempo quiere que me instale en su apartamento de marmol negro y que mantenga la cama caliente para los veinte minutos al dia que puede pasar conmigo.

– Eso no es justo -dijo Marcus.

– ?Que mas me puedes ofrecer?

– Dirijo un imperio financiero, Rose. ?Que mas quieres?

– A ti -Rose suspiro y se volvio hacia Ruby y Darrell-. ?Teneis que volver a Estados Unidos inmediatamente o puedo ofreceros alojamiento durante algunas noches? Aunque aqui no hay lujos.

– A mi me parece estupendo -dijo Darrell-. No necesito marmol negro.

– Hace anos que no tengo vacaciones -le dijo Ruby a Marcus-. ?Te importa si yo tambien me quedo?

– Yo me voy a casa, pero quedate, no hay problema. Si te gusta el rosa, claro.

Se fue media hora despues de que Harry regresara del colegio. Se sintio incapaz de marcharse sin decirle adios al chico.

– Esperaba que esto durara mas -dijo el muchacho-. Me gustaba cocinar y me ayudabas con los deberes.

– Tus hermanos volveran pronto.

– Si, pero no es lo mismo. Hacias reir a Rose… Podrias hacerlo de nuevo si quisieras, ?no?

– Tengo que irme.

– ?No te vas a despedir de ella?

– Esta ordenando -contesto Marcus.

– Crei que eras un amigo.

– Harry…

– Hasta luego -recogio su mochila y se metio en la casa.

Ruby y Darrell no estaban a la vista. Rose estaba con las vacas. Nadie lo vio irse.

Darrell y Harry se habian ido a la cama y Ruby y Rose se quedaron en el porche.

– ?De verdad te pidio que siguieras casada con el? -pregunto Ruby.

– Ya lo oiste, algo asi. Nunca dijo que me queria. Le gustaba hacer de hada madrina y queria construirme aqui una mansion. Dijo que podria visitarlo, esa fue la palabra que uso, en Nueva York, y quedarme en ese horrible mausoleo que tiene, esperandolo.

– No parece una propuesta muy romantica… Querida, has hecho lo correcto. Tiene que darse cuenta…

– Nunca se dara cuenta.

– A veces ocurren milagros -respondio Ruby-. Por ejemplo, Darrell y yo. El me necesita y yo… despues de prepararte para la boda y ver lo que le estaba ocurriendo a Marcus… Bueno, supongo que baje la guardia. Darrell me llevo a casa despues de la boda y empezamos a hablar. Hablamos y hablamos y hemos estado juntos desde entonces -sonrio suavemente-. Supongo que estaremos juntos para siempre. Es asi de sencillo.

– Pero Marcus no se da cuenta -dijo Rose.

– ?Lo amas?

– Claro que si. Y cuando se lo dije me ofrecio matrimonio. Con sus condiciones.

– Bueno, lo que necesitamos es un plan.

– ?Un plan? Pero Ruby…

– ?No te iras a echar atras ahora? Ademas, aun no hemos anulado el matrimonio.

– De acuerdo. ?Cual es el plan?

– El silencio. Marcus ha probado algo que ni siquiera sabia que existiera. Dejemos que piense en ello.

Capitulo 11

Pasaron dos semanas. Tres. -?Cuanto puede durar el silencio? -pregunto Rose, y Ruby dejo por un instante su primer intento de ordenar una vaca.

– Todo el tiempo que sea necesario. Ten paciencia.

Marcus no daba credito. El servicio telefonico estaba fuera de servicio. Ordeno a todos sus empleados que contactaran con las autoridades de telecomunicaciones en Australia, pero sin exito. Ademas, Ruby habia apagado su telefono movil. Su ayudante le habia enviado un fax desde la oficina de correos diciendo que se iba a tomar un mes de vacaciones y que queria aprender a ordenar. Genial.

Finalmente decidio ir a Tiffany's en la hora del almuerzo y, despues de observar con detenimiento las vitrinas, compro un anillo con un diamante. Un diamante perfecto y carisimo. Lo envio por correo urgente con una nota: Para mi Cenicienta. Por favor, reconsideralo.

Unos dias despues, sin embargo, el anillo regreso a el con otra nota: No soy Cenicienta, soy solo yo. Te

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