se detuvo. Toda la gente empezo a salir. Debia de ser una especie de terminal.

– ?En donde estamos? -trato de mantenerse cerca de Quin cuando todas las personas que tenian aspecto de turistas fueron asediadas por comerciantes que intentaban vender sus artesanias de vivos colores.

– En Ollantaytambo…

– ?Has oido hablar de este lugar?

– Es uno de los lugares de mi lista para visitar -su entusiasmo afloro al recordar las lecturas que habia hecho sobre el pueblo, en el cual aun habia muchos habitantes y cuyas casas y calles estaban preservadas e identicas a como los incas las abandonaron cuando huyeron de los espanoles.

– Me temo que ahora no hay tiempo -advirtio Quin como si ya reconociera el ansia que ilumino de pronto los ojos de la chica-. Dentro de poco tomaremos el tren a Machu Picchu.

– Entonces vendre manana -sonrio Bliss, animada Se prometio que al dia siguiente iria a Ollantaytambo, veria la ciudad, las espectaculares terrazas agricolas sobre las que tanto leyo y el puesto de observacion que parecia haber sido construido en medio de una montana En un gesto impulsivo, le compro a una mujer un adorno para colgar en la pared.

– ?Que haras con eso? -bromeo Quin cuando se dirigieron a la estacion de tren.

Bliss no estaba muy segura. Su cuarto en Inglaterra estaba decorado en tonos pastel, y el rojo, el amarillo y el morado del adorno desentonarian de inmediato.

– Ya se me ocurrira algo -rio y lo doblo con mucho cuidado para meterlo en su enorme bolsa de lona.

– Es una bolsa demasiado grande para una mujer tan pequena como tu -observo Quin.

?Pequena? Bliss media uno setenta sin tacones.

– Dentro tengo mi comida -explico, a la defensiva.

– ?Ah! -exclamo el y Bliss tuvo que volver a reir. Fue obvio, por la expresion de Quin, que el no penso en llevar comida.

El tren, con sus vagones pintados de naranja y amarillo, llego a la estacion y ambos entraron en uno de los compartimentos. Los asientos solo estaban colocados en una direccion, como si fuera un autobus. Y Bliss no objeto cuando Quin se sento a su lado.

Charlaron de manera amena mientras esperaban que el tren iniciara el viaje. Al mediodia, el tren se puso en marcha y Quin guardo silencio adivinando que Bliss no queria perderse de ningun detalle.

Media hora despues, Bliss noto que la vegetacion estaba cambiando.

– Hay mas arboles aqui -le comento a Quin.

– Aqui empieza la selva tropical -explico el y Bliss volvio a prestar atencion a la ventana.

Desvio la mirada al otro lado del vagon y se dio cuenta de que el rio Urubamba estaba lleno de espuma, debido a que cruzaba un terreno accidentado. Despues de chapotear entre las rocas, volvio a fluir y Bliss tambien se relajo y se dejo absorber de nuevo por lo que la rodeaba.

Le parecio increible, pues Quin escogio ese preciso momento para iniciar la charla otra vez, como si le leyera la mente y supiera que estaba de humor para charlar.

– Supongo que este no es tu primer viaje al extranjero.

– No lo es, pero nunca habia viajado tan lejos -senalo la chica.

– Es evidente que hasta ahora has gozado de todo lo que has visto.

– Tal vez es hora de que sea mas mundana -estaba muy a gusto con su personalidad, pero tambien era consciente de que Quin era muy elegante. Y apostaba a que Paloma Oreja tambien lo era.

Pensaba que en realidad, no queria parecerse a Paloma Oreja, cuando Quin la sorprendio mucho y la complacio al comentarle, mientras observaba su rostro muy poco maquillado:

– Parte de tu encanto, Bliss, es precisamente tu forma de ser.

– ?De veras? -pregunto con cautela, pues no estaba segura de que no intentaba molestarla al hacer semejante comentario.

– Creemelo -parecia sincero y le ofrecio su deslumbrante sonrisa. Bliss de pronto hallo algo de gran interes que observo con detenimiento, para asi poder desviar la mirada y no seguir viendolo a el.

A la una y media, Quin se levanto y regreso con un paquete de emparedados y un par de refrescos. Bliss tuvo que sonreir. Tal vez el habia olvidado llevar su comida desde el hotel, mas por nada del mundo pensaba morirse de hambre. Ella recibio uno de los refrescos y saco de su bolsa lo que le habian preparado en el hotel.

Era la primera vez que comia en un tren y lo disfruto mucho.

– Ire al tocador -le anuncio a Quin. Este se puso de pie para dejarla pasar, y cuando Bliss le rozo el pecho con el hombro, se percato de que si debia parecerle pequena a un hombre tan alto como el.

Se alegro de poder estirar las piernas. Al volver a su asiento descubrio que ya faltaba poco para llegar. El tren paso por dos tuneles y justo a las dos y diez llego a la estacion de Machu Picchu.

Bliss empezo a emocionarse mucho. Alli estaba, en Machu Picchu, la ciudad que el mundo desconocio hasta 1911, a pesar de que los indigenas de la zona sabian de su existencia.

Supuso que habria podido arreglarselas muy bien sola. Pero era mucho mas agradable estar con alguien que ya habia visitado las ruinas antes. Como Machu Picchu estaba en lo alto de la montana, solo habia una manera de subir.

Fue asediada por un nuevo grupo de vendedores y Quin la tomo del brazo.

– Por aqui -senalo el. Pronto se unieron a otros viajeros que hacian fila para subirse a unos minibuses de veinticuatro asientos, que los llevarian por la peligrosa y zigzagueante ruta a la ciudad.

Bliss se aferro a su asiento mientras el minibus subia por la tortuosa via. Al llegar a su destino, Quin bajo primero y ayudo a Bliss a hacerlo.

– ?Esta bien? -inquirio al tomarla con firmeza de la mano y mirar la con detenimiento a los ojos.

Bliss sabia que estaba muy emocionada por todo lo que estaba presenciando, y no deseaba que ahora Quin le recordara lo enferma que estuvo. Habia mucho que ver y no queria perderse de nada antes que tuvieran que bajar para tomar de nuevo el tren.

– Nunca estuve mejor -declaro.

Quin la estudio unos momentos mas y Bliss decidio que seria magnanima y que le permitirla que llevara su bolsa.

– ?Que te gustaria ver primero?

– Todo -rio y lo oyo reir a su vez.

Las ruinas de Machu Picchu estaban situadas en medio de dos picos. El de Machu Picchu, que en quechua, una de las lenguas habladas en Peru significa Montana Vieja, y el de Huayna Picchu, que significa Montana Joven. Las ruinas fueron descubiertas por un profesor y senador estadounidense; durante dos horas Bliss camino, admiro y escalo el descubrimiento del doctor Bingham.

Esas dos horas nunca serian suficientes para admirar las terrazas agricolas, los templos, las casas, la seccion industrial, las fuentes construidas como escalones, todo lo cual se alzaba setecientos metros arriba del valle Urubamba.

Una vez, Bliss tropezo y Quin la atrapo con rapidez del brazo.

– Calma -susurro el y la miro con sus ojos grises y serios. Bliss sentia que estaba un poco sonrojada por el esfuerzo y, como habia perdido el aliento en ese instante, no objeto cuando el la hizo descansar unos momentos.

– ?Es ese el camino por el que subimos en el autobus? -le pregunto ella al mirar el camino lleno de curvas que estaba en un costado de la montana y que tenia un aspecto muy moderno, comparado con las ruinas que los rodeaban.

– ?Ya tienes ganas de bajar? -bromeo Quin e indico que el trayecto de bajada seria mucho mas emocionante y aterrador que el de subida.

Con tanto que ver y con turistas dispersos por todas partes, a Bliss no le sorprendio estar sola de pronto con Quin, al llegar a una torre de control.

Estaba admirando el bloque de granito de la torre cuando de pronto fue atacada por una tos subita que no pudo controlar. Quin la observaba con el mayor de los cuidados.

– ?Es ese el rio… Urubamba? -Bliss trato de desviar la atencion de si misma al senalar la corriente que estaba abajo. Sin embargo, no logro su objetivo, pues tosio mientras le hizo la pregunta a Quin.

– No hables mas -indico el con calma-. Trata de relajarte -la sorprendio al acercarse y ofrecerle el beneficio de apoyarse en su viril pecho.

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