Capitulo 5

Bliss durmio muy bien esa noche, pero cuando desperto a la manana siguiente aun se sentia cansada. Tardo mas de lo acostumbrado en levantarse y descubrio que tenia que hacer un gran esfuerzo para arreglarse.

Se bano, se vistio y trato de concentrarse en su visita a la ciudad inca de Ollantaytambo, pero descubrio que ya no sentia ningun entusiasmo por ir.

Bajo a desayunar, perpleja. No sabia donde estaban la energia y el animo que sintio el dia anterior al estar en Ollantaytambo. Entro en el restaurante del hotel y vio a Quin que tomaba una taza de cafe. Ya habia terminado de desayunar.

Hacia unos dias, Bliss lo habria ignorado y habria ido a otra mesa. Sin embargo, ese hombre le agradaba mucho ahora. Se acerco a su mesa. Como el ya la habia visto, se puso de pie para saludarla.

– Buenos dias -saludo Bliss-. ?Puedo sentarme contigo? -inquirio, repitiendo la pregunta que Quin le hizo el dia anterior.

La respuesta que el le dio fue acercarle una silla. No obstante, muy pronto Bliss deseo haberlo dejado terminar de desayunar solo. Pues pronto Quin noto que Bliss solo tomo cafe y jugo de fruta, y empezo a hacer comentarios al respecto.

– ?No tienes hambre esta manana?

– A veces me pasa -nego con la cabeza y penso que eso terminaria con el asunto. Pero Quin Quintero prosiguio con el interrogatorio.

– Esta costumbre de no siempre querer desayunar es muy reciente insistio con expresion adusta.

– ?Reciente? -no lo entendia en absoluto. Algunas personas tomaban un gran desayuno y otras no.

– Desde tu enfermedad -aclaro.

– ?Demonios! -exclamo Bliss. No queria que nadie la molestara-. Muchas personas no desayunan. Para esa gente el pensar en comer algo antes del mediodia es un absurdo. De cualquier modo…

– Sin embargo, yo te he visto comer y disfrutar un plato de huevos revueltos con jamon muy temprano -la interrumpio.

Bliss lo observo con fijeza.

– Bueno, pues hoy no tengo hambre -lo desafio. Como Quin no hizo otro comentario y como el dia anterior Bliss paso un dia muy agradable a su lado, no queria discutir con el. Asi que le explico-: No suelo tener apetito cuando ceno mucho la noche anterior.

– Pero anoche no cenaste -le recordo. Bliss se maldijo y, demasiado tarde, recordo que tampoco tuvo hambre la noche anterior. Mas ya estaba harta de ese interrogatorio. Quin Quintero ya no le agradaba tanto como antes.

– Mira… -empezo a decir, pero el la interrumpio de inmediato.

– ?Dormiste bien?

– No es un asunto de tu incumbencia, pero dormi muy bien -estaba bastante molesta. Sin embargo, su feminidad la obligo a preguntarle, cuando el tan solo siguio contemplandola sin decir nada-: ?Tengo muy mal aspecto?

Los ojos grises, que ya la habian examinado muy bien, volvieron a recorrer la piel palida y perfecta.

– Estas hermosa y lo sabes -contesto y la sorprendio. Aunque la dureza de su voz aclaro que el comentario no era un halago.

– Entonces debo de haber dormido bien -repuso Bliss con frialdad. Decidio que ya habian hablado suficiente de ella, asi que termino su cafe y empezo a recoger sus cosas-. Estoy retrasada esta manana -trato de charlar con naturalidad y fingio un entusiasmo que no sentia-. Debo ir a la recepcion para ver como puedo visitar Ollantaytambo -alzo la cabeza y vio que Quin movia la cabeza de lado a lado-. ?Por que estas negando con la cabeza? -inquirio con ligera acidez.

– Ya has visto demasiadas ruinas arqueologicas -fue frio-. Hoy descansaras -decreto.

Bliss se quedo boquiabierta. No pudo creer que era verdad lo que oyo.

– ?Que? -estaba incredula mientras trataba de asimilar que ese hombre, ese hombre, el amigo de su cunado, habia hablado en serio. ?Acaso se atrevia a creer que podia decidir por ella lo que Bliss podia o no podia hacer?

Se asombro aun mas cuando el no parecio intimidarse y repitio sus palabras con exactitud. Ignorando el hecho de que ella todavia estaba perpleja, sugirio:

– Mirate en un espejo, estas muy palida y con los ojos muy grandes No creo que…

– ?Siempre he tenido los ojos grandes y la cara palida! -corto Bliss con enojo. ?Que tipo! ?Quien rayos creia que era para ordenarle que ese dia descansara?-. Siempre he… -el no la dejo terminar esta vez.

– … sido necia -concluyo.

– ?En absoluto! -exclamo-. Lei muchos libros sobre el Peru antes de venir y hay muchos lugares que quiero ver antes de…

– ?Hace cuanto tiempo llegaste de Inglaterra? -la volvio a interrumpir para cuestionarla.

– Nueve… no, diez dias -calculo Bliss y ni siquiera estaba segura de que esa fuera la cifra correcta. Claro que esa no era la cuestion. La cuestion era que…

– ?Y cuantos dias has descansado? -volvio a inquirir Quin Quintero.

Vaya, como si Bliss tuviera tiempo para descansar cuando habia tanto que ver. Podria descansar cuando volviera a casa, por el amor de Dios.

– No hay tiempo -le aseguro la chica-. Lo que pasa…

– Tomando en cuenta que hace cuatro meses estabas enferma de gravedad y luchando por no morir, ?no te parece que es prudente tomarte un dia de descanso? -prosiguio Quin, y Bliss se percato de que su cunado debio hacerle una descripcion y explicacion muy completa de quien era ella.

– Mira, Quin -Bliss intento de nuevo hacerlo entender. Mientras que, por una parte, estaba sorprendida consigo misma por seguir distiendo algo que no se ponia a discusion, recordo, por otra parte, la amabilidad con la que Quin la dejo apoyarse en el para que se le pasara la tos. Eso disminuyo bastante su enfado-. Mira, tengo diez dias mas antes de volver a Lima para tomar el avion a Inglaterra, y todavia no he hecho ni visto la mitad de lo que quiero ver antes de volver -mientras Quin la observaba con fijeza, enumero-: Tengo que ir a Trujillo, en el norte, para ver las Huacas del Sol y de la Luna, y me he prometido ir a la ciudad blanca de Arequipa en el sur. Y es inaceptable que vuelva a mi pais sin conocer las lineas de Nazca.

– Parece que tienes un programa completo, Bliss -comento Quin con naturalidad.

Bliss sonrio. No le menciono que aun tenia que hallar tiempo para visitar a Erith y Dom en Jahara, antes de regresar a casa. No obstante, Quin parecio entender que ella no podia descansar ni un momento si queria completar su itinerario, asi que ella se alegro de haberle explicado las cosas en vez de tan solo marcharse… como deseo hacerlo al principio.

Sabia que estaba muy cansada y que la culpa era suya. Ademas de que el pelear con Quin no la ayudo a conservar su energia. Sin embargo, fue magnanima en su victoria y le sonrio al murmurar:

– Como veras, Quin, no tengo tiempo para descansar antes de volver a mi pais.

Quin tambien sonrio y le resulto muy agradable a Bliss cuando inquirio:

– ?Y estas totalmente decidida a ir a Ollantaytambo hoy?

A Bliss le encantaba la sonrisa de el y, aunque su entusiasmo por la visita aun no retornaba, ignoro el hecho de que, para ser sincera, no tenia muchos deseos de subir la empinada e ineludible ladera cuando estuviera en Ollantaytambo. Claro que ahora por nada del mundo se retractaria.

– Por supuesto -anadio con amabilidad-. Tengo muchos deseos de ir.

Quin la contemplo durante unos segundos mas y le devolvio la sonrisa al reclinarse sobre el respaldo de su silla.

– Pues es una lastima -comento.

– ?Una lastima? -ella ladeo la cabeza-. Creo que no se que quieres decir.

– Entonces, permiteme darte una explicacion -algo en su tono de voz la preocupo de inmediato-. Esta insistiendo en visitar Ollantaytambo, senorita, y yo insisto en que no lo haga.

– ?Insistes…? -exclamo Bliss, muy consciente de que de nuevo era la “senorita”.

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