como Dom esta tan preocupado como su esposa de que de nuevo exageres tus actividades, le propuse llevarte conmigo a Paracas, donde podras descansar y recuperar tus…

– ?No ire a Paracas contigo! -se enojo Bliss.

– Te prometo que te agradara el lugar -aseguro Quin sin intimidarse en absoluto.

– No sera asi… porque no ire -de nuevo quiso atacarlo fisicamente, antes de que Quin le recordara cual era la otra opcion.

– ?No parece que Dom y Erith ya tienen suficientes preocupaciones por ahora?

– ?Esto es una injusticia! -frustrada, sabia que estaba perdiendo terreno y que su ira ya empezaba a disminuir-. ?Por que tengo que ir a… Paracas? Te podria dar mi palabra de que no voy a caer enferma ni a excederme en mis visitas. Podria… -se detuvo al pensar que en vez de decirle lo que ella podia hacer, le sugeriria lo que el a su vez podia hacer. Pero en ese momento Quin, quien poseia mas encanto de lo que era justo que un hombre poseyera, uso ese preciso instante para ponerlo en practica.

– Claro -sonrio, deslumbrandola-, si te portas bien, yo personalmente me hare cargo de que sobrevueles las lineas de Nazca.

El sabia que no podia haber comentado nada mas atinado para desviar la atencion de Bliss. Las lineas de Nazca eran las misteriosas y enormes lineas que estaban en el desierto entre Palpa, Nazca y Porona. Las lineas fueron trazadas por un pueblo desconocido hacia cuatro o cinco mil anos y la mejor manera de verlas era sobrevolandolas desde un avion.

– Yo… -la emocion al pensar en ver algo semejante empezo a invadir a Bliss. Se interrumpio. No queria ir a Paracas-. ?Acaso se encuentra Nazca cerca de donde vives? -hizo tiempo y de pronto se sintio confundida. Estaba segura de no querer quedarse en el hogar de Quin, pero, al mismo tiempo la emocionaba hacer precisamente eso.

– Nazca esta mas cerca de Paracas que de Cuzco -contesto, y anadio como si la cuestion ya estuviera resuelta-. Disculpame, Bliss. Ire a reservar nuestro vuelo hasta Pisco -se levanto de la mesa mientras ella lo contemplaba, pasmada por la impresion-. Si quieres hacer tu maleta mientras tanto, podriamos estar en Paracas a tiempo para comer.

– No… -pero Quin ya salia del restaurante y Bliss se quedo con la palabra en la boca.

Se quedo en su sitio cinco minutos mas… rebelandose. No iria a Paracas bajo ningun concepto. ?Por que tenia que hacerlo? ?Por que…? Claro que se tranquilizo bastante al pensar en Erith. Queria mucho a su hermana y no deseaba entrometerse en su luna de miel. Pero el hecho de que la madre de Dom estuviera muy enferma habia ocasionado que Dom y Erith tuvieran que marcharse con rapidez de Jahara… lo cual ya era malo, de por si. Asi que no era justo que ahora, cuando Erith y su esposo ya tenian un gran problema, Quin llamara a Erith para contarle en detalle la tos y la palidez de Bliss.

Uno pensaria que Quin tendria el suficiente tacto para no llamar a Erith en un momento como este, medito Bliss, molesta, mientras salia del restaurante. Pero como Quin fue muy contundente y ella no queria bajo ningun motivo que se comunicara con Erith, no veia que otra cosa podia hacer mas que acatar sus ordenes.

Asi que Bliss no fue a la recepcion a ver como podia llegar a Ollantaytambo, sino a su cuarto. Saco su maleta y empezo a hacer su equipaje. Tuvo que recordarse una y otra vez que no queria preocupar a Erith ni a Dom y que esa era la unica razon por la que estaba aceptando la sugerencia de Quin Quintero.

Maldito Quin y su promesa hecha a Dom de que la cuidaria si no la veia con buena salud. Estaba furiosa por hacer algo que no estaba en sus planes. Claro que estaba la promesa de ver Nazca… Bliss la ignoro mientras sacaba su libreta telefonica, por ningun otro motivo mas que el de no aceptar terminantes ordenes de Quin Quintero. Marco el numero de Jahara para comunicarse con su hermana.

– Con la senora de Zarmoza, por favor -pidio cuando alguien le contesto. Y cualquier esperanza de que Quin Quintero hubiera entendido mal desaparecio cuando, en vez de ser Erith la que hablara con ella, contesto una mujer que Bliss supuso era el ama de llaves. Esta empezo a hablar en espanol durante largo rato. Bliss no entendio nada pero sintio que era una explicacion de por que su hermana no estaba alli en ese momento-. Gracias -eso fue todo lo que se le ocurrio decir cuando la mujer se detuvo para recobrar el aliento.

– De nada -contesto la otra mujer y Bliss oyo que colgaba.

Vaya. Bliss puso el auricular en su sitio y se dio cuenta de que tal vez era bueno que Erith ya se hubiera marchado. Bliss no habria querido preocuparla al decirle que le quitara a ese sabueso de Quintero de encima. Asi que, ademas de asegurarle a Erith que estaba bien y que esperaba que su suegra estuviera mejor de salud cuando aquella llegara a Francia, Bliss se dio cuenta de que no habria tenido mucho objeto hacer la llamada.

Querida Erith, penso. Sin embargo, deseo que Dom no le hubiera pedido a Quin que la cuidara, ni que se tomara tan en serio su promesa como para no dejar de vigilarla ni un solo segundo.

“Ire a Paracas”, penso con resignacion. Claro que no se quedaria en cama un par de dias como Quin indico. Estaba tratando de rehacer su programa de viaje y pensando que tal vez podria verlo todo, cuando alguien llamo a la puerta. Fue a abrir.

Quin Quintero estaba en el umbral, alto, fornido y, en otras circunstancias, muy guapo, tuvo que reconocer Bliss. Tenia su portafolios en la mano y su maleta a sus pies.

– ?Estas lista? -inquirio y la vio a los ojos.

Bliss no era nada mala perdedora, pero le parecio muy dificil no empezar a enfadarse con el.

– ?Nos vamos ahora? -trago saliva. Lo vio asentir. Sin decir nada mas, se volvio y fue a buscar su equipaje.

No obstante, fue Quin quien llevo la maleta de ella hasta el ascensor, el quien la cargo al salir de alli y el quien pago la cuenta de ella en el hotel. Bliss se entero de lo ultimo al llegar a la recepcion y ser informada de que el senor Quintero saldo su cuenta al saldar la de el.

– Puedes devolvermelo despues -comento al verla meter la mano en su bolso. Era obvio que ya queria irse del hotel.

– Me encantaria hacerlo -vaya, como disfrutaria devolverle esa sucia jugada a ese cerdo arrogante.

Quin Quintero fue muy cortes mientras iban al aeropuerto de Cuzco en taxi. Una vez alla, Bliss descubrio que era una avioneta privada la que los llevaria a Pisco. Solo cuando se acomodo en el asiento reconocio que estaba cansada. Miro por la ventanilla mientras esperaban las instrucciones de la torre de control. Aunque odiaba que Quin la hubiera obligado a acompanarlo y detestaba el hecho de no estar a cargo de su propia vida, se dio cuenta de que le haria bien descansar un dia para recargar sus baterias. Claro que nunca lo confesaria, y menos a el.

No tardaron mucho en llegar a Pisco. Bliss empezo a darse cuenta de que Quin debia ser muy rico para haber alquilado la avioneta, y confirmo sus sospechas cuando el la condujo a la limousine que los esperaba en el aeropuerto. Era obvio que Quin la habia dejado estacionada alli.

Bliss miro a su alrededor mientras Quin conducia y se alejaban de pisco. Pronto estuvieron en Paracas y de inmediato Bliss noto la marcada diferencia que existia entre la region costera y Cuzco.

Suponia que estarian en las afueras de Paracas, cuando Quin metio el auto entre un par de enormes rejas de hierro forjado. Condujo por una avenida de palmeras y se estaciono frente a una amplia casa de un solo piso.

De inmediato, un sirviente salio por la puerta principal. Quin salio del auto y, despues de comentarle algo al hombre, fue a abrir el portaequipaje.

El sirviente llevaba las maletas a la casa, cuando Quin se acerco a abrirle la puerta del auto a Bliss. Esta no tuvo mas alternativa que salir.

– Espero que disfrutes el ser mi huesped -expreso Quin, formal. Bliss lo miro de modo revelador… no se quedaria mucho tiempo.

Capitulo 6

Era viernes y el sol brillaba cuando Bliss desperto. Se sento y contemplo el elegante cuarto que ocupaba desde el martes. Se dio cuenta, con una fuerte impresion, de que hacia tres dias que vivia en casa de Quin.

Bliss salio de la casa y fue al bano. No habia tenido intenciones de permanecer alli. De hecho, se habria opuesto de inmediato a Quin si este le hubiera siquiera sugerido que se quedara mas de una noche alli.

Вы читаете Viaje de descubrimiento
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×