Puso en orden sus asuntos -que pudo comprobar que se encontraban en buenas manos- y se dispuso a dormir unos cuantos anos mas.

***

7 de mayo de 1993.

– ?Vaya, me alegro! -fueron sus primeras palabras, al abrir los ojos-. Sigue usted siendo mi secretario.

– En efecto, senor…

– ?Donde estamos, si puede saberse?

– En su propia casa, senor… Hace tres anos hicimos instalar su camara de hibernacion en la nueva casa que me permiti el lujo de hacer construir para usted.

– ?Vaya, eso es comodidad!…

– ?Quiere usted verla?

– Naturalmente.

Se levanto y se sintio joven. Los ciento seis anos no parecian pesarle mas que los ligeros zapatos de cuero sintetico con que le calzo su secretario. Incluso llego a sentir…

Bien, pero eso fue luego de visitar la casa, el extraordinario palacio que le habian hecho construir. Lo encontro, ?como diriamos?, un poco vacio. Salones y mas salones, jardines y piscinas, huertos hidroponicos y maquinas ciberneticas para cubrir todas sus necesidades… menos una.

Una mujer. ?Eso! Necesitaba una mujer, para compartir aquellas maravillas. Solo que no podia hacer la peticion asi, de repente. Le parecia un poco impropio.

– Supongo que terminaron las guerras.

– Afortunadamente, senor… Ahora hemos resuelto el asunto de un modo mas humano. La gente emigra.

– ?A donde?

– A Venus, a Marte… Se esta instalando una ciudad de emigrantes en Jupiter.

– Me alegro… ?Y nuestros negocios?

– Inmejorables. Somos nosotros, la Yannakmond inc. quienes estamos encargados de construir esa ciudad.

– ?Beneficios?

– Unos ochenta mil millones de dolares. Estamos haciendo tambien la campana de emigracion. Y tenemos la exclusiva de venta de toda la materia prima y de todos los productos que se exporten a Jupiter-ville.

– ?Esplendido! Le subire el sueldo.

– Ya me lo subi yo mismo, senor, gracias…

– ?Vive usted bien? ?Necesita algo que yo pueda?…

– Nada, senor, gracias…

– Yo, en cambio…

– Diga, senor…

– No se, creo que esta casa esta muy solitaria. Necesitaria…

– ?Una esposa, senor?

– ?Eso!… ?Ha tenido usted una buena idea! Habra que salir, conocer gente…

– Si usted quiere, senor, eso no sera necesario. Podemos ponernos inmediatamente en comunicacion con nuestra agencia total.

– ?Nuestra?

– Es uno de nuestros negocios.

– Esta bien, veamos.

Por los videos estereoscopicos se pusieron en comunicacion con las oficinas de la Yannagenz Ltd. en Leopoldville. Los agentes fueron extremadamente amables con el jefe maximo y desearon complacerle en todo.

– Digamos como la desea, senor…

– Bien… No se… Joven, bonita, complaciente…

– ?Grupo sanguineo?

– No importa, no voy a bebermela.

– Creo que tenemos lo que usted necesita. Una pregunta, ?matrimonio temporal o permanente?

Yannakopoulos habia nacido en 1887 y era un hombre de costumbres. Por eso contesto inmediatamente, casi enfadado:

– i Permanente, claro!

– Yo le aconsejaria, senor… -dijo el secretario.

– ?No me aconseje!

Tres dias despues, los medicos analizaron y repusieron la cantidad de hormonas necesarias para que Yannakopoulos pudiera ser un esposo feliz a sus ciento seis anos.

Y una semana despues, la esposa -que el millonario habia contemplado por la pantalla en todas sus facetas, con todos sus vestidos y aun sin vestidos- llego en el cohete de Kiel y se celebro la boda.

Quince dias despues, Rossie comenzo a mostrar su caracter. Un mes despues, Yannakopoulos hizo llamar a su secretario.

– Anuleme el matrimonio.

– ?Pero senor, eso es imposible!…

– ?Quiere decir que no puedo?

– Usted mismo lo eligio, senor. Lo dijo bien claro: permanente. Quise advertirle.

– Un momento. ?Me protegen las leyes o no?

– No, senor. En esto, no.

– Muy bien, amigo. Yo no soporto mas a esta mujer. Voy a hibernarme. Cuando las leyes protejan mi situacion, despierteme.

– Hare lo que pueda, senor…

***

23 de noviembre de 2020.

– ?No puede ser! ?Veintisiete anos para conseguir una reforma de la ley…

– No se ha reformado, senor -interrumpio el anciano secretario-. Simplemente, tarde veintisiete anos en convencer a Rossie, ?a la senora, perdon!, para que emigrase a nuestras posesiones de Pluton… Se aferraba a la vida en la Tierra, hasta que comprobo que la casa estaba pasada de moda…

– Pasada de moda, ?eh?… ?Y por que no la ha mandado reformar usted? ?Por que no la ha puesto al dia?

– Por dos motivos, senor… Primero, porque ya soy viejo y me aferro a las tradiciones. ?No puedo acostumbrarme a los robots que lo hacen todo! ?No puedo dejar de hacer siquiera sea algo sin importancia!…

– Tiene usted mis negocios. Hay que cuidarlos…

El anciano secretario aparto la mirada de los ojos de Yannakopoulos.

– ?Que ocurre con mis negocios?

– Esta usted…

– ?No! iArruinado, no!

– Bien, senor, no precisamente arruinado… Solo que su fortuna esta totalmente fuera de control.

– Expliqueme eso.

– Vera usted, senor… En mil novecientos noventa y nueve, seis anos despues de su ultima hibernacion, el Gobierno interplanetario prohibio las fugas de capital y el control de aquellos intereses que se encontrasen fuera del area de fiscalizacion cibernetica.

– No le entiendo.

– Es muy facil, senor… Las areas de control se encuentran bajo el dominio de las entidades bancarias reboticas de cada sector llamado financiarlo, dentro del sistema solar…

– ?Y eso que es?

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