que pudiera escapar, Doakes extendio su mano derecha (una garra metalica reluciente, de hecho) e impidio que estas lo hicieran.

—Gracias —dije, y avance vacilante un paso. Pero el no se movio, ni siquiera parpadeo, y no se me ocurria otra forma de pasar que derribarle.

Doakes siguio clavando en mi su mirada imperterrita, rezumante de odio, y extrajo una cosita plateada del tamano de un libro de tapa dura. La abrio y revelo que era un pequeno ordenador portatil o PDA, y sin dejar de mirarme lo toco con su garra.

—Dejalo en mi escritorio —ordeno una voz masculina deslavazada desde el PDA, y Doakes rugio un poco mas y tecleo de nuevo—. Solo, con dos terrones —anuncio la voz, y Doakes toco otra tecla—. Que tengas un buen dia —dijo, con una agradable voz de baritono que habria podido pertenecer a un hombre blanco norteamericano, gordo y feliz, en lugar de a este reluciente cyborg siniestro empenado en vengarse.

Cuando por fin tuvo que desviar la vista para mirar el teclado del objeto que sostenia en la garra, y despues de contemplar un momento lo que debia ser un monton de frases pregrabadas, encontro el boton correcto.

—Te sigo vigilando —insistio la risuena voz de baritono, y el tono alegre y positivo tendria que haberme regocijado, pero el hecho de que fuera Doakes quien lo estuviera diciendo por poderes estropeaba en parte el efecto.

—Eso es muy tranquilizador —conteste— ?Le importaria vigilarme mientras salgo del ascensor?

Por un momento dio la impresion de que si le importaba, y movio la garra de nuevo hacia el tablero. Pero entonces, recordo que no habia funcionado demasiado bien cuando habia tecleado sin mirar, de modo que bajo la vista, oprimio un boton y me miro mientras la alegre voz decia, «Cabronazo», en un tono que conseguia que sonara como «donut de mermelada». Al menos, se movio un poco para dejarme pasar.

—Gracias —dije, y como a veces no soy una persona muy agradable, anadi—: Y lo dejare sobre su escritorio. Solo, con dos terrones. Que tenga un buen dia.

Pase de largo y me aleje por el pasillo, pero senti sus ojos clavados en mi hasta que llegue a mi cubiculo.

5

La odisea de la jornada laboral habia sido como una pesadilla, desde quedarme sin donuts por la manana hasta el terrorifico encuentro con los restos del sargento Doakes, en su version realzada vocalmente. Aun asi, nada me habia preparado para la sorpresa que me esperaba en casa.

Habia sonado con el resplandor calido y difuso de una buena cena, y un rato de esparcimiento con Cody y Astor, tal vez jugar al escondite en el patio antes de la cena. Pero cuando aparque delante de casa de Rita (ahora tambien Mi Casa, aunque aun no me habia acostumbrado), me sorprendio ver las dos pequenas y desgrenadas cabezas sentadas en el patio delantero, al parecer esperandome. Como yo sabia muy bien que estaban echando Bob Esponja en la tele en aquel mismo momento, no se me ocurrio que estaban haciendo alli, en lugar de estar apalancados delante de la pantalla. Por lo tanto, baje del coche con una creciente sensacion de alarma y me acerque a ellos.

—Saludos, ciudadanos —dije. Me miraron con expresion contrita, pero sin decir nada. Eso era lo que cabia esperar de Cody, quien nunca pronunciaba mas de cuatro palabras seguidas. Pero en el caso de Astor era alarmante, puesto que habia heredado el talento de su madre para la respiracion circular, lo cual les permitia a ambas hablar sin parar para tomar aire, y verla sentada alli enmudecida era algo casi sin precedentes. De modo que cambie de idioma y probe de nuevo.

—?Que hay de nuevo, eh? —les pregunte.

—Que te vayas a hacer caca —dijo Cody, o al menos eso crei escuchar. Pero como mi entrenamiento no me habia preparado para responder a algo ni remotamente similar a eso, mire a Astor, con la esperanza de que me procurara una pista sobre como reaccionar.

—Mama dijo que podiamos ir a buscar una pizza, pero tu te puedes ir a hacer caca, y no queremos que te vayas, de modo que salimos a avisarte. No te vas a marchar, ?verdad, Dexter?

Me alivio un poco saber que habia entendido bien a Cody, aunque eso significaba que ahora deberia dilucidar el significado de «irme a hacer caca». ?Habia dicho Rita eso? ?Significaba que yo habia hecho algo muy malo y no me habia enterado? No me parecia justo: me gusta recordar y refocilarme en mis maldades. Y un dia despues de la luna de miel… ?No era un poco repentino?

—Por lo que yo se, no pensaba salir —dije—. ?Estais seguros de que esas fueron las palabras de mama?

Asintieron al unisono.

—Aja. Dijo que te llevarias una sorpresa.

—Estaba en lo cierto —replique, y no me parecio justo. Estaba perdido por completo—. Vamos, le diremos que no me voy.

Me cogieron cada uno de una mano y entramos.

La atmosfera de la casa estaba impregnada de un aroma tentador, extranamente familiar y al mismo tiempo exotico, como si olfatearas una rosa y oliera a tarta de calabaza. Procedia de la cocina, de modo que guie a mi pequena tropa en aquella direccion.

—?Rita? —llame, y el estrepito de una sarten me contesto.

—No esta preparado todavia —contesto ella—. Es una sorpresa.

Como todos sabemos, las sorpresas suelen ser ominosas, a menos que sea tu cumpleanos, e incluso entonces no existen garantias. Pese a ello, entre con valentia en la cocina y descubri a Rita con un delantal, muy ocupada ante los fogones, con un mechon de pelo rubio que habia resbalado sobre su frente sin que se diera cuenta.

—?Me he metido en algun lio? —inquiri.

—?Que? No, por supuesto que no. ?Por que…? ?Maldita sea! —exclamo, al tiempo que se metia el dedo que se habia quemado en la boca, para luego revolver furiosamente el contenido de la sarten.

—Cody y Astor me han dicho que quieres enviarme a no se donde.

Rita dejo caer el cucharon y me miro con expresion alarmada.

—?Enviarte? Que tonteria, yo… ?Por que iba a…?

Se inclino para recoger el cucharon y volvio a remover.

—?No has dicho que me fuera a hacer caca? —le pregunte.

—Dexter —replico, con cierta tension en la voz—, estoy intentando prepararte un plato especial, y me estoy esforzando mucho para que salga bien. ?Podemos hablar mas tarde de esto?

Se abalanzo sobre la barra, agarro una taza para medir y volvio con la sarten.

—?Que estas cocinando?

—Ese plato te gusto mucho en Paris —respondio, con el ceno fruncido, mientras removia muy lentamente lo que habia en la taza de medir.

—Casi siempre me gusta la comida.

—Queria prepararte un estupendo plato frances —anuncio—. Coq au vin.

Lo dijo con su mejor Mal Acento Frances, caca van, y una bombilla muy pequena se encendio en mi cabeza.

—?Cacavan? —pregunte, y mire a Astor.

Ella asintio.

—Cacavan —dijo.

—?Maldita sea! —repitio Rita, y esta vez intento en vano meterse el codo quemado en la boca.

—Vamonos, ninos —entone con voz de Mary Poppins—. Os lo explicare fuera.

Atravesamos la casa, recorrimos el pasillo y salimos al patio trasero. Nos sentamos juntos en el escalon y ambos me miraron expectantes.

—Muy bien. Escuchad bien. Cacavan es un malentendido.

Astor sacudio la cabeza. Como lo sabia todo, un malentendido no era posible.

—Anthony nos dijo que en espanol es «irse a hacer caca» —sostuvo con seguridad.

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